Estos 3 hábitos son los culpables de que no tenga motivación para hacer ejercicio

A estas alturas, todos sabemos que el ejercicio es bueno para el cuerpo. Alivia el estrés, previene las enfermedades crónicas, mejora la memoria… ya sabes lo que hay que hacer. Pero cuando simplemente no puede con la idea de la actividad física, ¿qué debe hacer?

Sea o no activo físicamente, si su arrebato se ha quedado en el aire, puede que no tenga que ver con su auto-motivación – puede ser que sus malos hábitos actuales le estén frenando. Tómese un momento para comprobar que no se aferra a estos tres hábitos anti-ejercicio.

Se aferra a la misma rutina(s).

Claro, aferrarse a una rutina probada hace que las mañanas sean más productivas. Pero hacer los mismos entrenamientos una y otra vez es una receta para un festival de sueño.

Un estudio de la Universidad de Florida encontró que cambiar tus entrenamientos está vinculado a una mayor tasa de adherencia. Es más probable que continúe haciendo ejercicio, incluso si acaba de empezar un nuevo régimen de fitness. En definitiva, una cierta variación es la clave para mantener las cosas mentalmente interesantes y emocionantes. Además, el hábito de variar garantiza que todas las partes del cuerpo tengan el mismo tiempo de juego que se merecen. Y puede ayudar a prevenir lesiones al asegurar que algunos grupos musculares no se sobrecarguen. El Centro Médico de la Universidad de Maryland sugiere alternar niveles y tipos de dificultad a lo largo de la semana. Por ejemplo, haz yoga reconstituyente un día, Zumba el siguiente y trota el tercero. Aclara y repite. (Pero no se olvide de darse un día de descanso.)

No está bebiendo suficiente agua.

No abastecerse de H2O es una mala noticia, especialmente si está tratando de mantener el ejercicio regular. El agua constituye la mayor parte de la composición de su cuerpo, de hecho, ¡al menos un 60 por ciento! El agua es esencial para que nuestras células hagan su trabajo diario. Pero como nuestro cuerpo pierde agua de forma natural a través de la respiración, la sudoración y los frenos del baño, es vital beber constantemente la cantidad diaria recomendada de agua.

Según el European Journal of Clinical Nutrition, la deshidratación puede causar dolores de cabeza y fatiga crónica. La Clínica Mayo también menciona los mareos, el aturdimiento y la confusión como síntomas de deshidratación. El resultado es una energía nula incluso para recoger la ropa, por no hablar de los pies.

¿Y si te ejercitas en vacío? Su rendimiento durante el ejercicio caerá en picado. No tener suficiente agua significa que menos sangre fluirá a los músculos en movimiento y su presión arterial será un desastre. Esto hace que la experiencia sea incómodamente agotadora, lo que no es precisamente una motivación para ponerse en marcha la próxima vez.

¿Su mejor opción? Beba a sorbos durante todo el día, pero beba de 6 a 8 onzas de agua unos veinte minutos antes de hacer ejercicio. También hay muchas formas de engañarse a sí mismo para mantenerse hidratado mientras hace ejercicio. Evita las bebidas deportivas azucaradas, el café y las bebidas energéticas. Éstas sólo te provocarán un bajón de cafeína después del entrenamiento. En su lugar, opta por un simple H2O. Si no te gusta el agua simple, prueba con recetas de agua infusionada con frutas, hierbas y especias.

Te saltas el desayuno.

Cuando apenas tienes tiempo de cepillarte el pelo, hacer una comida por la mañana parece un inconveniente. Desgraciadamente, este hábito podría ser tu principal obstáculo para sudar.

El American Journal of Clinical Nutrition descubrió que desayunar cada mañana aumenta la actividad física. En otras palabras, ¡te da más energía! Piénsalo: tus niveles de glucosa disminuyen mientras duermes. Esto es el resultado del proceso natural del cuerpo de utilizar la glucosa para obtener energía. Por la mañana, te toca reponer esos niveles «en ayunas». Aquí es donde entra en juego un desayuno saludable.

Desayunar regularmente le proporciona una energía más constante a lo largo del día. Evita la fatiga, los dolores de cabeza y que tu motivación se desvanezca por el desagüe. Además, es menos probable que coma en exceso más tarde, algo que de otro modo puede provocar un bajón de energía.

Sin embargo, no es necesario comer una comida de tres platos a primera hora. Hazlo de forma ligera y sencilla. Si tienes poco tiempo, busca desayunos saludables que puedas preparar con antelación. En concreto, el American Journal of Clinical Nutrition sugiere centrarse en desayunos ricos en proteínas, como huevos duros, tostadas con mantequilla de cacahuete y requesón con fruta.

Sea realista con usted mismo. Empiece a abandonar estos hábitos poco a poco y con tiempo. Aumentará sus posibilidades de alcanzar sus objetivos de fitness y de llevar una vida saludable.

Crédito de la foto: Adobe Stock

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