La mayoría de las afecciones que causan dolor tienen un componente inflamatorio. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son un pilar para el tratamiento del dolor crónico, así como para el uso perioperatorio. Los AINE deben utilizarse por sus efectos centrales y periféricos tanto en perros como en gatos tras considerar los factores de riesgo. No hay indicios de que ninguno de los AINEs aprobados por los veterinarios esté asociado con una mayor o menor incidencia o prevalencia de acontecimientos adversos (EA).19 Los AINEs aprobados por los veterinarios caninos y felinos han demostrado tener perfiles de seguridad aceptables, lo que contrasta con los AINEs no aprobados como la aspirina, el ibuprofeno, el naproxeno y el meloxicam para uso humano.20-22 El uso a largo plazo de dosis bajas de meloxicam está aprobado en gatos en muchos países aparte de los EE.UU.
Los EA relacionados con el uso de AINEs en perros y gatos pueden minimizarse con un uso apropiado como se indica en la Figura 3. Aunque se desconoce la incidencia y prevalencia global de la toxicidad relacionada con los AINE, parece ser muy baja en relación con el número de dosis administradas.20
De los EA asociados a los AINE, la toxicidad gastrointestinal (GI) es la más común. Los signos clínicos GI asociados con la toxicidad de los AINEs en perros incluyen vómitos, diarrea e inapetencia.20,23-25 En los gatos, la inapetencia parece ser el EA más común. Aunque es poco probable, es posible que las erosiones y las úlceras sean silenciosas y se produzcan antes de cualquier signo clínico.23,26 Los estudios indican que los AINE que prescinden de la ciclooxigenasa (COX)-1 producen una menor frecuencia de lesiones GI, aunque los inhibidores más altamente selectivos de la COX-2 pueden en realidad producir más EA cuando el daño gástrico subyacente ya está presente. 19,27
Los principales factores de riesgo para las perforaciones GI asociadas a los AINEs son la dosificación incorrecta, el uso simultáneo con otros AINEs o corticosteroides, y el uso continuado a pesar de los signos GI o la anorexia.20,24< Los signos de toxicidad GI suelen aparecer en un plazo de 2-4 semanas, pero pueden ocurrir en cualquier momento durante la administración.28,29 Es fundamental que los veterinarios comuniquen los factores de riesgo de toxicidad de los AINEs a los propietarios de mascotas (por ejemplo, proporcionando información al cliente que describa los posibles efectos secundarios, incluyendo las circulares comerciales proporcionadas por los fabricantes de medicamentos e instrucciones sobre cuándo suspender la medicación y contactar con un veterinario). Este Grupo de Trabajo anima encarecidamente a la implementación de sistemas de práctica que garanticen la comunicación a los clientes de los EA apropiados y la información sobre los riesgos de cualquier medicamento prescrito, incluidos los AINE.
Otro efecto secundario importante asociado a los AINE es la nefrotoxicidad. Cuando se administran antes de la anestesia en perros sanos con una modesta hipotensión controlada, no se detectan efectos adversos sobre la función renal.30,31 Sin embargo, debido a que algunos perros en esos estudios sí desarrollaron cambios en los parámetros renales, la importancia de mantener un estado normotensivo durante la anestesia se considera primordial cuando se utilizan AINE preoperatorios. La administración preoperatoria en perros es superior en eficacia al uso postoperatorio, en consonancia con los resultados de múltiples estudios realizados en humanos.32 No se han realizado estudios similares en gatos sometidos a anestesia, pero un estudio felino no reveló ninguna alteración en la tasa de filtración glomerular medida por el aclaramiento de iohexol tras 5 días de meloxicam oral.27 Si no es posible el acceso intravenoso y no se puede conseguir la normotensión con certeza, el Grupo de Trabajo recomienda limitar el uso de AINEs a la administración postquirúrgica.
Se ha notificado necrosis hepatocelular idiosincrásica con varios AINEs pero sigue siendo extremadamente rara, sólo 1,4 casos/10.000 perros (0,052%), ocurriendo normalmente entre 2 y 4 semanas después de iniciar el tratamiento. Las enzimas hepáticas elevadas preexistentes no son un factor de riesgo.19 La necrosis hepatocelular idiosincrásica no es una verdadera toxicosis, sino más bien una reacción intrínseca y hereditaria a la molécula que se administra.20
Los AINEs altamente selectivos de la COX-2 han causado un retraso en la cicatrización ósea en modelos de conejos y roedores, y un estudio en perros demostró un retraso en la cicatrización de osteotomías tibiales experimentales tras el uso de AINEs a largo plazo.33 Este último estudio puede no ser un modelo clínicamente relevante, y otro estudio informó de que la cicatrización del tejido normal se restablece rápidamente una vez que se retira el AINE.34 Además, de 299 perros que recibieron deracoxib, carprofeno y firocoxib en el proceso de aprobación de la FDA, no se informó de ningún retraso en la cicatrización de la fractura ni de fracturas sin unión. Por último, no se han notificado discrasias hemorrágicas clínicamente significativas con el uso de AINE veterinarios.20