Inició su carrera militar tras conquistar Movarounnahr (actual Uzbekistán) a través de varias traiciones políticas y campañas militares. En alianza con otros gobernantes de la zona, pasó los siguientes diez años luchando para ganar territorio, apoyando al imperio de los Khanes contra los rusos y derrotando a muchos ejércitos grandes e imponentes.
Pero esto era sólo el principio. En 1383, Tamerlán comenzó a conquistar Persia, desafiando a varias dinastías rivales en un esfuerzo por preservar su imperio y expandir su territorio.
Después de asegurar la mayor parte de Persia oriental y derrotar a un importante rey mongol, Tokhtamysh, Tamerlán y su ejército ocuparon Moscú durante un año. Durante su tiempo de ausencia de Persia, estallaron importantes revueltas. Entonces las reprimió. Sabiendo que su territorio natal de Samarcanda estaba siendo manejado por sus fuerzas militares, Tamerlán atacó entonces la India. Cruzó el río Indo en 1398 y marchó con su ejército hasta Delhi, donde redujo gran parte de la ciudad, un hecho que causaría un gran revés a la región. Como resultado de esta conquista, abandonó el territorio con una inmensa cantidad de botín, utilizando 90 elefantes capturados para transportar el tesoro y las piedras de las canteras para erigir una mezquita en su tierra natal.
En 1399, Tamerlán organizó una nueva expedición militar para atacar al sultán de Egipto por violación del territorio y marchando hacia Siria, asaltó y saqueó la ciudad de Alepo. En 1401, su ejército ocupó la ciudad de Damasco. Ese mismo año asaltó Bagdad y masacró a 20.000 de sus ciudadanos, destruyendo todos sus edificios y monumentos importantes.
Timur y su ejército de 200.000 soldados viajaron a través de la nieve profunda y los ríos congelados hacia China, deteniéndose finalmente en lo que ahora es Kazajistán para descansar. Timur se resfrió y murió en el viaje. El viaje a China se detuvo y su cuerpo fue llevado a casa, a Samarcanda, donde fue enterrado bajo la cúpula del mausoleo de Gur Amir en un ataúd de acero bajo una losa de jade negro de dos metros de largo. En la lápida estaba inscrito: «Este es el lugar de descanso del ilustre y misericordioso monarca, el más grande sultán, el más poderoso guerrero, el Señor Timur, Conquistador del Mundo.»