Kurt Lewin dijo que no hay nada tan práctico como una buena teoría. Las teorías psicológicas son valiosas para guiar la práctica en la educación, la salud mental, los negocios y otros dominios. Proporcionan respuestas a preguntas intrínsecamente interesantes relativas a muchos tipos de pensamiento, como la percepción, la emoción, el aprendizaje y la resolución de problemas.
Un artículo reciente de Kurt Gray ofrece ayudar a los psicólogos a desarrollar mejores teorías mediante mapas teóricos que muestran asociaciones entre diferentes factores. Por ejemplo, el mapa de la teoría para el juicio moral identifica una asociación positiva entre el sentimiento de empatía y el hecho de ver a un paciente vulnerable, y una asociación negativa entre el sentimiento de empatía y la regulación de las emociones.
Tales asociaciones pueden ser empíricamente válidas, pero las asociaciones no proporcionan la información causal que sirve para explicar por qué la gente hace lo que hace, y que guía las intervenciones en el mundo para hacer frente a los problemas prácticos. Los mapas de asociación no llegan a ser teorías explicativas.
¿Entonces qué es una teoría psicológica? En física, las teorías suelen ser conjuntos de ecuaciones matemáticas que identifican factores causales. Por ejemplo, la teoría del movimiento planetario de Newton establece ecuaciones para caracterizar cómo fuerzas como la gravedad hacen que los planetas se muevan. La psicología es demasiado desordenada para admitir teorías de este tipo.
Mejores modelos metodológicos provienen de la biología y la medicina. Las teorías en biología suelen consistir en descripciones de mecanismos, que son combinaciones de partes conectadas cuyas interacciones producen cambios regulares. Por ejemplo, en genética, las partes son células, genes, proteínas y otras entidades que interactúan para producir la herencia y la selección. Las teorías médicas tienen como objetivo explicar y tratar las enfermedades y suelen operar indicando cómo los mecanismos que son útiles para el funcionamiento corporal pueden romperse, por ejemplo cuando las arterias se bloquean durante un ataque al corazón.
De forma análoga, podemos buscar explicaciones mecanicistas en la psicología a dos niveles: representacional y neural. Desde la revolución cognitiva de los años 50 y 60, la psicología ha empleado explicaciones en términos de representaciones mentales como conceptos, esquemas y reglas. Estas son las partes de los sistemas mentales que interactúan entre sí a través de procesos computacionales como la inferencia y la activación de la propagación. Las operaciones de estos mecanismos psicológicos se han detallado con suficiente precisión como para realizar simulaciones informáticas en arquitecturas cognitivas como ACT y Soar.
Una arquitectura cognitiva es una propuesta general sobre las representaciones y procesos que producen el pensamiento. Una buena estrategia para los psicólogos que quieren teorizar sobre su trabajo empírico es tratar de mostrar cómo los fenómenos pueden ser explicados causalmente por las operaciones de una arquitectura cognitiva. Pero no todas las arquitecturas cognitivas invocan el pensamiento simbólico y verbal.
Desde la década de 1980, la psicología ha desarrollado cada vez más explicaciones en términos de mecanismos neuronales, donde las partes son neuronas, las conexiones son sinapsis, y las interacciones incluyen la excitación y la inhibición que conducen a patrones de disparo neuronal. Las arquitecturas cognitivas de redes neuronales más destacadas son PDP (procesamiento distribuido en paralelo), Leabra y CLARION. Por lo tanto, una estrategia alternativa para la teorización psicológica es mostrar que los fenómenos son el resultado de mecanismos neuronales.
Mi arquitectura cognitiva favorita es la arquitectura de punteros semánticos de Chris Eliasmith, que combina ricos mecanismos neuronales con la capacidad de modelar representaciones de alto nivel, como los conceptos, e inferencias simbólicas, como la deducción. Tiene muchas aplicaciones explicativas, que van desde el control motor hasta la conciencia.
Todas estas arquitecturas cognitivas son auténticas teorías en el sentido de que proporcionan descripciones de mecanismos que explican causalmente una amplia gama de fenómenos. Estos mecanismos dicen por qué suceden las cosas y proporcionan orientación sobre cómo intervenir en el mundo para obtener beneficios prácticos. Por lo tanto, son más eficaces tanto desde el punto de vista teórico como práctico que los conjuntos de asociaciones. La psicología necesita, en efecto, mejores teorías, pero éstas deberían ser las que especifican los mecanismos causales.