Los dragones aparecen en la mitología de muchas culturas antiguas, pero en ningún otro lugar del mundo era una criatura tan venerada como en China. Allí, en marcado contraste con otras mitologías del mundo, el dragón se veía casi siempre bajo una luz positiva y se asociaba particularmente con las lluvias y las fuentes de agua que dan vida. Considerado el signo más auspicioso del año, llevado en las túnicas de los emperadores, representado en los materiales más preciados, desde las joyas de oro hasta las estatuillas de jade, y con innumerables referencias en la literatura y las artes escénicas, el dragón estaba en todas partes en la antigua China y sigue siendo tan importante en la psique china como siempre.
Orígenes &Atributos físicos
El dragón, una de las primeras criaturas que aparecen en los cuentos y leyendas de la antigua China, suele representarse como una bestia gigante y ágil que habita en las fuentes de agua o en las nubes. El dragón chino es extraordinariamente poderoso y, cuando vuela, suele ir acompañado de rayos y truenos. Se desconoce cuándo, quién y en qué realidad se inventó el dragón, aunque algunos historiadores sugieren un vínculo con el arco iris y una «serpiente del cielo» que se ve después de las lluvias o en las cascadas. Se han encontrado dragones de jade tallados en yacimientos de la cultura de Hongshan, que pueden datarse entre el 4500 y el 3000 a.C., mucho antes de que aparecieran registros escritos de la criatura. El historiador R. Dawson da la siguiente descripción de los atributos físicos del dragón chino:
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Como jefe de los animales se suponía que el dragón estaba compuesto por rasgos destacados de otros animales. La descripción tradicional le da los cuernos de un ciervo, la frente de un camello, los ojos de un demonio, el cuello de una serpiente, el vientre de un monstruo marino, las escamas de una carpa, las garras de un águila, las almohadillas de un tigre y las orejas de un buey. (231)
Descripciones alternativas dan atributos similares pero a veces con el cuerpo de una serpiente, los ojos de un conejo, el vientre de una rana y la cornamenta de un ciervo. Otras cualidades del dragón eran que podía cambiar de forma y tamaño a voluntad y desaparecer o reaparecer donde quisiera.
El erudito chino Wen Yiduo sugirió que esta fantástica colección de partes bestiales se basaba en realidad en la unión política de varias tribus diferentes, cada una con un animal diferente como tótem. El dragón era, por tanto, una representación simbólica de la asimilación de estas tribus en una sola nación. Una hipótesis interesante, pero que no explica la aparición de los dragones mucho antes de que existieran tales asociaciones políticas en las primeras comunidades chinas.
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Poderes &Asociaciones
A pesar del temible aspecto del dragón, éste no solía ser visto como el monstruo malintencionado que habita en los mitos de otras culturas del mundo en las que suele ser asesinado por una valiente figura heroica. De hecho, en China, el dragón era y es considerado una criatura justa y benévola. Por esta razón se asoció con el gobierno y especialmente con los emperadores de China que, en su calidad de titulares del Mandato del Cielo y como representante de Dios en la tierra, deben gobernar siempre de manera justa e imparcial para el bien de todos sus súbditos.
Otra razón por la que los gobernantes debían emular a los dragones es que la criatura era considerada uno de los cuatro animales más inteligentes (junto con el fénix, el unicornio y la tortuga). Un famoso mito cuenta que un dragón ayudó activamente a un gobernante, Yu el Grande (c. 2070 a.C.), el legendario fundador de la dinastía Xia, que fue ayudado por un dragón (o en realidad era un dragón) y una tortuga para gestionar las aguas de las inundaciones que estaban devastando su reino y así controlarlas en un mejor sistema de riego.
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La población, en general, consideraba al dragón como un símbolo de suerte y portador de riqueza. Además, los antiguos agricultores pensaban que los dragones traían las tan necesarias lluvias y agua para ayudar a sus cultivos. También se creía que los dragones eran responsables de los fuertes vientos, las tormentas de granizo, los truenos, los relámpagos y los tornados; estos últimos se conocen todavía hoy como «torbellino del dragón» o long juan feng. También es interesante observar que muchas de las primeras representaciones de dragones en jade son circulares.
En las comunidades rurales, había una danza del dragón para inducir la generosidad de la criatura a la hora de dispensar la lluvia y una procesión en la que se llevaba una gran figura de un dragón hecha de papel o tela extendida sobre un marco de madera. También se hacían pequeños dragones de cerámica o se llevaban estandartes con la representación de un dragón y oraciones escritas pidiendo lluvia. Los asistentes seguían la procesión llevando cubos de agua y, con ramas de sauce, salpicaban a los espectadores y gritaban «¡Aquí viene la lluvia!». Cuando parecía que la sequía era inminente, otro llamamiento a la lluvia consistía en hacer dibujos de dragones que se colgaban en el exterior de las casas.
Las procesiones danzantes tenían también otro propósito práctico, que era alejar las enfermedades y dolencias, especialmente en tiempos de epidemias. La danza del dragón pasó a formar parte de los festivales rurales y se asoció estrechamente con las celebraciones del Año Nuevo chino. El vínculo entre los dragones y la lluvia, la danza y la curación puede derivar del chamanismo, comúnmente practicado en la antigua China.
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En los cuentos populares, había una raza de dragones liderada por su rey-dragón Lung-Wang. Con cuerpos escamosos, cuatro patas y cuernos, podían tomar forma humana y raptar a las jóvenes. Son similares a los nagas, las criaturas con forma de serpiente del folclore hindú que protegen las fuentes de agua. En el arte chino, estos dragones a menudo poseen una magnífica perla cuyo brillo iridiscente recuerda a un arco iris y que puede representar la idea de un tesoro relacionado con ese fenómeno.
Otra creencia tradicional era que los Cuatro Mares del mundo (para los antiguos chinos había cuatro y no siete) estaban presididos cada uno por un rey dragón. Sus nombres son Ao Kuang (que gobierna el Este), Ao K’in (Sur), Ao Jun (Oeste) y Ao Shun (Norte). Ao Kuang es el líder, pero los cuatro deben someterse a la voluntad del Emperador de Jade, al que rinden homenaje en el tercer mes del año, el de las lluvias más intensas. Además de estas figuras más señoriales, los lugareños solían creer que cualquier fuente de agua cercana era el hogar de un dragón. La antigua conexión entre los dragones y los ríos queda atestiguada por el hecho de que más de 40 ríos chinos llevan la palabra dragón en su nombre.
El dragón llegó a tener cierto significado también en algunas de las religiones chinas más formales. En las pinturas del budismo chan, un dragón que aparecía detrás de las nubes era un símbolo de la verdad y de las dificultades para verla con claridad. Para los taoístas, el dragón era aún más importante y representaba la fuerza central omnipresente conocida como el «Camino Central» o Tao. Los cuatro reyes dragones de los Cuatro Mares también fueron adoptados por los taoístas. Por último, el dragón es el quinto signo del zodiaco chino o shengxiao y se asocia con uno de los 12 años del ciclo del calendario, siendo el más reciente «año del dragón» el comprendido entre enero de 2012 y febrero de 2013.
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Trajes de dragón
Como hemos visto, el dragón y el emperador chino formaban una pareja perfecta: la criatura suprema de la mitología y la persona más importante del reino, el Hijo del Cielo, nada menos. De hecho, para muchos, el emperador era en realidad una encarnación del dragón supremo que traía la lluvia. El emperador, por tanto, para enfatizar esta asociación auspiciosa, vestía ropas de seda con motivos de dragones exquisitamente bordados, se sentaba en un trono con dragones tallados y tenía su palacio adornado con decoraciones arquitectónicas que mostraban dragones. El dragón asociado al emperador siempre tenía cinco garras para distinguirlo de otros dragones menores que sólo tenían cuatro garras.
Las llamadas túnicas de dragón del emperador, o longpao, variaban según la dinastía. Los emperadores de Qin tenían uno de los atuendos más impresionantes, con una sobrecapa de cuerpo entero que se abrochaba en el costado y que estaba blasonada con nueve dragones de cinco garras flotando sobre las nubes, las rocas y el mar, que simbolizaban los tres elementos del universo. Las esposas del emperador y ciertos funcionarios privilegiados y de alto rango de la corte, así como sus propias esposas, también podían llevar dragones, pero el tamaño, los colores y el corte de estas túnicas estaban estrictamente controlados en una intrincada jerarquía de convenciones sociales. Ocasionalmente, a los dignatarios y embajadores de estados extranjeros se les permitía el honor de llevar túnicas de dragón durante su visita oficial a la corte.
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Los dragones en el arte chino
Como se ha mencionado anteriormente, los dragones eran un tema popular en algunas pinturas religiosas, pero eran una imagen demasiado llamativa para que los artistas más seculares se resistieran. Los dragones aparecían en piezas de joyería, se tallaban en jade, se pintaban en porcelana fina, se tallaban e incrustaban en lacas, se tallaban en piedra para decorar jardines, se grababan en armas y armaduras, y se representaban en pinturas y tapices. Los dragones se utilizaban en las cenefas decorativas de la cerámica y el bronce, y se estilizaban cada vez más hasta dejar de ser reconocibles como la criatura que los inspiró originalmente.
La representación más antigua que se conoce de un dragón es una representación estilizada en forma de C tallada en jade. Encontrada en el este de Mongolia Interior, perteneció a la cultura Hongshan, que prosperó entre el 4.500 y el 3.000 a.C. Al igual que el dragón sigue siendo un tema popular en el arte chino, la figura de Hongshan, aunque fue la primera, sigue siendo probablemente la más conocida, ya que se utiliza hoy en día en todo, desde los logotipos de las empresas hasta los carteles de bienvenida a los visitantes en el aeropuerto internacional de Pekín.
El Festival del Barco del Dragón
El Longzhou jie o Festival del Barco del Dragón se celebraba originalmente en honor del poeta y estadista Qu Yuan (c. 340-278 a.C.). El ministro de Estado de Chu había puesto fin a su vida saltando al río Miluo, lo que constituyó su dramática respuesta a ser exiliado tras un ataque calumnioso contra su carácter por parte de un político rival. Se lanzaron barcos para buscar su cuerpo, pero sin éxito, por lo que sus partidarios arrojaron a las aguas albóndigas de arroz (zongzi) en su memoria. Para conmemorar la tragedia, cada año se celebraba una carrera de barcos en el río, una práctica que se extendió a otros ríos de China y que pronto asumió la función más amplia de aplacar al dragón que traía la lluvia. Por ello, los barcos suelen tener una cabeza de dragón en la proa y una alta cola de dragón en la popa. En la actualidad, la carrera es una parte muy colorida del Festival Duanwu y suele celebrarse el quinto día del quinto mes lunar.