Cuándo preocuparse por el lunar de un niño

Así como debemos preocuparnos por nuestros propios lunares nuevos y cambiantes, debemos preocuparnos por los lunares de nuestros hijos. La Dra. Sarah Campbell, dermatóloga certificada de Forefront Dermatology, señala: «En general, los lunares de los niños no son motivo de preocupación, pero, aunque es raro, el melanoma puede aparecer en los niños. Por suerte, si se detecta a tiempo, el cáncer de piel es muy tratable».

Según la Dra. Campbell, cuando los dermatólogos enseñan a los pacientes a examinar su propia piel y la de sus hijos, les enseñan a buscar el ABCDE.

Asimetría
Las lesiones de melanoma suelen tener una forma irregular o no simétrica. Un lunar no canceroso suele tener una forma simétrica. Si se trazara una línea por el centro de un lunar, las dos mitades deberían coincidir aproximadamente.

Borde
Típicamente un lunar no canceroso tendrá bordes suaves y uniformes. Las lesiones de melanoma suelen tener bordes irregulares que son difíciles de definir.

Color
Un lunar no canceroso suele tener un solo tono de marrón o bronceado. Si hay presencia de más de un color, o una distribución desigual del color esto puede ser un signo de advertencia de melanoma. El melanoma puede presentarse en una variedad de colores, como el marrón, el negro, el rojo, el azul o el morado. Estas manchas pueden ser planas o elevadas y pueden sangrar fácilmente. El cáncer de piel no melanoma, también conocido como carcinoma de células basales y escamosas, suele aparecer como protuberancias pequeñas, nacaradas o pálidas o como manchas rojas oscuras que pueden ser elevadas, planas o de textura escamosa.

Diámetro
Los lunares no cancerosos suelen ser más pequeños que los malignos. Si su diámetro es mayor que la goma de un lápiz, puede ser un signo de que está creciendo o cambiando. Los lunares más grandes que han permanecido estables durante un largo periodo de tiempo no suelen ser motivo de preocupación; aunque se recomienda una observación continuada.

Evolución
La evolución de un lunar es el factor más importante a tener en cuenta cuando se realiza una autocomprobación de la piel. Por eso son tan importantes las revisiones mensuales. Si conoces lo que es normal, podrás saber fácilmente si ha crecido, o evolucionado, con el paso del tiempo.

También es importante tener en cuenta que el número de lunares que tiene tu hijo aumenta su riesgo de desarrollar cáncer de piel. «Es normal que a un niño o a un adolescente le salga un lunar nuevo», añade el doctor Campbell. «Cuando son adultos, es habitual que tengan menos de 20 lunares. Si su hijo ya tiene más de 50 lunares, debería someterse a revisiones anuales de cáncer de piel por parte de un dermatólogo.» Según la Academia Americana de Dermatología, algunos niños que tienen una cantidad importante de lunares contraen melanoma a una edad temprana. Un estudio australiano descubrió que más de la mitad de los pacientes de 15 a 19 años con melanoma tenían al menos 100 lunares.

Revisar no sólo sus lunares sino también los de su hijo puede crear un hábito para toda la vida en su hijo. Este hábito enseñará a su hijo la importancia de reconocer los cambios en los lunares y por qué es importante buscar la ayuda de un médico si algo no parece estar bien.

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