Cirugía para el cáncer de próstata

Postatectomía radical

La extirpación de toda la glándula prostática mediante cirugía, conocida como prostatectomía radical, es una opción habitual para los hombres cuyo cáncer no se ha extendido. En el caso de los hombres con enfermedad avanzada o recurrente, se puede optar por otros procedimientos quirúrgicos, como la extirpación de los ganglios linfáticos, que son puntos de aterrizaje iniciales para la propagación del cáncer de próstata.

La prostatectomía radical abierta es la forma clásica de extirpar quirúrgicamente la próstata. En este procedimiento, el cirujano realiza una incisión en la parte inferior del abdomen para extirpar la próstata. La próstata también puede extirparse a través del perineo, la zona entre el escroto y el ano, aunque esta técnica es poco frecuente.

En los últimos 10 años, la prostatectomía radical laparoscópica (asistida por robot) se ha hecho muy popular. Este método requiere la realización de pequeñas incisiones en el abdomen. A continuación, se introducen los brazos de un robot quirúrgico en las incisiones. Con una interfaz robótica, el cirujano controla los brazos del robot, que a su vez controlan las cámaras y los instrumentos quirúrgicos. Algunos estudios sugieren un periodo de recuperación más corto con la robótica en comparación con la prostatectomía abierta.

¿Desea saber más? Lea «¿Qué procedimiento es mejor: la prostatectomía robótica o la abierta?»

Independientemente de que se elija la cirugía abierta o laparoscópica, se trata de una operación de gran envergadura, con un importante proceso de curación. Tras una estancia de una a dos noches en el hospital, los pacientes suelen volver a casa con algún tipo de sonda para ayudar a drenar la orina durante 7 a 14 días. En las primeras semanas o meses después de la operación, es normal que haya incontinencia o pérdidas de orina, y los pacientes tendrán que llevar pañales para adultos o compresas; esto suele mejorar durante el primer año después de la operación. La calistenia, el levantamiento de pesas, el golf y muchas actividades físicas están prohibidas durante los dos primeros meses después de la intervención, ya que los músculos abdominales y la uretra se recuperan de la cirugía. La fisioterapia, incluidos los ejercicios de Kegel, puede fortalecer los músculos del suelo pélvico y ayudar a algunos pacientes que tienen incontinencia persistente. Hable con su urólogo sobre cómo puede aumentar su tolerancia al ejercicio caminando distancias cada vez mayores en el transcurso de su recuperación.

Hay otras 2 terapias que pueden administrarse junto con la cirugía, en función de su informe patológico después de la cirugía:

• La radioterapia se recomienda en algunos hombres con cáncer de próstata de alto riesgo que tienen un cáncer que ha penetrado a través de la cápsula prostática (capa de tejido conectivo alrededor de la próstata) y/o que tienen márgenes positivos después de la cirugía. Las investigaciones han demostrado que las tasas de recidiva disminuyen aproximadamente en un 50% en los hombres con un margen positivo o enfermedad T3 si se administra la radiación después de la cirugía. Debe comentar con su médico los riesgos y beneficios de la radioterapia. Otra estrategia es utilizar la radiación sólo si los niveles de PSA aumentan; esto se conoce como radiación de rescate. Se han desarrollado pruebas genómicas (p. ej., Decipher, GenomeDx) que pueden ayudarles a usted y a su médico a decidir si usted se beneficiaría de la radioterapia adyuvante en lugar de esperar a ver si el PSA aumenta
• La terapia hormonal puede recomendarse para los hombres que tienen cáncer en los ganglios linfáticos en el momento de la cirugía; para estos hombres, la terapia hormonal después de la cirugía ha demostrado que ayuda a los pacientes a vivir más tiempo. Sin embargo, múltiples ensayos clínicos no han demostrado un beneficio significativo del uso de la terapia hormonal antes de la cirugía.

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