La gente suele preguntar: Tim, ¿por qué has tenido tantos hijos?». A lo que sólo puedo responder: «No tengo ni idea». Sin embargo, después de considerarlo más detenidamente, se me han ocurrido algunas razones/razonamientos. Si estás pensando en tener hijos, pero no te atreves, esta lista puede ayudarte.
Nueva vida social
Cuando llegas a la edad de pensar en una posible paternidad, que, de media, es un poco más allá de los 30 años, te cansas de muchos de tus amigos. A muchos de ellos los conoces desde el colegio o la universidad y llevas años hartándote de ellos. Yo conocí a la mayoría de los amigos que tengo ahora en la puerta del colegio, o cuando acompañaba a alguno de mis hijos a las fiestas de pijamas. Poco a poco, puedes ir apartando a los viejos amigos que han empezado a aburrirte porque ahora tú les devuelves el aburrimiento sobre la dificultad de encontrar plazas de guardería y ellos van a correr un kilómetro.
Algo de lo que hablar con tu pareja
Al igual que con los amigos, también con las parejas. Esos primeros años riéndose en la cama, y a veces incluso teniendo sexo allí, están perdiendo su encanto. El rompecabezas sobre el sentido de la vida y la reacción adecuada a una obra de arte contemporánea es menos excitante que antes. Empiezas a darte cuenta de que eres mediocre y aburrido como todo el mundo. Tener hijos significa que puedes dejar de intentar ser Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre y dedicarte al verdadero sentido de la vida: limpiar los excrementos de los niños. Como dijo el inmortal PJ O’Rourke: «No intentes venir como Jean-Paul Belmondo/Aspira en cambio a dos niños y un condominio»
Laughter
Se habla mucho de cómo los niños te dan alguien a quien amar y cómo ofrecen un sentido de propósito. Lo que no se menciona tan a menudo es que son muy divertidos. Si intentara explicar cómo son divertidos y las innumerables maneras en que me han hecho reír a lo largo de los años, las historias sonarían patéticas. De todos modos, no puedo resistirme. Esta es una de las que se me ocurren. Estaba paseando por el parque y vi un conejo. Le dije a mi hijo de siete años, de una manera ciertamente condescendiente: «Mira, cariño, hay un conejo».
Sacudió la cabeza con desesperación y respondió: «Papá, no soy un bebé. No lo llames conejito».
Ella miró con desaprobación y luego soltó: «Es un conejito.»
Tenías que estar ahí. Pero créeme, multiplicé mi tasa de risa 10 veces más que cuando no tenía hijos.
Dejas de pensar en tirarte debajo de un autobús
Antes de tener hijos, es bastante probable que tengas varias crisis filosóficas sobre la vida, la muerte y el sinsentido. ¿Vale la pena? «Sólo hay una cuestión filosófica realmente seria, y es el suicidio», decía Camus. Sin embargo, después de los niños te das cuenta de que hay otras preguntas: si los Beany Babies tienen alma y si hay hadas en el fondo del jardín, ¿cómo pueden soportar el olor del compostador? Este tipo de preguntas, que serán incesantes, no suelen dejar lugar a pensamientos de autoaniquilación.
Belleza
Los niños no sólo son divertidos, sino que son hermosos. Incluso los feos son considerados bellos por sus padres. El simple hecho de rodearse de criaturas tan agradables a la vista hace que cada día sea una delicia estética.
Así que adelante: hazlo. Ten algunos niños. No voy a decir que nunca te arrepentirás. De hecho, probablemente te arrepentirás con frecuencia. Pero es una experiencia increíble, y si consideras que quieres ser valiente y aventurero, no te vayas en canoa por el Orinoco, tira los condones y empieza a pintar la habitación de invitados con unicornios.
– Sigue a Tim en Twitter @timlottwriter
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