Warnaby destacó que la anestesia es muy segura, pero se sabe poco sobre su funcionamiento en el cerebro. En pacientes con problemas de salud graves, un exceso de anestesia puede afectar negativamente a su corazón o sus pulmones. Los pacientes de edad avanzada pueden experimentar una confusión grave tras una operación si se les administra demasiada anestesia.
«Creemos que esto tiene un gran potencial para convertirse en un marcador individualizado para administrar anestesia durante la cirugía», dijo Warnaby. «Si podemos demostrar además que esta saturación se relaciona con el punto en el que las personas pierden la conciencia del mundo exterior, podría cambiar la forma en que se administran los anestésicos en todo el mundo. Los anestesistas podrían administrar anestésicos para alcanzar este nivel de saturación y saber que están dando a cada individuo la cantidad justa del fármaco.»
La investigación también podría ayudar a resolver otros enigmas del cerebro, añadió Warnaby. «Nuestros hallazgos podrían tener implicaciones para todo tipo de estados alterados y trastornos de la conciencia, como el síndrome de enclaustramiento o el estado vegetativo persistente».
Tanto en la investigación de Oxford como en la de Estados Unidos, los científicos experimentaron con el anestésico común, el propofol.
Existen monitores de EEG para evaluar la profundidad de la anestesia, aunque no hay muchas pruebas de que estos métodos sean mejores que la monitorización tradicional a la hora de reducir la conciencia durante la cirugía, dijo Warnaby.
El siguiente paso es realizar más experimentos para recrear un entorno quirúrgico. Los investigadores observarán cómo otros fármacos utilizados durante la cirugía -como los analgésicos- afectan a las ondas lentas durante la anestesia.
«Dependiendo de la operación, los anestesistas tienen que administrar fármacos que bloquean la función muscular, ‘fármacos paralizantes'», dijo Mhuircheartaigh. «Si se administran fármacos anestésicos inadecuados mientras el paciente no puede moverse para hacernos saber que está despierto, puede producirse la toma de conciencia».
Al igual que Warnaby, Mhuircheartaigh destacó la rareza de estos casos, especialmente en personas sanas. «Sin embargo, raro no es suficiente», dijo a Healthline. «Esperamos que al observar este proceso clave en el cerebro podamos estar seguros de que el paciente no puede percibir ninguna cirugía».