La Teoría de los roles propuso que el comportamiento humano está guiado por las expectativas que tienen tanto el individuo como las demás personas. Las expectativas se corresponden con los diferentes roles que los individuos desempeñan o promulgan en su vida diaria, como el de secretario, padre o amigo. Por ejemplo, la mayoría de las personas tienen nociones preconcebidas de las expectativas del papel de una secretaria, que pueden incluir: contestar al teléfono, concertar y gestionar citas, archivar papeles y escribir notas. Estas expectativas de rol no se esperarían de un jugador de fútbol profesional…
Las personas suelen tener y gestionar muchos roles. Los roles consisten en un conjunto de reglas o normas que funcionan como planes o planos para guiar el comportamiento. Los roles especifican qué objetivos deben perseguirse, qué tareas deben realizarse y qué actuaciones se requieren en un escenario o situación determinada. La teoría de los roles sostiene que una proporción sustancial del comportamiento social cotidiano observable consiste simplemente en que las personas desempeñan sus roles, de forma parecida a como los actores desempeñan sus papeles en el escenario o los jugadores de béisbol los suyos en el campo. La teoría de los roles es, de hecho, predictiva. Implica que si tenemos información sobre las expectativas de los roles para una posición específica (por ejemplo, hermana, bombero, trabajador sexual), se puede predecir una parte importante del comportamiento de las personas que ocupan esa posición.
Es más, la teoría de los roles también sostiene que para cambiar el comportamiento es necesario cambiar los roles; los roles se corresponden con los comportamientos y viceversa. Además de influir fuertemente en el comportamiento, los roles influyen en las creencias y actitudes; los individuos cambiarán sus creencias y actitudes para que se correspondan con sus roles. Por ejemplo, una persona a la que se le ha pasado por alto un ascenso a un puesto directivo en una empresa puede cambiar sus creencias sobre los beneficios de la dirección convenciéndose de que no quería la responsabilidad adicional que habría acompañado al puesto.
Muchos teóricos de los roles consideran que la Teoría de los Roles es una de las teorías más convincentes que tienden un puente entre el comportamiento individual y la estructura social. Los roles, que en parte están dictados por la estructura social y en parte por las interacciones sociales (véanse los dos enfoques que se exponen a continuación), guían el comportamiento del individuo. El individuo, a su vez, influye en las normas, expectativas y comportamientos asociados a los roles. El entendimiento es recíproco y didáctico.
Perspectiva estructural-funcionalEditar
El enfoque funcionalista ve un rol como el conjunto de expectativas que la sociedad deposita en un individuo. Por consenso tácito, ciertos comportamientos se consideran apropiados y otros inapropiados. Por ejemplo, es apropiado que un médico se vista de forma bastante conservadora, haga una serie de preguntas personales sobre la salud de la persona, la toque de formas que normalmente estarían prohibidas, escriba recetas y muestre más preocupación por el bienestar personal de sus clientes. Los electricistas o los comerciantes también pueden mostrar preocupación por el bienestar de sus clientes, pero si empiezan a tocar a sus clientes, especialmente donde los médicos tienen permitido tocar, se meterán en problemas; se habrán salido de las normas asociadas a sus funciones.
En la concepción funcionalista, el rol es una de las formas importantes en que se regula socialmente la actividad individual: los roles crean patrones regulares de comportamiento y, por lo tanto, una medida de previsibilidad, que no sólo permite a los individuos funcionar eficazmente porque saben qué esperar de los demás, sino que también hace posible que el sociólogo haga generalizaciones sobre la sociedad. En conjunto, un grupo de roles entrelazados crea una institución social: la institución de la ley, por ejemplo, puede verse como la combinación de muchos roles, entre ellos: agente de policía, juez, delincuente y víctima.
Los roles, en la perspectiva funcionalista, son relativamente inflexibles y están más o menos acordados universalmente. Aunque se reconoce que los distintos roles interactúan (profesor y alumno), y que los roles suelen definirse en relación con otros roles (médico y paciente o madre e hijo), el enfoque funcionalista tiene grandes dificultades para dar cuenta de la variabilidad y la flexibilidad de los roles y le resulta difícil dar cuenta de las enormes diferencias en la forma en que los individuos conciben los distintos roles. Llevado al extremo, el enfoque funcionalista hace que el papel se convierta en un conjunto de expectativas estáticas y semiglobales establecidas por una sociedad unificada y amorfa. La distinción entre rol y norma (o cultura) se vuelve así estéril.
El enfoque funcionalista ha sido criticado por su comprensión estática de los roles. Aun así, sigue siendo un concepto fundamental que se sigue enseñando en la mayoría de los cursos introductorios y se sigue considerando importante.
Interesantemente, esta concepción ha pasado del discurso académico al uso popular. Se ha convertido en un lugar común hablar de determinados roles como si fueran realmente fijos, consensuados por todos e incontrovertibles (por ejemplo, el rol del profesor o el de los padres). Este uso cotidiano casi siempre emplea el rol de forma normativa, para dar a entender que ese es el comportamiento adecuado para un profesor o un padre, o incluso para toda una institución.
Perspectiva interaccionistaEditar
La definición interaccionista de rol es más fluida y sutil que la perspectiva funcionalista. Un rol, en esta concepción, no es fijo o prescrito sino algo que se negocia constantemente entre los individuos.
Una de las formas en que Mead explicó la idea de los roles fue utilizando un modelo de desarrollo para niños. Según Mead, los niños adoptan roles en el desarrollo del yo. Al hacerlo, pasan por tres etapas:
- etapa preparatoria – imitación sin sentido por parte del infante; asume roles pero no entiende lo que son
- etapa de juego – se produce el juego real de roles; pero no hay una concepción unificada del yo
- etapa de juego – etapa de finalización del yo; el niño se encuentra a sí mismo; debe responder a roles simultáneos; el individuo puede actuar con cierta coherencia en una variedad de situaciones porque actúa de acuerdo con un conjunto generalizado de expectativas y definiciones que ha interiorizado
Los adultos, por supuesto, están más allá de la etapa de juego, pero continúan adoptando roles y adaptándolos a través de las interacciones interpersonales. Esto se puede ver más fácilmente en los encuentros en los que hay una ambigüedad considerable. Por ejemplo, supongamos que la persona X tiene un amigo que también es abogado; lo llamaremos Y. Si X se dirige a Y como amigo, pero luego le pide consejo legal, esto obliga a Y a cambiar los papeles por completo o a fusionarlos temporalmente. Hasta que Y decida su curso de acción, existirá una ambigüedad de roles.
» Una persona debe ser fuerte física, social y espiritualmente».
Enfoques adicionalesEditar
- estructural – se presta poca atención a las normas; la atención se centra en las estructuras sociales concebidas como organizaciones estables de conjuntos de personas (denominadas posiciones o estatus sociales) que comparten los mismos comportamientos pautados (roles)
- organización – se centra en los sistemas sociales que están preplanificados, orientados a las tareas y jerarquizados; se supone que los roles en dichas organizaciones están asociados a posiciones sociales identificadas y que son generados por expectativas normativas
- teoría cognitiva de los roles – se centra en las relaciones entre las expectativas de los roles y el comportamiento
(de Biddle 1986)