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Familia tarascaPurepecha


© Sue Sill

La lengua purépecha, antes conocida como tarasca, es un aislado lingüístico que ni siquiera está vinculado provisionalmente con ninguna otra lengua. Se habla en el estado de Michoacán, cerca del lago de Pátzcuaro y del volcán Paricutín.

Hay dos variedades principales (la de la zona lacustre frente a la de la meseta volcánica) y quizá una docena de variedades menores. Los hablantes pueden identificarse fácilmente por su habla en cuanto a su región, e incluso su pueblo natal. Los hablantes se enorgullecen de mantener su variedad local aunque se hayan trasladado a otra parte de la región.

El orden de las palabras del purépecha es, por lo general, Sujeto-Objeto-Verbo. Son comunes las palabras largas que contienen muchos sufijos e incluso más de una raíz. Las vocales que caen al final de las palabras suelen ser sordas o se omiten por completo.

Los purépechas tienen su propia bandera, que consiste en cuadros rosas, azules, verdes y amarillos con un puño cerrado y flechas en el centro, que representan la unidad de la región purépecha. Varios periódicos publican secciones en la lengua, y al menos una publicación periódica es predominantemente purépecha. Los servicios religiosos católicos se celebran en purépecha en muchos de los pueblos ocasionalmente, y regularmente en algunos donde el sacerdote es purépecha. El orgullo por la lengua y la cultura parece ir en aumento, con el estímulo del gobierno.

La altitud de los pueblos tarascos varía desde los 1.600 metros sobre el nivel del mar hasta los 2.500 metros, con el lago de Pátzcuaro (el más alto de México) a 2.200 metros. El clima templado, el suelo fértil y los bosques de pinos dominan la zona. La temporada de lluvias va de finales de mayo a septiembre y, en las zonas más elevadas, enero y febrero traen consigo heladas, pero rara vez nieve.

Casi todos los pueblos se especializan en alguna industria artesanal concreta: muebles, productos de cobre, guitarras, violines, alfarería, cerámica, ladrillos, adobe, utensilios de madera, sombreros, esteras, máscaras, etc. Estos productos se comercializan en pueblos y ciudades, y algunos incluso a nivel internacional. Algunos pueblos se enorgullecen de su vestimenta distintiva, que incluye delantales y blusas cosidas con adornos. Casi todas las mujeres llevan chales, pero muchas usan ropa occidental.

La música purépecha es muy viable. Muchas canciones son populares en otras partes de México; por ejemplo, la canción Flor de Canela, que es Tsitsiki Urhapiti en purépecha, se canta en todo México. Hay decenas de cintas y CD de música purépecha disponibles en la zona. Muchos bailes tradicionales, como la Danza de los Viejitos (foto de arriba), se conservan bien desde la época precolonial y se presentan en ocasiones especiales.

La mayoría de los niños asisten al menos a los primeros años de la escuela primaria, de los cuales los dos primeros grados se imparten en purépecha. Aunque los índices de analfabetismo son altos entre las personas mayores y las mujeres especialmente, hay muchos purépechas altamente educados: sacerdotes, médicos, enfermeras, abogados, lingüistas y antropólogos.

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