Jess Champion, escritora londinense de 28 años, dice que salir con alguien que tiene un fetiche en los pies no es tan extraño como podría pensarse….
«El momento exacto en que me di cuenta de que mi novio era un fetichista de los pies es difícil de precisar. Siempre me felicitaba por mis zapatos y a menudo me cogía los pies durante los preliminares para masajearlos. Entonces, una noche, mientras nos poníamos a ello en el sofá, le acaricié juguetonamente la entrepierna con mi pie. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que le gustaba. Más tarde, le pregunté si le gustaban los pies y me confesó que sí. Lo atribuyó a una vez que estábamos jugando a las peleas y, al parecer, yo le había metido el pie en la cara y eso le gustó mucho. Así que en realidad fui yo quien le hizo darse cuenta de que tenía un fetiche por los pies en primer lugar.’
‘Cuando le pregunté sobre ello me dijo: ‘Me gusta la forma, el hecho de que sean sensibles e íntimos. Simplemente encuentro los pies muy femeninos y eróticos, además los tuyos son más bonitos que la mayoría.’ Al principio me pareció extraño y busqué en Google lo que podía significar. Pero el hecho de que te acaricien y adoren los pies me hace sentir bastante bien, así que también me excita. Sí, a veces me siento como una acróbata cuando intenta mordisquearme los dedos de los pies durante el sexo, y me gasto un montón en pedicuras, pero funciona para los dos’.