Fue la mejor de las décadas, fue la más WTF de las décadas – mirando hacia atrás en las películas que vinieron a definir la década de 2010 tanto crítica como comercialmente, es casi imposible clavar el arco particular del medio en unas pocas palabras o frases concisas. (Se puede argumentar que todos los resúmenes de «lo que era lo que era» describen una forma de arte en algún tipo de transición, pero este período de 10 años en particular sugirió que el cine -no sólo una palabra neoyorquina, por lo que vale- estaba lidiando con una tremenda crisis de identidad. ¿Qué era una «película»? ¿Era un documental de casi ocho horas de duración que se proyectaba en una sala de cine? ¿Era un proyecto de autor que se estrenaba en un servicio de streaming? ¿Era un programa de televisión realizado por un director que los críticos de cine adoraban? (La respuesta a esto último es un rotundo no.)
Empezamos la década con un drama sobre un pionero de las redes sociales que ayudaría a convertir Internet en nuestro principal modo de comunicación y la terminamos con una larga y épica historia del mayor cineasta vivo de Estados Unidos que la mayoría de la gente verá en Netflix. En 2010, la noción de un «universo cinematográfico» parecía descabellada. Ahora es el modelo dominante de los estudios de Hollywood. Nadie podía imaginar que habría 23 películas de Marvel, una nueva trilogía de La Guerra de las Galaxias con varias películas derivadas y toda una serie de clásicos de animación rehechos como espectáculos de acción real. Nadie sabía que Disney sería la propietaria de todas ellas.
Las 50 películas que hemos elegido como las mejores de la década abarcan muchos tipos tradicionales – éxitos de taquilla, películas de arte y ensayo, películas independientes, éxitos (y fracasos) patrocinados por los estudios, películas en idiomas extranjeros, documentales, vehículos de estrellas, proyectos dirigidos por directores- y abarcan todo el mundo. En ellas había extraterrestres, heroínas postapocalípticas, gángsters, iconos literarios, santos, pecadores, asesinos, una monstruosidad llamada Monsieur Merde e incluso, en ocasiones, seres humanos normales. Algunos reflejaban la época en la que vivíamos; otros nos ayudaban a escapar de ella por unas horas. Pero, sobre todo, cada una de ellas nos ha recordado que, en los últimos diez años, ha habido muchas películas que nos han hecho reír, que nos han roto, que nos han asustado, que nos han reconfortado y que nos han hecho sentir un poco más cerca de nuestros compañeros Homo sapiens. Representan los años 10. También se sienten intemporales.