¿Qué pasa dentro de un capullo?

¿Has visto alguna vez a una oruga transformarse en una hermosa mariposa? Hay pocas transformaciones en la naturaleza tan milagrosas y fascinantes como el proceso de convertirse en mariposa.

Las mariposas pasan por un ciclo vital que implica varias etapas: huevo, larva, pupa y adulto. La metamorfosis de oruga a mariposa se produce durante la etapa de pupa. Durante esta etapa, el viejo cuerpo de la oruga muere y se forma un nuevo cuerpo dentro de una envoltura protectora conocida como crisálida.

Las orugas de las polillas y muchas otras larvas de insectos tejen cubiertas de seda para la crisálida. Estas cubiertas de seda se llaman capullos. Los capullos pueden ser blandos o duros, sólidos o en forma de telaraña y de varios colores diferentes o incluso transparentes.

Los capullos proporcionan camuflaje y protección adicional para la crisálida. Muchas orugas de polilla tejen sus capullos en lugares ocultos, como el envés de las hojas, en la base de un árbol o colgando de una pequeña rama.

Aunque algunas personas piensan que los capullos son un lugar de descanso, ¡no hay descanso dentro del capullo! Al contrario, hay mucha actividad. Dentro del capullo y la crisálida, la oruga se está transformando en una nueva criatura. Esto requiere que el viejo cuerpo de la oruga se descomponga y se convierta en algo nuevo. Piensa en ello como un reciclaje de insectos.

Dentro de la crisálida, el cuerpo de la oruga se digiere desde dentro hacia fuera. Los mismos jugos que usó para digerir la comida como larva, ahora los usa para descomponer su propio cuerpo. Las células imaginales son células indiferenciadas, lo que significa que pueden convertirse en cualquier tipo de célula. Muchas de estas células imaginales se utilizan para formar el nuevo cuerpo.

El proceso de transformación dentro de la crisálida se conoce como holometabolismo. Aunque varía según la especie, el proceso completo suele durar unas dos semanas. En algunas especies, sin embargo, el proceso puede durar meses si permanecen dentro de la crisálida para sobrevivir al frío del invierno.

Los insectos que tejen capullos deben finalmente escapar de ellos para completar su transformación. Algunos escapan cortando su camino desde el interior. Otros pueden segregar fluidos que ablandan el capullo y facilitan la huida.

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