¿Pueden oler las hormigas?

Las hormigas se comunican entre sí mediante feromonas, sonidos y el tacto. El uso de feromonas como señales químicas está más desarrollado en las hormigas que en muchos otros grupos de insectos. Al igual que otros insectos, las hormigas perciben los olores con sus antenas y, por lo tanto, poseen una fascinante y admirable capacidad olfativa.

¿Por qué las hormigas necesitan oler?

Las hormigas tienen un sentido del olfato perceptivo que les permite localizar a las parejas adecuadas, localizar el alimento, ubicar su nido, reunir a los individuos para luchar contra los depredadores del nido, además de reconocer y comunicarse con los grupos o castas que componen su colonia.

La capacidad olfativa de las hormigas gira en torno a la producción y reconocimiento de señales de olor (feromonas) que funcionan interactuando entre sí.

Las plantas también emiten señales de feromonas, que también dictan los comportamientos de las hormigas y otros insectos. Las feromonas rodean el hábitat de una hormiga, por lo que la capacidad de una hormiga para detectar y segregar entornos llenos de olor requiere un sistema muy complejo y sofisticado de detección de olores.

¿Cómo funciona?

¿Cómo funciona este sofisticado sistema de reconocimiento de olores para las hormigas? Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Vanderbilt descubrió que los insectos poseen varios tipos de órganos sensoriales olfativos (relacionados con el olfato), que recogen las señales de feromonas.

La mayoría de estos órganos de recogida de olores están situados en las antenas de las hormigas, pero algunas especies de hormigas pueden tener los órganos situados en las piezas bucales o incluso en los genitales. Para entender mejor lo que ocurre cuando una hormiga huele un olor químico, podemos ver una explicación sencilla del proceso:

  • El primer paso consiste en que las moléculas de feromona son captadas por unos pequeños pelos llamados sensilas situados en las antenas. Las sensilas contienen células especiales que producen proteínas denominadas proteínas de unión al olor en respuesta a la feromona que ha sido captada por las sensilas. Estas proteínas entran en el sistema nervioso a través de un poro en la sensilla.
  • Pero, sólo recoger feromonas no es suficiente para dirigir el comportamiento de un insecto. El siguiente paso implica que las moléculas de olor que han entrado en el sistema nervioso provocan una reacción que crea impulsos nerviosos de energía eléctrica, que viajan a través del sistema nervioso del insecto hasta el cerebro y estimulan el comportamiento de la hormiga.
  • En resumen, la hormiga ha «olido» una feromona y el cerebro de la hormiga la estimula para que busque pareja, encuentre una fuente de alimento o regrese al nido de origen, todo lo cual depende de las señales químicas que guían los comportamientos de la hormiga.

Comunicación a través del olor

Las hormigas parecen ser capaces de oler la mayoría de las sustancias que los humanos pueden oler. Una hormiga trabajadora en busca de alimento puede encontrar una fuente de comida sabrosa y, al regresar al nido, la hormiga dejará un rastro de feromonas para que sus compañeras lo sigan hasta la fuente de alimento.

En pocos minutos se puede encontrar una fila de hormigas que se dirigen a la comida y regresan al nido. El cerebro que controla todo esto tiene un volumen de aproximadamente una milésima de milímetro cúbico, y puede contener entre 20.000 y 100.000 células nerviosas.

Aprendiendo de la forma en que huelen las hormigas

Como resultado de la investigación básica sobre las feromonas de las hormigas y las influencias que éstas tienen sobre el comportamiento de las hormigas, puede haber muchos descubrimientos posibles y desarrollos potenciales para los productos de gestión integrada de plagas que provienen de la investigación de las feromonas de las hormigas.

Por ejemplo, dicha investigación podría conducir al desarrollo de feromonas sintéticas dirigidas a un comportamiento específico de las hormigas que posiblemente podría impedir que las hormigas se comuniquen a través de señales químicas. Tales avances químicos podrían dar lugar a que las hormigas se confundan y actúen de forma anormal cuando se expongan a las feromonas sintéticas dirigidas.

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