Dependiendo de la gravedad de una afección renal, hay una serie de procedimientos renales que un equipo de urología puede recomendar, muchos de los cuales están disponibles por laparoscopia para facilitar la recuperación. Entre los problemas renales más comunes se encuentran los cálculos renales, los quistes, los tumores benignos y cancerosos, y los defectos u obstrucciones en el uréter, que drena la orina desde los riñones.
Los procedimientos utilizados para los cálculos renales incluyen la litotricia no invasiva, que utiliza ondas de choque para romper los cálculos grandes para que puedan pasar más fácilmente a través del sistema urinario, y una cirugía llamada nefrolitonomía percutánea (PCNL) para eliminar los cálculos que son demasiado grandes para otros tratamientos.
La ablación laparoscópica de quistes es una técnica mínimamente invasiva para eliminar quistes renales. La pieloplastia laparoscópica corrige los problemas de unión entre el uréter y el riñón.
Cuando hay que extirpar parte o la totalidad de un riñón debido a una enfermedad o a un cáncer, este procedimiento se denomina nefrectomía. Las nefrectomías pueden ser radicales (se extirpa todo el riñón) o parciales (sólo se extirpa el tumor), y pueden realizarse en cirugía abierta (incisión más grande) o laparoscópica (mínimamente invasiva, con pequeñas incisiones).