Gravesend, Inglaterra
Grandes cambios estaban ocurriendo en Inglaterra durante el siglo XVI. Los cambios económicos se centraron en las ovejas. Durante el año 1500, la demanda de telas de lana en Europa se disparó. Para satisfacer esta demanda, una serie de acciones legales hicieron posible que los terratenientes ingleses cercaran sus granjas, cercando grandes áreas como tierras de pastoreo para las ovejas. Los fabricantes hilaban y tejían la lana en telas que los comerciantes vendían por toda Europa. Como resultado, los terratenientes, los fabricantes de lana y los comerciantes amasaron una gran riqueza. Muchas de estas personas empezaron a buscar formas de invertir su nueva riqueza. Una de estas formas era invertir en colonias.
Al mismo tiempo que estos ingleses buscaban formas de invertir su riqueza, otros no eran tan afortunados. Los pequeños agricultores, que durante generaciones habían alquilado sus pequeñas parcelas a los grandes terratenientes, perdieron sus granjas y sus puestos de trabajo cuando las tierras fueron cercadas con vallas para criar ovejas. Hombres, mujeres y niños fueron desarraigados y se desplazaron del campo a las ciudades en busca de trabajo. Muchos se vieron obligados a mendigar o a robar para sobrevivir. Emigrar a un nuevo mundo parecía una opción esperanzadora para muchas de estas personas, al igual que para los dirigentes ingleses, que veían en las colonias una forma de resolver el problema del creciente número de desplazados y pobres.
Empleos de ingleses, Theodor de Bry
Inglaterra también contemplaba el asentamiento de colonias como una forma de satisfacer su deseo de vender a otros países más bienes y recursos de los que compraba. Si las colonias podían enviar materias primas, como la madera, a partir de la abundancia de recursos naturales disponibles en las colonias, entonces Inglaterra no tendría que comprarlas a otros países. Al mismo tiempo, los colonos podrían ser un mercado para los productos manufacturados de Inglaterra.
Los ingleses sabían que establecer colonias era un negocio caro y arriesgado. Por lo tanto, los mercaderes organizaron una empresa comercial: una sociedad anónima llamada Compañía de Virginia de Londres. En 1606, el rey Jacobo I concedió a la Compañía de Virginia su primera carta, que incluía el derecho a establecer colonias en Virginia y extendía todos los derechos de los ingleses a los colonos. En virtud de esta carta, los hombres ricos invirtieron dinero para financiar los barcos y los suministros necesarios para el primer viaje a Virginia. Una segunda carta en 1609 invitaba al público a comprar acciones de la compañía. Una tercera carta, de 1612, preveía la celebración de loterías, con venta de boletos en Londres y sus alrededores y premios para los ganadores. Esta fue otra forma en la que la Compañía de Virginia intentó recaudar dinero para financiar la colonia de Virginia.