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Discusión

El sistema de la OMS define las neoplasias linfoides humanas como 16 subtipos de enfermedad de los tumores de células B y T que difieren mucho en la presentación, la biología normal, la tasa de progresión y la respuesta a la terapia. En consecuencia, estas neoplasias se identifican y tratan de forma muy específica.12

Es de destacar que los linfomas caninos, al igual que los humanos, difieren mucho en la tasa natural de progresión y en la respuesta a la terapia. Los linfomas caninos se han descrito en el formato de la OMS y ahora hay pruebas muy sólidas de que, cuando se identifican específicamente, imitan estrechamente a los homólogos humanos en la obtención de la remisión y los patrones de supervivencia previstos.12

Valli et al. afirmaron que los patólogos veterinarios que no son especialistas en hematopatología pueden lograr un alto grado de precisión en la aplicación del sistema de clasificación de la OMS para los linfomas.12 En el presente estudio, el linfoma difuso de células B grandes, DLBCL-CB se diagnosticó histopatológicamente y citológicamente en el perro macho de raza mixta de acuerdo con la clasificación de la OMS para los linfomas malignos. Según esta clasificación, la disposición difusa de láminas de células B neoplásicas, los núcleos uniformemente grandes (> 2 glóbulos rojos de diámetro) y el citoplasma moderado de las células neoplásicas son las principales características del DLBCL. Los núcleos suelen ser redondos o raramente hendidos o indentados. Los índices mitóticos varían, pero son detectables en todos los campos con un aumento de 40×.7 El DLBCL se dividió además según el número y la ubicación de sus nucleolos. Las células B grandes con múltiples nucleolos, a menudo situados en la periferia nuclear, se denominaron centroblásticas (DLBCL-CB). Los que tienen un único nucleolo central prominente se denominaron inmunoblásticos (DLBCL-IB).7

Aunque nuestro caso tenía ambos tipos de disposición nucleolar, sólo se asignó a DLBCL-CB porque al menos el 90,0% de los núcleos eran de ese tipo.

La FNA en el diagnóstico inicial de los linfomas humanos no se aceptó de forma más generalizada hasta la década de los 90, cuando los estudios auxiliares (especialmente el inmunofenotipo) pasaron a utilizarse de forma rutinaria en el diagnóstico de los aspirados ganglionares sospechosos de linfoma, y la clasificación de los linfomas se modificó poniendo más énfasis en la citomorfología (en lugar del patrón histológico/arquitectónico), las características inmunofenotípicas y citogenéticas en la clasificación revisada del linfoma europeo-americano (REAL) de 1994, y las clasificaciones de la OMS de 2001 y 2008.13

Aunque una de las principales desventajas de la biopsia por aspiración con aguja fina es la falta de información sobre la estructura morfológica de la lesión y no es posible proporcionar un diagnóstico específico de muchos de los subtipos de linfoma basándose en la evaluación citológica, la biopsia por aspiración con aguja fina es un procedimiento barato y rápido, que proporciona menos inconvenientes y molestias al paciente, permite la biopsia en múltiples lugares y permite la toma de muestras en serie, especialmente cuando se obtienen resultados no concluyentes.12,14

El DLBCL puede confundirse con el linfoma tipo Burkitt (BKL). En humanos, el BKL es un linfoma que morfológicamente se parece al linfoma de Burkitt, pero tiene más pleomorfismo o células más grandes que el linfoma de Burkitt clásico, y tiene una fracción de proliferación de > 99,0%. Los patólogos propusieron definir el BKL como un subtipo de linfoma de células B grandes. Sin embargo, hubo un claro consenso entre los oncólogos de que esto sería un error.6,10

Según Valli et al.,10 los criterios estándar para la BKL son que si hay células grandes con núcleos dos veces o más grandes que los glóbulos rojos en diámetro en cada campo, entonces el diagnóstico es de tipo de células grandes a pesar de que el 90,0% de las células son de tamaño intermedio (los núcleos son 1,5 veces el diámetro de los glóbulos rojos).12

Además, el LDCB debe distinguirse del linfoma de la zona marginal, que tiene una disposición característica de células B neoplásicas alrededor de folículos atróficos que se desvanecen, núcleos de tamaño intermedio en lugar de grandes, citoplasma más uniformemente abundante y ausencia de figuras mitóticas en la mayoría de los casos. El DLBCL también debe diferenciarse del linfoma de células T grandes que puede parecer idéntico excepto por el inmunofenotipo. El linfoma folicular en fase tardía (grado III) puede ser similar desde el punto de vista citológico, pero se distingue por la arquitectura uniformemente difusa presente en el DLBCL.7

Para el diagnóstico de los distintos tipos de linfoma y también para diferenciar el linfoma de otros tumores similares, la inmunohistoquímica es un método útil. Desde el punto de vista del diagnóstico, los antígenos CD importantes para la caracterización del linfoma maligno son el CD3 y el CD79. El CD3 es un complejo de cinco polipéptidos asociados al receptor de células T (TCR). La demostración del antígeno CD3 en los linfocitos malignos identifica el linfoma como de origen linfocítico T. Del mismo modo, el CD79 existe como un heterodímero asociado al receptor de células B (BCR) y es necesario para la transducción de señales intracelulares de los linfocitos B. La demostración del antígeno CD79 en los linfocitos malignos delimita la población linfoide maligna como de origen linfocitario B. En raras ocasiones, los linfocitos malignos no demuestran los antígenos CD3 o CD79. En tales casos, no se puede determinar la célula de origen, y estos linfomas se clasifican como derivados de células nulas.15,16

El CD20 es una proteína fosfórica de tetrasonido que se expresa predominantemente en células pre-B y en células B periféricas maduras en humanos y ratones. Se ha demostrado que el anticuerpo que reconoce el dominio intracelular se une a un homólogo canino del CD20 y es adecuado para su uso como parte de un panel para identificar células B caninas normales y malignas en muestras de diagnóstico de rutina.15,16

La clasificación humana de la OMS se ha adaptado a la medicina veterinaria. Sin embargo, se necesitan más programas de investigación cooperativa entre clínicos y patólogos para determinar la clasificación. La considerable gama de tiempos de supervivencia está asociada al hecho de que los subtipos de linfoma tienen diferentes pronósticos y requieren diferentes tratamientos. Por lo tanto, el conocimiento de los subtipos específicos de linfoma es necesario para seleccionar un tratamiento adecuado, con el fin de reducir el sufrimiento potencialmente innecesario del paciente debido a los efectos secundarios de la quimioterapia, así como ahorrar costes para el propietario.17,18

En conclusión, a pesar de nuestra poca experiencia en patología de los ganglios linfáticos, podríamos utilizar simplemente los criterios de la clasificación de la OMS para el diagnóstico y la clasificación de los linfomas caninos. El sistema de clasificación de la OMS es valioso para la patología veterinaria, ya que permite la aplicación de criterios de supervisión y permite la adición de nueva información derivada. Además, de forma similar a los linfomas humanos, un diagnóstico histopatológico con inmunofenotipo es un requisito mínimo para el diagnóstico del subtipo específico y la selección de la quimioterapia más adecuada.

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