Plan de acción de 9 pasos para superar la pérdida y el duelo

1. Sea paciente consigo mismo
Dése tiempo para aceptar lo que ha sucedido. No hay un horario para cuando debe sentir ciertas emociones, o estar por encima de otras. Elige defenderte a ti y al resto de tu vida, y elige seguir adelante. No tienes que pensar en cómo vas a pasar el resto de tu vida. Sólo concéntrate en seguir en el juego y en seguir adelante ahora. Es normal llorar y estar deprimido, pero tienes que seguir poniendo un pie delante del otro. Tienes que seguir con tu vida, porque desaparecer de tu rutina y del apoyo de tus amigos y familiares sólo magnificará el dolor que sientes. Independientemente de la pérdida concreta por la que estés pasando, espera que llegue el día en que empieces a ver la esperanza de nuevo. Puedes sobrevivir. Tiene la fuerza necesaria para superarlo.
2. Ajuste sus expectativas
Acepte que sus emociones son una parte natural del proceso de duelo. Experimentar la muerte, el divorcio u otra pérdida que te haga sentir rechazado y solo no es una condena de por vida de la pena. Saldrás adelante. Pero no te pongas expectativas genéricas y tampoco dejes que los demás lo hagan. Sentirás una serie de emociones. Recuerda que el duelo por cualquier pérdida no es un proceso lineal. Empezarás a seguir adelante a tu propio tiempo; sólo asegúrate de avanzar antes de perder totalmente el rumbo.
3. Acepta lo que no puedes cambiar
Una de las luchas más frecuentes a las que puedes enfrentarte cuando pierdes a alguien es la sensación de estar fuera de control porque no eres capaz de controlar cuando alguien te deja. Aunque casi no podemos tener ese control, no somos víctimas, o al menos no tenemos que serlo. Hay un punto en este proceso en el que puedes y debes elegir tomar una posición sobre cómo vas a reaccionar ante este duro golpe. Debes elegir activa y conscientemente centrarte en lo que puedes cambiar, y aceptar lo que no puedes cambiar. Esto significa aceptar mental, emocional y espiritualmente la realidad de tu pérdida y dejar ir un pasado que no puedes devolver.

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