Más de un 20 % de la población sufre las dolorosas aftas bucales en algún momento de su vida, según explica la especialista en Estomatología Margarita Puyal Casado, en este artículo en Infomed. Tanto si eres de los que ya las ha padecido –incluso en repetidas ocasiones– como del 80% de afortunados que no las conocen, queremos darte unos consejos que te ayuden a prevenir y tratar estas molestas úlceras.
¿Qué son las aftas?
Las aftas, también conocidas como úlceras orales, llagas o estomatitis, son pequeñas úlceras de fondo blanquecino y bordes enrojecidos que aparecen sobre todo en la lengua, en el interior de las mejillas o de los labios y en las encías. Son mucho más comunes en niños y adolescentes, y su frecuencia de aparición disminuye con la edad. Provocan un dolor agudo intenso, más o menos constante, que se agrava con ciertos alimentos con sabores salados o ácidos, como frutas, tomate, vinagre o crustáceos.
Las aftas bucales suelen aparecer de forma aislada o en pequeños grupos y no tienen más importancia que las molestias que ocasionan. Este desagradable dolor, en ocasiones, se extiende a la garganta o a los oídos, lo cual nos induce a pensar erróneamente en otros problemas de salud, como pueden ser las anginas o la otitis.
En caso de aftas de gran tamaño, llagas que se curan y vuelven a aparecer en unos días, gran cantidad de lesiones o aparición de fiebre, la consulta médica es obligatoria porque puede ser señal de otras enfermedades más graves.
¿Por qué aparecen las aftas? ¿Cómo prevenirlas?
Virus, bacterias, hongos, heridas en la boca, déficit de vitaminas, alteraciones hormonales, estrés elevado o tabaco pueden provocar la aparición de aftas bucales. La prevención pasa por una correcta higiene bucal, no consumir bebidas muy calientes ni comidas muy picantes e identificar alimentos que, en nuestro caso particular, seamos capaces de relacionar con la aparición de aftas.
¿Cómo se tratan?
Si, a pesar de la prevención, aparecen las temidas úlceras, no te preocupes porque existen soluciones para acortar su duración y evitar el dolor.
Tradicionalmente se utilizaban enjuagues con azul de metileno —que te hacían lucir una preciosa sonrisa morada—, bicarbonato sódico, antisépticos orales –que con frecuencia causaban más dolor que la propia afta—, corticoides y antinflamatorios. Todos ellos eficaces, pero quizás algo agresivos.
Actualmente, disponemos de preparados con ácido hialurónico, una sustancia presente de forma natural en las encías que ha demostrado ser más eficaz que los remedios tradicionales por varios motivos:
- Forma una barrera protectora sobre la mucosa; de esta forma, impide el contacto de alimentos y bebidas con la lesión, por lo que neutraliza el dolor agudo.
- Disminuye la inflamación y el dolor gracias a su acción antiedematosa.
- Activa la cicatrización y la curación natural del afta.
- Carece de toxicidad y no duele al aplicarlo (puntos fundamentales para su uso en niños).
- Previene la aparición de nuevas úlceras.