De la revista Nature
Los paleontólogos que trabajan en Tanzania han descubierto los fósiles más antiguos conocidos de dos grandes grupos de primates: los monos del Viejo Mundo, que incluyen a los babuinos y los macacos, y los simios, que incluyen a los humanos y los chimpancés. El estudio, publicado hoy en línea en Nature, revela nueva información sobre la evolución de los primates.
Un equipo dirigido por Nancy Stevens, paleontóloga de la Universidad de Ohio en Atenas, recuperó un diente solitario y un fragmento de mandíbula con tres dientes de un yacimiento de la cuenca del Rift de Rukwa, en el suroeste de Tanzania. La precisa datación geológica de las rocas cercanas indica que los fósiles tienen 25,2 millones de años, varios millones de años más que cualquier otro ejemplo de cualquiera de los dos grupos de primates.
Esta datación sitúa el descubrimiento en la época del Oligoceno, que se extiende desde hace unos 34 millones a 23 millones de años. «Antes de los descubrimientos de Rukwa, sólo se habían descrito tres géneros de primates de todo el Oligoceno tardío, a nivel mundial», dice Stevens. El nuevo hallazgo «subraya la importancia del reconocimiento paleontológico en regiones insuficientemente muestreadas».
Más importante aún, el hallazgo de fósiles «llena un vacío de aproximadamente 10 millones de años en la evolución de los primates», afirma John Fleagle, antropólogo de la Universidad de Stony Brook, en Nueva York.
El descubrimiento también concilia los análisis de los registros fósiles de los «relojes moleculares», es decir, las mutaciones en el ADN que pueden rastrearse para estimar hace cuánto tiempo divergieron dos especies. Los relojes moleculares sugieren que los monos y los simios del Viejo Mundo se separaron de su ancestro común hace entre 25 y 30 millones de años.
«Es una confirmación de que los estudios de los relojes moleculares son estimaciones decentes de lo que ocurre en el tiempo geológico», afirma Michael Steiper, antropólogo del Hunter College de la City University de Nueva York.
Las pruebas geológicas anteriores reunidas por el equipo sugieren que la actividad tectónica en el sistema de grietas de África Oriental durante el Oligoceno tardío puede haber contribuido a desencadenar la divergencia evolutiva entre los monos del Viejo Mundo y los simios.
La historia del diente
Para situar los últimos hallazgos en el árbol genealógico evolutivo, el equipo de Stevens realizó escaneos de tomografía computarizada de alta resolución de los dientes fósiles para buscar variaciones sutiles en el tamaño y la forma de varios rasgos.
Los investigadores asignaron el único diente -que se cree que es un tercer molar inferior- a una especie que llaman Nsungwepithecus gunnelli. Presenta nueve características que lo diferencian de otros monos del Viejo Mundo. Asimismo, el segmento de la mandíbula con tres dientes, procedente de un espécimen que los autores han denominado Rukwapithecus fleaglei, muestra nueve características que lo diferencian de otros catarrinos, la clase que incluye a los monos y simios del Viejo Mundo.
Los nombres de las especies de los nuevos primates hacen honor a Fleagle y al paleontólogo Gregg Gunnell, del Centro de Lemures de Duke, en Durham, Carolina del Norte.
Muchos fósiles del Oligoceno tardío son dientes, por lo que es habitual utilizarlos para la identificación de especies. Sin embargo, basar la identificación de un nuevo primate en un solo fósil de diente ha llevado a algún que otro caso de error de identidad en el registro fósil.
«Teniendo en cuenta lo que tienen, han dado la mejor interpretación posible», dice Fleagle.
Este artículo se reproduce con permiso de la revista Nature. El artículo se publicó por primera vez el 15 de mayo de 2013.