Es normal que los seres humanos busquen el placer y eviten el dolor. Algunas de las formas en que buscamos evitar el dolor son adaptativas o saludables. Por ejemplo, muchos de nosotros tomamos precauciones con nuestro cuerpo en términos de dieta y estilo de vida para evitar problemas de salud, o visitamos al dentista para evitar el dolor de dientes.
Pero la evitación se vuelve delicada y potencialmente problemática cuando se aplica a nuestro mundo interior. Las elaboradas formas en que nos alejamos y evitamos las emociones difíciles pueden meternos en problemas que pueden acabar siendo peores que las emociones de las que huíamos.
Hay varios tipos diferentes de evitación. En su libro «Mind and Emotions: Un tratamiento universal para los trastornos emocionales», Matthew McKay, Patrick Fanning y Patricia Zurita Ona escriben sobre cinco tipos de evitación.
Aquí se explica cuáles son y qué aspecto tienen en los pacientes.
1.Evitación situacional
Según McKay y sus colegas, la evitación situacional es el tipo de evitación más común. Si un paciente evita habitualmente las actividades sociales, o abandona un trabajo cada vez que hay alguien que no le gusta, el cliente está utilizando la evitación situacional.
Las personas que utilizan la evitación situacional pueden temer a ciertos individuos o tipos de personas, lugares que les hacen sentir pánico o ansiedad, diferentes tipos de animales, alimentos, actividades o situaciones sociales.
2. Evitación cognitiva
La evitación cognitiva consiste en evitar acontecimientos internos como pensamientos o recuerdos desagradables o angustiosos. Con este tipo de evitación, las personas suelen realizar acciones para suprimir o rechazar la experiencia de ciertos tipos de pensamientos que se sienten desagradables o abrumadores. Las estrategias para evitar los acontecimientos internos no deseados pueden consistir en decirse conscientemente a sí mismo que no piense en algo, o en tomar medidas para adormecer los pensamientos no deseados. La evitación cognitiva también puede manifestarse en forma de preocupación y rumiación.
Puede que maneje su ansiedad sobre el futuro y los diversos riesgos de su vida preocupándose constantemente por lo que podría ocurrir, repitiendo una y otra vez en su mente diversos escenarios con la esperanza de que la vigilancia constante evite de algún modo que ocurra algo malo, escriben McKay, Fanning y Ona.
A veces la evitación cognitiva se parece a tratar de sustituir los pensamientos indeseables por otras cosas, como soñar despierto, frases repetitivas, incluso oraciones. Las afirmaciones positivas suelen ser útiles para las personas, pero decirlas compulsivamente puede ser una forma de evitar los pensamientos o recuerdos angustiosos en lugar de trabajar con ellos de una forma que pueda proporcionar un alivio duradero.
3. Evitación protectora
McKay y sus colegas hablan de la evitación protectora como el uso de conductas de seguridad excesivas que pueden incluir la comprobación, la limpieza, la preparación excesiva o el perfeccionismo. Los clientes que presentan síntomas de trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos alimentarios suelen utilizar estrategias de evitación protectora. Pero también hay una curiosa cara de la evitación protectora. La procrastinación también se considera una forma de evitación protectora.
4. Evitación somática
Cualquiera que haya experimentado alguna vez la ansiedad sabe que suele ser una combinación de síntomas mentales y físicos. La opresión en el pecho, la respiración superficial, el aumento del ritmo cardíaco y la sudoración de las palmas de las manos pueden aparecer junto con los pensamientos angustiosos cuando una persona se siente ansiosa. Otros problemas emocionales, como la depresión, la ira, la pena y el desamor, también conllevan síntomas somáticos evidentes.
Con la evitación somática, se intenta no experimentar las sensaciones internas asociadas a la angustia emocional, como sentir calor, quedarse sin aliento o sentirse fatigado o agotado. Los autores escriben que incluso se pueden evitar sensaciones normalmente agradables, como la excitación sexual o el entusiasmo por un acontecimiento próximo, porque son similares a la ansiedad. Evitación por sustitución
La evitación por sustitución consiste esencialmente en intentar sustituir un sentimiento por otro. Una persona puede sustituir la pena por la ira, o por otra emoción que le resulte más tolerable en ese momento. El adormecimiento también es una forma de evitación por sustitución. Por ejemplo, los pacientes que no pueden hacer frente a las emociones difíciles pueden darse un atracón de comida, sustancias, sexo, pornografía, compras o juegos de azar como forma de distracción.
La evitación es tan natural y común que puede adoptar formas complejas y parecer completamente diferente de una situación a otra. La evasión no siempre es inadaptada, pero en muchos casos que involucran eventos internos, no es sostenible a largo plazo y en realidad puede empeorar las cosas. Entender las formas en que los clientes pueden estar habitualmente evitando o rechazando las emociones difíciles es un buen punto de partida para ayudarles a desarrollar respuestas más adaptativas a la angustia.