Aunque solemos pensar que estar dormido o despierto está claramente definido y es distinto, condiciones como la parálisis del sueño desafían estos límites fijos.
La parálisis del sueño es una incapacidad temporal para moverse que ocurre justo después de quedarse dormido o de despertarse. Los individuos permanecen conscientes durante los episodios, que frecuentemente implican alucinaciones preocupantes y una sensación de asfixia.
Estos episodios de parálisis del sueño implican elementos tanto del sueño como de la vigilia, que es parte de la razón por la que pueden dar lugar a síntomas angustiosos.
Aunque todavía se desconoce mucho sobre la parálisis del sueño, una revisión de sus tipos, síntomas, causas, impactos y tratamiento puede permitir una mejor comprensión de la condición y cómo tratar de prevenirla.
¿Qué es la parálisis del sueño?
La parálisis del sueño es una condición identificada por una breve pérdida de control muscular, conocida como atonía, que ocurre justo después de quedarse dormido o de despertarse. Además de la atonía, las personas suelen tener alucinaciones durante los episodios de parálisis del sueño.
La parálisis del sueño se clasifica como un tipo de parasomnia. Las parasomnias son comportamientos anormales durante el sueño. Debido a que está relacionada con la fase de movimientos oculares rápidos (REM) del ciclo del sueño, la parálisis del sueño se considera una parasomnia REM.
El sueño REM estándar implica sueños vívidos, así como atonía, que ayuda a prevenir la actuación de los sueños. Sin embargo, en circunstancias normales, la atonía termina al despertar, por lo que la persona nunca llega a ser consciente de esta incapacidad de movimiento.
Como resultado, los investigadores creen que la parálisis del sueño implica un estado mixto de conciencia que mezcla tanto la vigilia como el sueño REM. En efecto, la atonía y las imágenes mentales del sueño REM parecen persistir incluso en un estado de conciencia y vigilia.
¿Cuáles son los tipos de parálisis del sueño?
En la literatura médica, se suelen utilizar dos términos para clasificar los casos de parálisis del sueño.
- La parálisis del sueño aislada es cuando los episodios no están conectados a un diagnóstico subyacente de narcolepsia, un trastorno neurológico que impide que el cerebro controle adecuadamente la vigilia y que a menudo conduce a la parálisis del sueño.
- La parálisis del sueño recurrente implica múltiples episodios a lo largo del tiempo.
En muchos casos, estas dos características definitorias se combinan para describir una condición de parálisis del sueño aislada recurrente (RISP), que implica instancias continuas de parálisis del sueño en alguien que no tiene narcolepsia.
¿Cómo es la parálisis del sueño?
El síntoma fundamental de la parálisis del sueño es la atonía o la incapacidad de mover el cuerpo. Se produce poco después de quedarse dormido o de despertarse, y durante un episodio, la persona se siente despierta y es consciente de esta pérdida de control muscular.
Se calcula que el 75% de los episodios de parálisis del sueño incluyen alucinaciones que son distintas de los sueños típicos. Al igual que ocurre con la atonía, éstas pueden producirse al quedarse dormido (alucinaciones hipnagógicas) o al despertarse (alucinaciones hipnopómpicas).
Las alucinaciones durante la parálisis del sueño se dividen en tres categorías:
- Alucinaciones de intrusión, que implican la percepción de una persona o presencia peligrosa en la habitación.
- Alucinaciones de presión en el pecho, también llamadas alucinaciones de incubación, que pueden incitar una sensación de asfixia. Estas ocurren frecuentemente junto con las alucinaciones de intrusos.
- Alucinaciones vestibulares-motoras (V-M), que pueden incluir sensaciones de movimiento (como volar) o sensaciones fuera del cuerpo.
La atonía suele ser angustiosa, y las alucinaciones problemáticas pueden hacer que los episodios de parálisis del sueño sean aún más molestos. Por esta razón, alrededor del 90% de los episodios están asociados al miedo, mientras que sólo la minoría tiene alucinaciones más agradables o incluso dichosas. Se ha comprobado que la percepción de estos episodios varía significativamente en función del contexto cultural de la persona.
Los episodios pueden durar desde unos segundos hasta unos 20 minutos, y la duración media es de entre seis y siete minutos. En la mayoría de los casos, los episodios terminan por sí solos, pero ocasionalmente son interrumpidos por el toque o la voz de otra persona o por un esfuerzo intenso para moverse que supera la atonía.
¿Qué tan común es la parálisis del sueño?
Las estimaciones varían, pero los investigadores creen que alrededor del 8% de las personas experimentan parálisis del sueño en algún momento de su vida. Entre estas personas, hay pocos datos sobre la frecuencia con la que se repiten los episodios.
La parálisis del sueño puede producirse a cualquier edad, pero los primeros síntomas suelen aparecer en la infancia, la adolescencia o la juventud (de 7 a 25 años). Después de comenzar en la adolescencia, los episodios pueden ocurrir con más frecuencia en los 20 y 30 años.
¿Qué causa la parálisis del sueño?
La causa exacta de la parálisis del sueño es desconocida. Los estudios han examinado los datos para ver lo que se asocia con un mayor riesgo de parálisis del sueño y han encontrado resultados mixtos. Basándose en esa investigación, los investigadores creen que hay múltiples factores implicados en la provocación de la parálisis del sueño.
Los trastornos del sueño y otros problemas para dormir han mostrado algunas de las correlaciones más fuertes con la parálisis del sueño aislada. Las personas con apnea obstructiva del sueño (AOS), un trastorno del sueño que consiste en interrupciones repetidas de la respiración, presentan tasas más altas de parálisis del sueño (38% en un estudio). También se ha comprobado que la parálisis del sueño es más frecuente en personas con calambres nocturnos en las piernas.
Se ha comprobado que los síntomas de insomnio, como la dificultad para conciliar el sueño y la excesiva somnolencia diurna, están asociados a la parálisis del sueño. Las personas cuyos ritmos circadianos no están alineados con su ciclo local día-noche, como las personas con jet lag y los trabajadores por turnos, también pueden tener un mayor riesgo de sufrir parálisis del sueño.
Ciertas condiciones de salud mental han mostrado una conexión con la parálisis del sueño. Las personas con trastornos de ansiedad, incluido el trastorno de pánico, parecen ser más propensas a padecer esta enfermedad. Algunas de las asociaciones más fuertes se dan en personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otras que han estado expuestas a abusos sexuales en la infancia o a otros tipos de angustia física y emocional. Dejar el alcohol o los antidepresivos también puede provocar un rebote de la fase REM, que también puede causar parálisis del sueño.
Los estudios han encontrado un mayor riesgo en las personas con antecedentes familiares de parálisis del sueño, pero no se ha identificado una base genética específica.
Algunos estudios han descubierto que las personas que muestran rasgos de imaginatividad y disociación de su entorno inmediato, como con la ensoñación, son más propensas a experimentar parálisis del sueño. También puede haber una relación entre la parálisis del sueño y las pesadillas vívidas y/o los sueños lúcidos.
Con todas estas correlaciones, se desconoce si hay alguna causalidad, y si es así, si la parálisis del sueño es la causa, el efecto, o si la relación es bidireccional. Es necesario seguir investigando estas correlaciones y comprender mejor las numerosas causas potenciales de la parálisis del sueño.
¿Es la parálisis del sueño un problema grave?
Para la mayoría de las personas, la parálisis del sueño no es un problema grave. Está clasificada como una condición benigna y normalmente no ocurre con la suficiente frecuencia como para causar problemas de salud significativos.
Sin embargo, se estima que un 10% de las personas tienen episodios más recurrentes o molestos que hacen que la parálisis del sueño sea especialmente angustiosa. Como resultado, pueden desarrollar pensamientos negativos sobre el hecho de ir a la cama, reduciendo el tiempo asignado al sueño o provocando una ansiedad alrededor de la hora de acostarse que hace más difícil conciliar el sueño. La privación del sueño puede provocar una somnolencia excesiva y otras numerosas consecuencias para la salud general de la persona.
¿Cuál es el tratamiento de la parálisis del sueño?
Un primer paso en el tratamiento de la parálisis del sueño es hablar con un médico para identificar y tratar los problemas subyacentes que puedan estar contribuyendo a la frecuencia o gravedad de los episodios. Por ejemplo, esto podría implicar un tratamiento para la narcolepsia o medidas para controlar mejor la apnea del sueño.
En general, hay pocas pruebas científicas sobre el tratamiento óptimo para la parálisis del sueño. Muchas personas no saben que la condición es relativamente común y, por lo tanto, se ven a sí mismas como locas o vergonzosas después de los episodios. Como resultado, incluso el mero reconocimiento y normalización de sus síntomas por parte de un médico puede ser beneficioso.
Debido a la conexión entre la parálisis del sueño y los problemas de sueño en general, la mejora de la higiene del sueño es un enfoque común en la prevención de la parálisis del sueño. La higiene del sueño se refiere a la configuración del dormitorio de una persona y a los hábitos diarios que influyen en la calidad del sueño.
Ejemplos de consejos saludables para el sueño que pueden contribuir a una mejor higiene del sueño y a un descanso nocturno más constante incluyen:
- Seguir el mismo horario para acostarse y despertarse todos los días, incluso los fines de semana.
- Mantener una rutina fija antes de acostarse que le ayude a sentirse cómodo y relajado.
- Adecuar su cama con un colchón y una almohada cómodos.
- Adecuar su dormitorio para que tenga una intrusión limitada de luz o ruido.
- Reducir el consumo de alcohol y cafeína, especialmente por la noche.
- Apagar los dispositivos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles, durante al menos media hora antes de acostarse.
La mejora de la higiene del sueño se incorpora con frecuencia a la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I), un tipo de terapia conversacional que trabaja para replantear los pensamientos y las emociones negativas que restan sueño.
Se ha desarrollado una forma específica de TCC para la parálisis del sueño, pero se necesita más investigación para validar su eficacia. La TCC tiene un historial establecido en el tratamiento de condiciones de salud mental como la ansiedad y el TEPT que pueden ser factores que influyen en el riesgo de parálisis del sueño.
Se sabe que algunos medicamentos suprimen el sueño REM, y estos pueden ayudar a detener la parálisis del sueño. Sin embargo, estos medicamentos pueden tener efectos secundarios y pueden causar un rebote en el sueño REM cuando alguien deja de tomarlos. Por estas razones, es importante hablar con un médico antes de tomar cualquier medicamento para discutir sus posibles beneficios y desventajas.
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