Gyllenhaal. McGregor. Esencialmente cualquier tipo en el set de Juego de Tronos. Ahora que hay hombres con una barba impresionante por todas partes, parece que ha llegado el momento de abandonar tu propio afeitado y convertirte en un dandi salvaje.
Pero antes de que tires la maquinilla de afeitar, ten en cuenta a qué te enfrentas. La tarea puede parecer sencilla -simplemente no te afeites, ¿verdad? – pero en realidad requiere una buena cantidad de agallas, especialmente al principio. Tienes que prepararte adecuadamente para el esfuerzo, de lo contrario, es probable que te lleves una cuchilla a lo que es menos una barba que un lío con picazón y barba en la mandíbula. Para que tengas la mejor oportunidad posible, hemos trazado todos los obstáculos que encontrarás (y cómo superarlos) durante las primeras cinco semanas en tu camino hacia el nirvana del vello facial.
Semana 1: Fuerte y orgulloso
Espera una buena dosis de «¿Te has olvidado de afeitarte?» y «¿Qué, se te ha roto la cuchilla?». Como con cualquier nueva elección de estilo, la confianza ganará rápidamente a los partidarios, así que asegúrate de establecer la intención desde el principio. Responde con calma y seguridad a los detractores, haciéndoles saber que pueden acostumbrarse a tu nuevo look o marcharse. Además, siéntate con tus seres queridos y prepárales para los cambios faciales que se avecinan. Discuta la logística de los besos y entienda que su barba incipiente puede ser un asco durante unos días, antes de que los pelos sean más largos y menos punzantes.
Semana 2: Lucha contra el ardor
Santo cielo, ¿te pica esto? Vas a tener la tentación de frotarte la cara para calmar lo que parece un millón de picaduras de mosquito, pero resiste; rascarse no sólo empeorará el picor, sino que también aumentará las probabilidades de un brote. En su lugar, opta por un acondicionador y/o aceite para barba. Al igual que el que usas en la cabeza, el acondicionador suaviza los pelos y ayuda a calmar el ardor de la mandíbula; además, proporciona un poco de fijación para mantener a raya los pelos sueltos. El aceite para barba, por otro lado, es más bien una crema hidratante; frota unas gotas en el pelo de la cara cada día para minimizar las rozaduras y la irritación.
Este es también el momento de pensar en la forma que adoptará tu barba a largo plazo. ¿Vas a ir al natural o a peinarte un poco más cuadrado? Escoge un camino y sigue con él por ahora; si acaba no siendo lo tuyo, siempre puedes volver atrás y ajustar tu trabajo, como un Miguel Ángel del vello facial.
Semana 3: Piezas que faltan
En este punto, la irregularidad abunda para cualquiera que no sea el más dotado folicularmente. Esto es normal. No, no te ves sucia, y no, no todo el mundo está juzgando. (Es decir, a menos que sigas sacando el tema. Así que deja de sacarlo). El pelo crece a diferentes ritmos en diferentes lugares para diferentes personas, y lo más probable es que esos puntos finos se llenen bien con el tiempo. Paciencia, amigo. (Además, si aún no has empezado a usar un peine para barba, ponte a ello. Puede que te ayude)
Semana 4: Cepíllate
Tarde o temprano, te vas a encontrar con alguien con quien no has hablado de tu nueva riqueza facial. Tal vez sea un cliente con el que sólo te reúnes un par de veces al año, o un amigo al que sólo ves de vez en cuando, o tu madre. Esta persona reaccionará a tu barba de forma visible, si no vocal, cuando te vea. A veces su reacción será positiva. Otras, no tanto. Y mira: Los que odian van a odiar. Pero no lo has hecho por ellos, mantén el rumbo.
Semana 5: Avanzando
Lo has conseguido. Con barba y todo, esto es justo lo que pareces ahora, ¿y sabes qué? No está nada mal. Pero a menos que planees dejar que el bosque crezca de forma salvaje (ver: Fuck It All McConaughey), todavía hay trabajo que hacer. Invierte en un sólido juego de tijeras para recortar tus bigotes, aniquila siempre la barba del cuello y, por favor, mantén la maldita cosa limpia. No hay nada peor que el moho en la cara.