Las cuatro C de la compra de diamantes y la quinta C

Las cuatro C son las cuatro características utilizadas para determinar la calidad y el valor de un diamante: quilates, talla, claridad y color. Las características de un diamante son clasificadas y categorizadas por la industria del diamante para establecer su valor de venta. Los diamantes de calidad son calificados por un experto cualificado y llevan un certificado de autentificación.

Una quinta C, que significa «libre de conflicto», denota un diamante en bruto que no ha sido extraído en una zona de conflicto.

Aquí se explica cómo se valoran los diamantes, una opción siempre popular para los anillos de compromiso de boda.

Las claves

  • Las cuatro C son los quilates, la talla, la claridad y el color de un diamante y se utilizan para determinar su valor.
  • La talla describe la forma y las facetas de una piedra, que la hacen brillar; la claridad mide su pureza; los quilates miden su masa.
  • Los más caros de los «diamantes blancos» son perfectamente incoloros, mientras que los «diamantes de fantasía», que tienen matices, están entre los más escasos.
  • La quinta C se refiere a los diamantes que se extraen en países estables, calificados y certificados como «libres de conflicto», y vendidos por minoristas de confianza.

¿Cuáles son las cuatro C de los diamantes?

Antes de invertir en un diamante, es importante aprender a estar seguro de que está recibiendo lo que paga. Entender cómo se determina el valor de un diamante también le ayudará a hacer concesiones. Por ejemplo, es posible que prefiera una piedra más grande, con algo menos de claridad o ligeros defectos, frente a una piedra sin defectos pero mucho más pequeña. Debería explorar sus opciones con un joyero cuando elija su piedra.

1) Talla

La talla de un diamante -su forma y facetas- es lo que hace que brille. Cuanto más facetada sea la talla, mayor será el brillo. La forma y la talla más famosas, según el Museo del Diamante de Ciudad del Cabo, es el brillante redondo, con 57 facetas. Otras tallas populares son la esmeralda rectangular (44 facetas), la princesa cuadrada (50 o 58 facetas), el óvalo (56 facetas), la marquesa delgada (58 facetas) y la pera híbrida (58 facetas).

2) Claridad

La claridad mide la pureza del diamante y la presencia (o ausencia) de pequeños defectos. Cuanto más claro o libre de defectos sea el diamante, más brillante y valioso será. Los defectos internos se denominan inclusiones, mientras que los externos se llaman manchas. Los joyeros y gemólogos utilizan una escala que va de FL (impecable) a VVS (muy, muy ligeramente incluido), a SI (ligeramente incluido) y a I (incluido), con graduaciones numéricas para cada categoría, para calificar la claridad.

3) Quilate

La masa, o peso, de un diamante se mide en quilates. Un quilate métrico es de 200 miligramos, y cada quilate se puede subdividir en 100 puntos. Los diamantes de más de un quilate se expresan en quilates y decimales, como en un diamante de 1,25 quilates. El precio por quilate aumenta según el tamaño de un diamante, ya que las piedras grandes son más raras.

4) Color

Los diamantes vienen en muchos colores y se clasifican como blancos -esencialmente incoloros- o de fantasía. Dado que las distinciones de color entre las piedras son sutiles, se requiere experiencia y formación para clasificar el color de un diamante. Estas variaciones suponen una gran diferencia en la calidad y el precio del diamante. Dependiendo del tono y la intensidad, el color de una piedra puede disminuir o aumentar su valor.

142 millones

El número de quilates de diamantes en bruto producidos en todo el mundo en 2019, por debajo de un pico en 2005 de 177 millones de quilates.

La evaluación del color de los diamantes blancos se basa en la ausencia de color. La escala de clasificación del color del Instituto Gemológico de América (GIA) es el sistema más aceptado de la industria. Clasifica los diamantes en una escala de la D a la Z. Todos los diamantes de la D a la Z se consideran blancos, aunque contengan diversos grados de amarillo y marrón.

  • Los diamantes perfectamente incoloros en el extremo D del espectro se consideran los de mayor calidad y los más caros. Los diamantes incoloros o blancos claros son más deseables, ya que permiten la mayor refracción de la luz o el brillo.
  • Los diamantes de color marrón o amarillo en el extremo Z del espectro se consideran de menor calidad. Los diamantes marrones con distintos niveles de intensidad son los más comunes y están en sobreoferta. Se han comercializado como diamantes coñac, champán o chocolate para aumentar su atractivo.
  • Los diamantes de fantasía son piedras que exhiben otros colores, así como piedras con una intensidad amarilla más allá de Z. Los que vienen en tonos de rojos, rosas, azules y verdes naturalmente saturados son los más escasos.

Las celebridades, la realeza y las estrellas también pueden influir en la demanda, causando un pico temporal en los precios de un color particular. Un diamante que está de moda puede perder valor cuando las tendencias cambian.

Una quinta C: diamantes libres de conflicto

Una quinta C – «libre de conflicto» o «libre de sangre»- se ha vuelto cada vez más importante para muchos compradores en los últimos años. Los diamantes «libres de conflicto» o «libres de sangre» se refieren a los diamantes en bruto que proceden de una zona de conflicto y que pueden haber sido utilizados de forma poco ética para financiar la guerra contra un gobierno o una facción rival. Los diamantes extraídos durante las guerras civiles en más de media docena de países africanos han sido etiquetados como diamantes de conflicto.

Los diamantes «libres de conflicto» se extraen en países estables con prácticas empresariales y laborales más éticas, como Australia o Canadá, y son vendidos por distribuidores o joyeros de buena reputación. Están calificados por el Sistema de Certificación del Proceso de Kimberly (KPCS) y están certificados como libres de conflicto o de sangre.

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