Si hay un plato clásico que es demasiado fácil de estropear, es el puré de patatas. Esto se debe a que, al igual que ocurre con algunos rebozados, el exceso de trabajo con las patatas puede dar lugar a una textura desagradable y gomosa (vía Food52). Esto se debe a que se dañan las células de la patata, lo que hace que liberen más almidón. De hecho, según Serious Eats, la cantidad de almidón que liberan tus patatas es lo que realmente determina la textura final de tu puré de patatas, y después de elegir las patatas adecuadas y enjuagarlas con agua fría antes de cocinarlas, la mejor manera de controlar la cantidad de almidón en tu plato es eligiendo el método de trituración adecuado.
Según Food52, la manera más fácil de evitar la calamidad del exceso de trituración es mantenerse alejado del procesador de alimentos a toda costa. Aunque pueda parecer la opción más fácil y conveniente para conseguir unas patatas perfectamente lisas, está casi garantizado que te dejará un desastre pegajoso y gomoso que proviene de la liberación de demasiado almidón. Por desgracia, esto supone otro reto: conseguir que las patatas queden suaves y cremosas sin que se vuelvan pegajosas y gomosas. Por suerte, hay una herramienta que quizá ya tenga en su cocina que hace precisamente eso.