Lázaro Cárdenas

GabineteEdit

Lázaro Cárdenas, presidente de México.

En el gabinete de Cárdenas al inicio de su mandato había miembros de la familia Calles, su hijo mayor Rodolfo en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (1934-35); Aarón Sáenz Garza, cuñado del segundo hijo de Calles, Plutarco Jr. («Aco»), fue nombrado administrador de la Ciudad de México (1934-35), un cargo a nivel de gabinete. Otros con lealtad a Calles fueron el radical Tomás Garrido Canabal en la Secretaría de Agricultura y Fomento (1934-35); el marxista Narciso Bassols ocupó el puesto de Secretario de Hacienda y Crédito Público (1934-35); Emilio Portes Gil, que había sido presidente interino de México tras el asesinato de Obregón pero que no fue elegido como candidato presidencial del PNR en 1929, ocupó el puesto de Secretario de Asuntos Exteriores (1934-35). Cárdenas eligió a su compañero de armas y mentor Francisco José Múgica como Secretario de Economía Nacional (1934-35). Cuando Cárdenas comenzó a trazar su propio rumbo y a flanquear políticamente a Calles, sustituyó a los leales a Calles en 1935 por sus propios hombres.

Estilo presidencialEditar

Lázaro Cárdenas del Río, presidente de México 1934-1940, decreta la nacionalización de los ferrocarriles extranjeros en 1937.

La primera medida de Cárdenas tras tomar posesión del cargo a finales de 1934 fue reducir su salario presidencial a la mitad. Se convirtió en el primer ocupante de la residencia oficial presidencial de Los Pinos. Hizo que la anterior residencia, el ostentoso Castillo de Chapultepec, se convirtiera en el Museo Nacional de Historia. En una medida que golpeó los intereses financieros de los compinches de su patrón Calles, Cárdenas cerró sus casinos de juego y burdeles, donde «prominentes callistas habían invertido sus ganancias provenientes de sobornos y actividades industriales».

Cárdenas no utilizó autos blindados ni guardaespaldas para protegerse. En la campaña presidencial de 1934, recorrió gran parte de las zonas rurales en automóvil y a caballo, acompañado únicamente por Rafael M. Pedrajo, chofer y ayudante de campo. Su intrepidez generó un amplio respeto por Cárdenas, quien había demostrado su valentía y liderazgo como general revolucionario.

Políticas en el cargoEditar

Tras ser elegido y asumir el cargo, Cárdenas encabezó el Congreso para condenar la persecución de Calles a la Iglesia católica en México. Destituyó a Calles y lo exilió en 1936 mientras consolidaba el poder por derecho propio, terminando el llamado Maximato con Calles siendo el poder detrás de la presidencia. Cárdenas hizo detener a Calles y a veinte de sus socios corruptos y los deportó a Estados Unidos. La mayoría de la opinión pública mexicana apoyó fuertemente estas acciones.

Las reformas más profundas de Cárdenas fueron en los sectores agrario y obrero industrial, siendo los primeros años de su presidencia, (1934-38) los más radicales y sus políticas más duraderas. En estos dos sectores era donde la movilización era más fuerte antes de la presidencia de Cárdenas, por lo que hubo una confluencia de intereses campesinos y obreros que buscaban reformas y empoderamiento con un presidente que simpatizaba con sus aspiraciones y entendía la importancia de su apoyo al Estado mexicano y al partido dominante de Cárdenas. También llevó a cabo reformas educativas, en particular la educación socialista y la eliminación de la enseñanza religiosa.

La reforma agraria y el campesinadoEditar

Más información: La reforma agraria en México y el ejido

Durante la presidencia de Cárdenas, el gobierno promulgó una reforma agraria «amplia, rápida y, en algunos aspectos, innovadora». Redistribuyó grandes haciendas comerciales, unos 180.000 km2 de tierra a los campesinos. Con las facultades del artículo 27 de la Constitución mexicana, creó colectivos agrarios, o ejidos, que en el México de principios del siglo XX eran una forma atípica de tenencia de la tierra. Dos regiones de alto perfil de expropiación para la reforma agraria de Cárdenas fueron en la productiva región algodonera del norte de México, conocida como La Laguna, y en Yucatán, donde la economía estaba dominada por la producción de henequén. Otras zonas que experimentaron una importante reforma agraria fueron Baja California y Sonora, en el norte de México, su estado natal, Michoacán, y Chiapas, en el sur del país.

El presidente Cárdenas, con campesinos por Roberto Cueva del Río, acuarela 1937

En 1937, Cárdenas invitó a Andrés Molina Enríquez, padre intelectual del artículo 27 de la Constitución de 1917, a que lo acompañara a Yucatán para implementar la reforma agraria, a pesar de que Molina Enríquez no era un gran partidario del sistema de ejidos colectivos. Aunque no pudo ir por razones de salud, defendió la acción de Cárdenas frente a Luis Cabrera, quien argumentó que el Banco Ejidal que Cárdenas estableció cuando emprendió su arrolladora redistribución de tierras estaba, de hecho, convirtiendo al Estado mexicano en el nuevo dueño de las haciendas. Para Molina Enríquez, las plantaciones henequeneras yucatecas eran un «legado maligno» y un «infierno» para los mayas. Como partidario de toda la vida de la reforma agraria, el apoyo de Molina Enríquez a la «gloriosa cruzada» de Cárdenas fue importante.

Cárdenas sabía que el apoyo de los campesinos era importante y como candidato presidencial en 1933, se acercó a una organización campesina autónoma, la Liga Nacional Campesina, y prometió integrarla a la estructura del partido. La Liga se dividió por esta cuestión, pero un elemento se integró en el Partido Nacional Revolucionario. Cárdenas amplió la base de la Liga Campesina en 1938 en la Confederación Nacional Campesina (CNC). Cárdenas «creía que un campesinado organizado representaría una fuerza política capaz de enfrentarse a la élite terrateniente establecida, además de proporcionar un bloque de votos crítico para el nuevo estado mexicano». Los estudiosos difieren en cuanto a la intención de Cárdenas para la CNC, ya que algunos la ven como una organización autónoma que abogaría por los campesinos en lo que respecta a la tenencia de la tierra, los proyectos rurales y los intereses políticos de los campesinos, mientras que otros ven a la CNC como una relación patrón-cliente con el Estado, lo que restringe su autonomía. La CNC se creó con la idea de la «unificación campesina» y fue controlada por el gobierno. Se reconocían los derechos de los campesinos, pero éstos debían ser aliados responsables del régimen político. La radical Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) y el Partido Comunista Mexicano (PCM) intentaron organizar a los campesinos, pero Cárdenas afirmó el derecho del gobierno a hacerlo, ya que estaba a cargo de la reforma agraria, y advirtió que su intento de organizar al campesinado sembraría la disensión.

Cárdenas reforzó aún más el papel del gobierno al crear milicias rurales o reservas, que armaron a unos 60.000 campesinos para 1940, que estaban bajo el control del ejército. El campesinado armado ayudó a promover la estabilidad política frente a los caudillos regionales. Podían garantizar que la reforma agraria del gobierno se llevara a cabo. Las reservas campesinas podían proteger a los receptores de la reforma frente a los propietarios de las fincas y romper las huelgas rurales que amenazaban el control del gobierno.

La reforma agraria se llevó a cabo de forma irregular con resultados desiguales. Durante años, muchas regiones habían experimentado la movilización campesina frente a la represión y la «guerra agraria de baja intensidad.» El movimiento campesino en Morelos se había movilizado antes de la Revolución Mexicana y tuvo éxito bajo el liderazgo de Emiliano Zapata extinguiendo el sistema de haciendas en ese estado. En la reforma agraria de Cárdenas, con el régimen revolucionario consolidado y los problemas agrarios aún sin resolver, el presidente cortejó a los agraristas movilizados, que ahora encontraron al Estado atento a su problema. La reforma agraria, con algunas excepciones como en Yucatán, se realizó en zonas de movilización previa. Los propios campesinos impulsaron la reforma agraria y, en la medida en que se llevó a cabo, fueron agentes integrales y no meros receptores de la generosidad estatal desde arriba. Sin embargo, el campesinado estaba bajo el control del gobierno nacional sin posibilidad de organizarse de forma independiente o de formar alianzas con los trabajadores urbanos mexicanos.

LaborEdit

Vicente Lombardo Toledano, líder socialista de la Confederación de Trabajadores Mexicanos.

El otro sector clave de la reforma fue el trabajo industrial. El artículo 123 de la Constitución de 1917 había empoderado al trabajo de una manera sin precedentes, garantizando derechos de los trabajadores como la jornada de ocho horas y el derecho de huelga, pero de una manera más amplia, el artículo 123 señalaba que el Estado mexicano estaba del lado del trabajo. Cuando Cárdenas asumió la presidencia ya existía una organización laboral, el sindicato CROM de Luis Morones. Morones fue obligado a dejar su puesto en el gabinete del gobierno de Calles y la CROM disminuyó su poder e influencia, con importantes deserciones de los sindicatos de la Ciudad de México, uno de los cuales estaba dirigido por el socialista Vicente Lombardo Toledano. Cárdenas promovió la «purificada» Confederación de Trabajadores Mexicanos de Toledano, que se convirtió en la Confederación de Trabajadores de México o CTM. La alianza de la CTM con Cárdenas fue táctica y condicionada, al ver que sus intereses eran impulsados por Cárdenas, pero no controlados por él. Al igual que el sector agrario con los campesinos movilizados, los trabajadores movilizados y organizados llevaban tiempo agitando y luchando por sus intereses. El artículo 123 de la Constitución fue un resultado tangible de su participación en la Revolución Mexicana en el bando constitucionalista. De hecho, los trabajadores organizados por la Casa del Obrero Mundial, una organización laboral radical, lucharon en los Batallones Rojos contra los revolucionarios campesinos liderados por Emiliano Zapata. Lombardo Toledano y la CTM apoyaron el exilio de Calles por parte de Cárdenas y en el mismo golpe Cárdenas también exilió al desacreditado líder de la CROM, Luis Napoleón Morones.

Cárdenas nacionalizó el sistema ferroviario creando los Ferrocarriles Nacionales de México en 1938 y puso bajo una «administración obrera». Su nacionalización más amplia fue la de la industria petrolera en 1938.

EducaciónEditar

General Lázaro Cárdenas del Río.

Durante el Maximato de los Calles, las políticas educativas mexicanas se dirigieron a frenar la influencia cultural de la Iglesia católica, introduciendo la educación sexual y la ideología de izquierdas a través de la educación socialista, y en general pretendiendo crear una cultura cívica nacional. Cárdenas como candidato presidencial, bajo el patrocinio del feroz anticlerical Calles, estaba a favor de tales políticas. La oposición a la educación socialista por parte de la Iglesia católica como institución y de los católicos rurales en bastiones como Michoacán, Jalisco y Durango vio renacer la oposición campesina armada, a veces conocida como la Segunda Cristiada. El alcance de la oposición fue significativo y Cárdenas optó por dar un paso atrás en la aplicación de las políticas educativas radicales, sobre todo cuando se dedicó a socavar el poder de Calles. Cárdenas ganó el apoyo de la Iglesia Católica cuando se distanció de las políticas anticlericales.

Una importante adición a la educación superior en México fue cuando Cárdenas estableció el Instituto Politécnico Nacional (IPN), una universidad técnica en la Ciudad de México, a raíz de la expropiación petrolera de 1938. El IPN fue creado por ingenieros y científicos del tren.

IndigenismoEditar

Artículo principal: Indigenismo en México § Indigenismo bajo Cárdenas

Cárdenas creó el nuevo Departamento de Asuntos Indígenas a nivel de gabinete en 1936, con Graciano Sánchez, un líder agrarista a cargo. Tras una polémica en el DAI, Sánchez fue sustituido por un académico, el profesor Luis Chávez Orozco. Cárdenas fue influenciado por un defensor del indigenismo, Moisés Sáenz, quien era doctor en educación por la Universidad de Columbia y había ocupado un puesto en la administración de Calles en la Secretaría de Educación Pública (SEP). Aunque inicialmente era un asimilador de los indígenas de México, cambió su perspectiva tras un periodo de residencia en un pueblo purépecha, que publicó como Carapan: Bosquejo de una experiencia. Llegó a considerar que la cultura indígena tenía valor. Sáenz abogó por reformas educativas y económicas que mejoraran a los indígenas, y esto se convirtió en el objetivo del departamento que Cárdenas creó.

El informe oficial del gobierno de Cárdenas de 1940 afirma que «el problema indígena es uno de los más graves que ha tenido que enfrentar el gobierno revolucionario.» El objetivo del departamento era estudiar los problemas fundamentales relativos a los indígenas de México, particularmente las condiciones económicas y sociales, para luego proponer al poder ejecutivo medidas de acción coordinada para promover y gestionar las medidas que se consideraran de interés para los centros de población indígena. La mayoría de los indígenas se encontraban en Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Yucatán, según el censo nacional de 1930. En 1936 y 1937, el departamento tenía aproximadamente 100 empleados y un presupuesto de $750,000 pesos, pero como en otros aspectos del régimen de Cárdenas, 1938 marcó un aumento significativo de personal y presupuesto; 350 empleados en 1938 y un presupuesto de $2.77 millones de pesos y en 1939, el punto más alto en el presupuesto del departamento, había 850 empleados con un presupuesto de $3.75 millones de pesos. En 1940, el presupuesto se mantuvo robusto en 3 millones de pesos, con 650 empleados.

La función del departamento era principalmente económica y educativa. Específicamente se encargaba de defender a los pueblos y comunidades indígenas, a los ejidatarios y a los ciudadanos indígenas de las persecuciones y abusos que pudieran cometer cualquier tipo de autoridad. Defendía a los comisariados ejidales y a las cooperativas agrícolas. Los objetivos que perseguía el departamento eran principalmente económicos y educativos, y en segundo lugar las acciones culturales. Las medidas sociales y de salud pública/saneamiento fueron menos importantes en términos de acción para este departamento.

El departamento promovió una serie de congresos indígenas nacionales, reuniendo a diferentes grupos indígenas para reunirse como indígenas y discutir temas comunes. El objetivo del gobierno al hacer esto era que se movieran de manera concertada hacia la «liberación integral», con sus derechos respetados por el objetivo principal era incorporar a los indígenas a la población nacional más grande en igualdad de condiciones. Inicialmente, en 1936 y 1937, hubo una conferencia anual. La primera atrajo a unos 300 pueblos, mientras que la segunda sólo a 75. En 1938, hubo dos conferencias con 950 pueblos representados. Los dos últimos años del sexenio de Cárdenas hubo dos congresos cada año, pero con una asistencia más escasa, de unos 200 pueblos cada uno. El gobierno trató de lograr la participación activa de los pueblos indígenas, viendo que tal compromiso era la clave del éxito, pero la caída en los últimos dos años indica una menor movilización. El departamento publicó 12 libros editados con un tiraje total de 350, así como 170 materiales grabados en lenguas indígenas.

En febrero de 1940, el departamento estableció una sección médica/sanitaria separada con 4 clínicas en Chihuahua y una en Sonora, pero el mayor número estaba en el centro del sur de México.

En 1940 se reunió en Pátzcuaro, Michoacán, el primer Congreso Indigenista Interamericano, en el que Cárdenas pronunció un discurso plenario ante los participantes.

Sufragio femeninoEditar

Cárdenas había impulsado el sufragio femenino en México, respondiendo a la presión de las mujeres activistas y del clima político que enfatizaba la igualdad de los ciudadanos. México no era el único país de América Latina que no otorgaba el derecho de voto a las mujeres, pero en 1932, tanto Brasil como Uruguay habían extendido el sufragio a las mujeres, y Ecuador también lo había hecho. Las mujeres habían contribuido de forma significativa a la Revolución Mexicana, pero no habían conseguido avances en la fase postrevolucionaria. Las mujeres que eran miembros de la Confederación Nacional Campesina o de la Confederación de Trabajadores Mexicanos eran, en virtud de su pertenencia a organizaciones paraguas, también miembros del partido reorganizado de Cárdenas, el Partido de la Revolución Mexicana o PRM, hecho en 1938. En la práctica, sin embargo, las mujeres fueron marginadas del poder. Las mujeres no podían presentarse a las elecciones gubernamentales nacionales o locales ni votar. La Constitución de 1917 no contemplaba explícitamente los derechos de las mujeres, por lo que para otorgarles el derecho a votar era necesaria una enmienda constitucional. La enmienda en sí era simple y breve, especificando que «mexicanos» se refería tanto a las mujeres como a los hombres.

Muchos diputados y senadores del PNR pronunciaron discursos de apoyo a la enmienda, pero hubo oposición. La inminente reorganización del partido por parte de Cárdenas, que tuvo lugar en 1938, fue un factor que cambió a algunos opositores en partidarios. Al final, se aprobó por unanimidad y se envió a los estados para que la ratificaran. A pesar de los discursos y las ratificaciones, los opositores utilizaron un resquicio para bloquear la aplicación de la enmienda negándose a publicar la noticia del cambio en el Diario oficial. Los escépticos del sufragio femenino sospechaban que las mujeres católicas conservadoras recibirían instrucciones sobre el voto de los sacerdotes y socavarían así los logros progresistas de la Revolución. Las mujeres católicas conservadoras se habían movilizado durante el conflicto Iglesia-Estado de finales de la década de 1920, la Rebelión Cristera, prestando ayuda material a los ejércitos cristeros, e incluso formando una sociedad secreta, las Brigadas Femeninas de Santa Juana de Arco.

La preocupación por que las mujeres mexicanas aceptaran consejos de los sacerdotes sobre el voto tenía cierto fundamento en el ejemplo de la República Española de izquierdas de la década de 1930. En efecto, muchas mujeres españolas apoyaron la posición de la Iglesia católica, que se oponía a la política anticlerical de la república. La Guerra Civil española (1936-1939) fue para México un cuento con moraleja, el fracaso de un régimen de izquierdas tras un golpe militar.

Cárdenas no pudo superar la oposición al sufragio femenino, aunque personalmente estaba comprometido con la causa. Las mujeres no obtuvieron el voto en México hasta 1953, cuando el gobierno mexicano aplicaba políticas económicas más favorables a las empresas y había un modus vivendi con la Iglesia católica en México.

Partido de la Revolución MexicanaEditar

Artículo principal: Partido Revolucionario Institucional § PRM (1938-1946)
Logotipo del PRM, basado en el de su antecesor el Partido Nacional Revolucionario que utilizaba los colores de la bandera mexicana como símbolo. El PRM de Cárdenas creó una representación sectorial formal dentro de la estructura del partido, incluyendo una para los militares mexicanos. La estructura sectorial se mantuvo cuando el partido se convirtió en el PRI en 1946.

El Partido de la Revolución Mexicana (PRM) surgió el 30 de marzo de 1938 tras la disolución del partido fundado en 1929 por Calles, el Partido Nacional Revolucionario (PNR). El PRM de Cárdenas se reorganizó de nuevo en 1946 como Partido Revolucionario Institucional. Calles fundó el PNR tras el asesinato del presidente electo Obregón para crear alguna forma de que los líderes revolucionarios mantuvieran el orden y el poder. Calles no pudo ser reelegido como presidente, pero mantuvo el poder a través del recién creado partido. Cuando Cárdenas se presentó como candidato del PNR en 1934, Calles esperaba seguir siendo el verdadero poder en México. Cárdenas podría haber sido uno de los presidentes cortoplacistas e impotentes de los años 1929-1934, pero en cambio construyó una amplia y movilizada base de apoyo de obreros industriales y campesinos y obligó a Calles a exiliarse en 1935. Cárdenas consolidó aún más el poder al disolver el PNR y crear un nuevo partido con un tipo de organización completamente diferente.

El PRM se organizó en cuatro sectores, el obrero industrial, los campesinos, un sector de clase media (compuesto en gran parte por trabajadores del gobierno) y los militares. Esta organización era una resurrección del corporativismo, esencialmente la organización por estamentos o grupos de interés. Cada sector del partido tenía una organización paralela, de modo que el sector obrero estaba compuesto por la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), el sector campesino por la Confederación Nacional Campesina, (CNC); y el sector de clase media por la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), creada en 1938. El antiguo Ejército Federal había sido destruido en la Revolución y los militares posrevolucionarios se habían transformado cada vez más en un conjunto de veteranos combatientes revolucionarios en un ejército organizado según líneas más tradicionales de jerarquía y control.Los militares, en la mayor parte de América Latina en el período posterior a la independencia, se consideraban a sí mismos como árbitros del poder e intervenían en la política por la fuerza o la amenaza de la fuerza. En el periodo posrevolucionario, los presidentes de México, incluido Cárdenas, eran antiguos generales del ejército revolucionario. Álvaro Obregón y Calles instigaron a frenar el poder de los militares, pero la amenaza de revuelta y socavamiento del Estado se mantuvo, como demostró la Rebelión Cristera de finales de los años 20, dirigida por un antiguo general revolucionario, Enrique Gorostieta. Cárdenas pretendía socavar el potencial de los militares para dominar la política convirtiéndolos en un sector del partido oficial. Aunque algunos críticos cuestionaron la incorporación de los militares al partido, Cárdenas lo vio como una forma de afirmar el control civil. Se le cita diciendo: «No pusimos al Ejército en la política. Ya estaba allí. De hecho, había estado dominando la situación, e hicimos bien en reducir su voz a una de cada cuatro». Cárdenas ya había movilizado a obreros y campesinos en un contrapeso al «dominio de la política por parte de los militares».

Estos grupos solían tener intereses diferentes, pero en lugar de crear un sistema pluralista en el que los grupos compitieran, el modelo corporativista colocaba al Presidente como árbitro de intereses. Así, la organización de diferentes grupos de interés con representación formal en el partido les dio acceso a la generosidad del Estado, pero también limitó su capacidad de actuar de forma autónoma, ya que eran dependientes del nuevo sistema.

El modelo corporativista se asocia más a menudo con el fascismo, cuyo auge en Alemania e Italia en los años 30 coincidió con la presidencia de Cárdenas. Cárdenas se opuso rotundamente al fascismo, pero creó el PRM y organizó el Estado mexicano sobre líneas autoritarias. Esa reorganización puede considerarse el legado perdurable de la presidencia de Cárdenas. Aunque el PRM se reorganizó en el Partido Revolucionario Institucional en 1946, la estructura básica se mantuvo. El cálculo de Cárdenas de que la incorporación de los militares al PRM socavaría su poder fue esencialmente correcto, ya que desaparecieron como sector separado del partido, pero fueron absorbidos por el sector «popular».

Expropiación petrolera de 1938Editar

Artículo principal: Expropiación petrolera en México
Ver también: La industria petrolera en México
Logotipo de PEMEX

Cárdenas había tenido tratos con la industria petrolera en la Huasteca en su calidad de comandante militar en ese lugar. Los problemas con las empresas extranjeras y la organización de los trabajadores petroleros mexicanos se volvieron cada vez más tensos. Al principio de su presidencia, declaró que un acuerdo anterior entre las empresas y el gobierno «no estaba en armonía con el principio básico del artículo 27 de la Constitución». En 1936, el sindicato de trabajadores petroleros, compuesto por 18.000 miembros, obligó a las empresas petroleras a firmar el primer contrato colectivo de trabajo de la historia. El sindicato exigía 26 millones de pesos, las empresas ofrecían 12 millones. Dando más fuerza a las demandas de los trabajadores mexicanos, Cárdenas creó la Administración Nacional del Petróleo y el Consejo de Conciliación y Arbitraje del gobierno asumió la jurisdicción sobre el conflicto salarial. El Consejo apoyó las demandas de los trabajadores y las empresas se negaron a pagar. Para dar más fuerza a la posición del gobierno, éste canceló las concesiones petroleras que databan del Porfirato. Esta medida no tenía precedentes en la historia del petróleo extranjero en México. Los directivos y los trabajadores cualificados de alto nivel eran todos extranjeros, por lo que las empresas pensaron que la nacionalización sería una medida precipitada para México. Las compañías apelaron la decisión del gobierno de obligar a las empresas a pagar los salarios ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que falló en su contra el 1 de marzo de 1938. Cárdenas estaba dispuesto a actuar. Cárdenas encargó a su viejo camarada Francisco J. Múgica la redacción de la declaración a la nación sobre la expropiación. El 18 de marzo de 1938, Cárdenas nacionalizó las reservas petroleras de México y expropió los equipos de las compañías petroleras extranjeras en México. El anuncio inspiró un desfile espontáneo de seis horas en la Ciudad de México; fue seguido por una campaña nacional de recaudación de fondos para compensar a las empresas privadas.

La legislación para la nacionalización preveía la compensación de los activos expropiados, pero la acción de Cárdenas enfureció a la comunidad empresarial internacional y a los gobiernos occidentales, especialmente al Reino Unido. El gobierno mexicano estaba más preocupado por la falta de conocimientos técnicos en el país para gestionar las refinerías. Antes de marcharse, las compañías petroleras se aseguraron de no dejar nada de valor, con la esperanza de obligar a Cárdenas a aceptar sus condiciones.

México pudo finalmente volver a poner en marcha los campos petrolíferos y las refinerías, pero la producción no alcanzó los niveles anteriores a la nacionalización hasta 1942, tras la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Los Estados Unidos enviaron asesores técnicos a México para garantizar que la producción pudiera apoyar el esfuerzo bélico general de los Aliados.

En 1938, los británicos rompieron las relaciones diplomáticas con el gobierno de Cárdenas y boicotearon el petróleo mexicano y otros productos. Un tribunal internacional dictaminó que México tenía autoridad para la nacionalización. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el petróleo se convirtió en un producto muy codiciado. La empresa que fundó Cárdenas, Petróleos Mexicanos (o Pemex), sirvió más tarde de modelo para otras naciones que buscaban un mayor control sobre sus propios recursos de petróleo y gas natural. A principios del siglo XXI, sus ingresos siguieron siendo la fuente más importante de ingresos para el país, a pesar del debilitamiento de las finanzas. Cárdenas fundó el Instituto Politécnico Nacional con el fin de garantizar la educación y la formación de personas para dirigir la industria petrolera.

Guerra Civil Española y refugiados en MéxicoEditar

Monumento a Cárdenas en el Parque España, Ciudad de México

Cárdenas apoyó al gobierno republicano de España contra las fuerzas del general derechista Francisco Franco durante la Guerra Civil Española. Franco recibió el apoyo de Alemania e Italia. El apoyo de México al gobierno republicano fue «vendiendo armas al ejército republicano, suscribiendo la compra de armas a terceros, apoyando a la República en la Sociedad de Naciones, proporcionando alimentos, refugio y educación a los niños huérfanos durante la Guerra Civil Española.» Aunque los esfuerzos de México en la Guerra Civil Española no fueron suficientes para salvar la República Española, sí proporcionó un lugar de exilio para hasta 20.000-40.000 refugiados españoles. Entre los que llegaron a México se encontraban distinguidos intelectuales que dejaron una huella duradera en la vida cultural mexicana. El abanico de refugiados puede verse en un análisis de los 4.559 pasajeros que llegaron a México en 1939 a bordo de los barcos Sinaia, Ipanema y Mexique; los grupos más numerosos eran los técnicos y trabajadores cualificados (32%), los agricultores y ganaderos (20%), junto con los profesionales, técnicos, obreros, estudiantes empresarios y comerciantes, que representaban el 43% del total. La Casa de España, fundada con el apoyo del gobierno mexicano a principios de la década de 1930, era una organización que proporcionaba un refugio seguro a los intelectuales y artistas leales a España. Se convirtió en el Colegio de México en octubre de 1940, una institución de élite de educación superior en México, en 1940 con el apoyo del gobierno de Cárdenas.

En 1936, Cárdenas permitió que el exiliado ruso León Trotsky se estableciera en México, supuestamente para contrarrestar las acusaciones de que Cárdenas era estalinista. Cárdenas no era tan izquierdista como León Trotsky y otros socialistas desearían, pero Trotsky describió su gobierno como el único honesto del mundo.

Relaciones con América LatinaEditar

Las relaciones más importantes de México con el extranjero durante la presidencia de Cárdenas fueron las de Estados Unidos, pero Cárdenas intentó influir en las naciones latinoamericanas amigas mediante esfuerzos diplomáticos formales en Cuba, Chile, Colombia y Perú, especialmente en el ámbito cultural. México envió artistas, ingenieros y deportistas como esfuerzos de buena voluntad. Ningún país latinoamericano emuló las políticas radicales de Cárdenas en el sector agrario, la educación o el nacionalismo económico.

Otras acciones presidencialesEditar

El banco de desarrollo, Nacional Financiera fue fundado durante su mandato como presidente. Aunque no estuvo muy activo durante ese periodo, en la época del Milagro Mexicano posterior a la Segunda Guerra Mundial, el banco fue una herramienta importante en los proyectos de industrialización del gobierno.

Cárdenas se dio a conocer por su programa progresista de construcción de carreteras y escuelas y de promoción de la educación, consiguiendo la aprobación del Congreso para destinar el doble de dinero federal a la educación rural que todos sus predecesores juntos.

Cárdenas puso fin a la pena capital (en México, generalmente en forma de fusilamiento). La pena capital está prohibida en México desde entonces. El control de la república por parte de Cárdenas y de su predecesor, el Partido de la Revolución Mexicana (PRI), sin que se produjera un derramamiento de sangre generalizado, supuso el fin de las rebeliones iniciadas con la Revolución Mexicana de 1910. A pesar de la política de educación socialista de Cárdenas, también mejoró las relaciones con la Iglesia Católica Romana durante su administración.

Fracasada revuelta de Saturnino Cedillo, 1938-1939Editar

Saturnino Cedillo, general revolucionario y cacique posrevolucionario

La última revuelta militar en México fue la de Saturnino Cedillo, un caudillo regional y antiguo general revolucionario cuya base de poder estaba en el estado de San Luis Potosí. Cedillo era partidario de Calles y había participado en la formación del Partido Nacional Revolucionario. Era una «figura paradigmática», que actuaba como líder fuerte en su región y mediaba entre el gobierno federal y su base de poder local. Como agente de poder con demostradas habilidades militares y políticas, tuvo una gran autonomía en San Luis Potosí, sirviendo un período como gobernador (1927-32), pero luego modelando el Maximato de Calles fue el poder detrás de la gobernación. Cedillo apoyó a Cárdenas en su lucha por el poder con Calles. Sin embargo, las relaciones entre Cedillo y Cárdenas se agriaron, sobre todo a medida que el nuevo sistema político de Cárdenas se consolidaba y socavaba el poder autónomo de los caciques locales.

Cárdenas era ideológicamente más radical que Cedillo, y éste se convirtió en una figura importante de la oposición derechista a Cárdenas. Entre los grupos que lo rodeaban se encontraban los fascistas «Camisas Doradas», vistos como una fuerza capaz de derrocar a Cárdenas. Cedillo se sublevó en 1938 contra Cárdenas, pero el gobierno federal tenía una clara superioridad militar y aplastó el levantamiento. En 1939, Cedillo, miembros de su familia y varios partidarios fueron asesinados, y el propio Cedillo fue traicionado por un seguidor mientras estaba escondido. Fue «el último de los grandes caciques militares de la Revolución Mexicana que mantuvo su propio ejército casi privado» y que construyó «su feudo campesino». La victoria de Cárdenas sobre Cedillo mostró el poder y la consolidación del recién reorganizado Estado mexicano, pero también un enfrentamiento entre dos antiguos generales revolucionarios en la esfera política.

Otra oposición política a CárdenasEditar

Hubo una oposición más organizada e ideológica a Cárdenas. Los grupos políticos de derecha se opusieron a las políticas de Cárdenas, incluyendo la Unión Nacional Sinarquista (UNS), un movimiento popular, pro-católico y cuasi-fascista fundado en 1937 que se oponía a su «ateísmo» y colectivismo. Los conservadores católicos y pro-empresariales fundaron el Partido de Acción Nacional (PAN) en 1939, que se convirtió en el principal partido de la oposición en años posteriores y ganó la presidencia en el año 2000.

Elección presidencial de 1940Editar

En las elecciones de 1940, Cárdenas, con la esperanza de evitar otro levantamiento o incluso «una contrarrevolución abierta en toda la República» por parte de quienes se oponían a sus políticas de izquierda, respaldó al candidato del PRM Manuel Ávila Camacho, un conservador moderado. El obregonista Francisco Múgica habría sido el heredero ideológico de Cárdenas, y había desempeñado un papel importante en la Revolución, siendo el líder de la facción de izquierdas que logró introducir un lenguaje clave en la Constitución de 1917, garantizando los derechos del trabajo. Múgica conocía personalmente a Cárdenas desde 1926, cuando ambos trabajaban en Veracruz. Múgica había servido en el gabinete de Cárdenas como Secretario de Economía Nacional y como Secretario de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. En esos cargos, Múgica se aseguró de que el gobierno federal persiguiera objetivos sociales; Múgica era considerado «la conciencia social del cardenismo». Múgica renunció a su puesto en el gabinete para ser candidato a las elecciones presidenciales de 1940.

Juan Andreu Almazán, general revolucionario y candidato presidencial

Sin embargo, el sistema político no era de competencia abierta entre los candidatos, aunque las normas del PRM exigían una convención abierta para seleccionar al candidato. Cárdenas estableció la regla no escrita de que el presidente elegía a su sucesor. Cárdenas eligió como candidato oficial del PRM al desconocido político Manuel Ávila Camacho, mucho más centrista que Múgica. Tenía «fama de conciliador más que de líder» y más tarde fue ridiculizado como «el soldado desconocido». Múgica se retiró, dándose cuenta de que sus ambiciones personales no serían satisfechas, y pasó a ocupar otros cargos en el gobierno. Es posible que Cárdenas esperara que Ávila Camacho rescatara algunas de sus políticas progresistas y fuera un candidato de compromiso frente a su oponente conservador, el general Juan Andreu Almazán. Se dice que Cárdenas aseguró el apoyo de la CTM y la CNC a Ávila Camacho garantizando personalmente que sus intereses serían respetados.

La campaña y las elecciones estuvieron marcadas por incidentes violentos; el día de las elecciones los partidos opositores secuestraron numerosos centros de votación y cada uno emitió sus propios «resultados electorales». El propio Cárdenas no pudo votar el día de las elecciones porque el colegio electoral cerró antes de tiempo para evitar que votaran los partidarios de Almazán. Como el gobierno controlaba el proceso electoral, los resultados oficiales declararon vencedor a Ávila Camacho; Almazán denunció el fraude y amenazó con rebelarse, tratando de establecer un gobierno y un congreso paralelos. Ávila Camacho aplastó a las fuerzas de Almazán y asumió el cargo en diciembre de 1940. A su toma de posesión asistió el vicepresidente electo de EE.UU., Henry A. Wallace, que fue nombrado por EE.UU. «representante especial con rango de embajador extraordinario y plenipotenciario» para México, lo que indicaba que EE.UU. reconocía la legitimidad de los resultados electorales. Almazán también asistió a la toma de posesión de Ávila Camacho.

Para sorpresa de los mexicanos que esperaban que Cárdenas siguiera el ejemplo de Calles y siguiera siendo el poder detrás de la presidencia -sobre todo porque Ávila Camacho no parecía tener grandes dotes de liderazgo en un momento en que el conflicto en Europa y la agitación interna eran evidentes- sentó el importante precedente de dejar la presidencia y sus poderes a su sucesor.

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