Todos los niños tienen la capacidad de aprender, pero la forma en que los niños aprenden y la cantidad de conocimientos que pueden absorber pueden variar considerablemente, especialmente en el caso de un niño con necesidades especiales. Sin embargo, como sociedad debemos a todos los niños la oportunidad de alcanzar su potencial, por lo que es importante crear el mejor entorno de aprendizaje posible para que eso ocurra. Por eso, muchas personas sugieren integrar a los niños con necesidades especiales en las aulas ordinarias en lugar de asignarlos exclusivamente a clases de educación especial.
Integración vs. Inclusión
Descubrir cómo proporcionar la mejor educación a un niño nunca es fácil porque lo que es mejor para un niño puede no serlo para otro. Al considerar la integración, es importante tener en cuenta la inclusión, incluida la inclusión total.
Con la integración, los alumnos de educación especial «se ganan» el derecho a estar en un aula ordinaria durante al menos una clase para ver si están preparados para el reto. La inclusión implica llevar los servicios de educación especial a un niño que está en clases regulares, en lugar de llevar al niño a los servicios (en un aula de educación especial). Se centra en los beneficios de estar en la clase, pero los requisitos para ese alumno se adaptan a las necesidades especiales del niño. Con la inclusión total, todos los alumnos se incorporan al aula ordinaria, sea cual sea su discapacidad.
Beneficios del mainstreaming o inclusión para la educación especial
Los defensores del mainstreaming señalan los posibles beneficios de incorporar a un niño con necesidades especiales al aula ordinaria. Al mismo tiempo, son conscientes de que la inclusión a tiempo completo podría no proporcionar la mejor experiencia de aprendizaje para el niño con necesidades especiales o para los demás niños de la clase. Los niños integrados pasarán tiempo en un aula de recursos donde pueden recibir una atención más individualizada por parte de los profesores.
Al utilizar tanto el aula ordinaria como el tiempo individualizado en las clases de educación especial, los alumnos están expuestos a los estudiantes ordinarios pero reciben la atención que necesitan para sus retos específicos. Varios estudios han sugerido que, en general, incluir a los niños discapacitados en las aulas ordinarias mejora el rendimiento académico, la autoestima y las habilidades sociales.
Inconvenientes potenciales
Cuando se analiza críticamente la integración o la inclusión de los alumnos de educación especial, una de las primeras cuestiones que se plantean es el presupuesto. Un estudio realizado en 2005 por el Programa de Gastos de Educación Especial (SEEP) mostró que el precio de la educación de un alumno con necesidades especiales oscila entre los 10.558 y los 20.000 dólares. En comparación, educar sin servicios de educación especial cuesta 6.556 dólares.
Otro posible inconveniente es que un niño con necesidades especiales puede perderse fácilmente en una clase normal. En algunos casos pueden ser disruptivos y comprometer el entorno de aprendizaje de los demás alumnos. Ni el mainstreaming ni ningún tipo de inclusión son adecuados para todos los niños, por lo que es importante que se elabore un Plan Educativo Individual (IEP) para cada niño con necesidades especiales que les ayude a encontrar el equilibrio entre la exposición al aula ordinaria y la obtención de la atención que cada uno requiere.
Los niños sordos se enfrentan a un reto especial porque las importantes barreras de comunicación entre ellos y sus compañeros de clase ordinarios pueden provocar sentimientos de baja autoestima y aislamiento entre los discapacitados auditivos. Algunos críticos también temen que esta práctica pueda socavar algunos componentes de la cultura sorda.
Todos los demás niños
Al abordar las necesidades de los alumnos discapacitados, es importante recordar las necesidades del resto de la clase. Incluir a los niños con necesidades especiales en una clase normal puede ser perturbador y dificultar el aprendizaje de la mayoría. Sin embargo, los niños sin necesidades especiales pueden beneficiarse de la interacción con niños que tienen dificultades en algunos aspectos.
Independientemente de que una persona con discapacidad sea un niño o un adulto, en última instancia tiene más cosas en común con una persona sin discapacidad que diferencias. Para los niños, y muchos adultos, estas distinciones son más difíciles de discernir si no están expuestos a las discapacidades. Esta exposición anima a los niños a ayudarse mutuamente y a desarrollar la empatía por otros seres humanos, sufran o no «discapacidades» oficiales.
A fin de cuentas, todos tenemos necesidades especiales, y muchas de ellas serán descubiertas por padres, profesores, mentores, empleadores y amigos a lo largo de nuestras vidas. Integrar la educación especial puede ser la forma de asegurar que estamos tan preparados como sea posible para todos los retos que nos esperan.
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Etiquetas: Pros y Contras, Educación Especial