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Tan sinónimo de la Patagonia como los escarpados picos de las Torres del Paine, los guanacos pueden ser encontrados vagando por las salvajes estepas barridas por el viento, pastando en parches de hierba y corriendo por las laderas en manadas de hasta 50 personas. Su nombre proviene de la palabra quechua huanaco, que significa animal salvaje o que corre rápido, lo cual es perfectamente apropiado: los guanacos adultos pueden correr hasta 35 millas por hora. Y esa necesidad de velocidad aparece rápidamente: los guanacos bebés caminan a los cinco minutos de nacer y corren poco después.

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A primera vista puede ser difícil diferenciar a los guanacos de sus otros primos camélidos: las llamas, las alpacas y las vicuñas. Estas cuatro especies sudamericanas comparten muchos rasgos similares. Pero una gran diferencia es que los guanacos y las vicuñas aún vagan por la naturaleza, mientras que las alpacas y las llamas han sido domesticadas como animales de carga durante miles de años.

Estar en contacto con la naturaleza ha dado a los guanacos algunas habilidades excepcionales. Además de ser rápidos y sorprendentemente buenos nadadores, son increíblemente adaptables. Estos robustos herbívoros pueden prosperar en una amplia gama de hábitats, soportando climas desérticos áridos, temperaturas bajo cero, nevadas, lluvias, vientos fuertes y elevaciones desde el nivel del mar hasta más de 3 kilómetros.

Sobrevivir en entornos con niveles de oxígeno tan bajos no es ninguna broma, pero sus cuerpos están diseñados para ello. Los corazones de los guanacos son un 15% más grandes que los de la mayoría de los mamíferos de su tamaño y una cucharadita de su sangre contiene 67 millones de glóbulos rojos, unas cuatro veces más que los humanos. También pueden prescindir del agua: obtienen toda la humedad de las hierbas, líquenes y suculentas que recogen con sus labios superiores partidos.

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Lenguaje de signos

¿Quieres detectar el estado de ánimo de un guanaco? Fíjate bien para detectar estas señales reveladoras: Orejas arriba, cola abajo significa que está relajado; orejas hacia delante, cola recta muestra alarma y alerta; orejas planas, cola apuntando hacia arriba señala agresividad. Se saludan tocándose las narices y se encorvan en señal de sumisión.

Los guanacos bebé

Los guanacos bebé son adorablemente conocidos como chulengos, y en las manadas, suelen nacer en masa. Para disminuir la posibilidad de que los pumas (sus principales depredadores) reduzcan su número, las hembras de una manada dan a luz al mismo tiempo a recién nacidos que maúllan y tienen un pelaje fino y que se levantan y trotan en cuestión de minutos.

Toca la alarma

Los guanacos son conocidos por reírse ante el peligro. Los rebaños tienen centinelas designados que vigilan en las cimas de las colinas. Cuando el peligro está cerca, dan la alarma, una llamada de advertencia parecida a un balido que suena como una risa corta y aguda. ¿Otro extraño mecanismo defensivo? Escupir hasta 2 metros para ejercer su dominio o asustar a un depredador lo suficiente como para huir.

Piel-Siempre Caliente

Además de ser una robusta armadura contra los climas duros, la piel del guanaco es muy valorada ya que produce una lana exuberante y cálida comparable a la cachemira de calidad. Las poblaciones de guanacos, que en su día fueron cazadas en grandes cantidades por sus lujosos abrigos, están resurgiendo en zonas protegidas gracias a las prácticas de caza y recolección de la fibra de forma humanitaria.

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