Estas pequeñas y brillantes bayas crecen en la parte baja de los arbustos, colgando de las ramas como hileras de gemas en miniatura. Su sabor es un poco ácido, pero siguen siendo lo suficientemente dulces como para comerlas crudas, siempre que se espolvoreen con abundante azúcar. Tienen un alto contenido en vitamina C y combinan bien con otras bayas y frutas, como las frambuesas, las fresas y el melón, así como con el ganso, el venado y el cordero (de ahí el conocido acompañamiento del cordero, la jalea de grosella). También se pueden escarchar con clara de huevo y azúcar glas y utilizarlas como decoración de pudines o cócteles.
Disponibilidad
De julio a principios de septiembre.
Elija las mejores
Elija las grosellas brillantes, gordas y firmes. Evite las que estén aplastadas o enmohecidas.
Prepárelas
Lávelas y, a continuación, sosteniendo el tallo sobre un cuenco, agárrelo por un extremo y pase un tenedor por su longitud, asegurándose de que el tallo pasa entre las púas del tenedor: todas las bayas deberían salir. Si lo desea, también puede quitar la pequeña punta marrón de la base de cada baya (simplemente pellizcarla entre el pulgar y el índice), pero es un trabajo laborioso y no supone una gran diferencia en el sabor.
Consérvelo
En el frigorífico, hasta tres días. No los laves antes de guardarlos o se empaparán.
Cocínalo
Los melocotones (4 minutos, o hasta que empiecen a reventar). Espolvorear con azúcar y servir con crema. Utilizar para hacer salsas, jarabes y mermeladas. Añadir a la mezcla de frutas para el pudin de verano; utilizar para hacer mousse o sorbetes.
Alternativas
Probar la grosella negra.