La corrección puede ser difícil porque tu mente ya ve el papel tal y como lo has escrito. Sin embargo, hay algunas maneras de sacudir su percepción para que pueda ver su documento con ojos frescos y detectar cualquier error.
Trabaje por adelantado. La mejor manera de ver su documento fresco es alejarse de él durante unos días. Esto significa que debes tener el borrador terminado una semana antes de la fecha de entrega.
Escucha a tus profesores. Si tus profesores te dicen que tienes oraciones atropelladas, aprovecha su experiencia y busca el problema que ya te han señalado.
Planea leer tu trabajo varias veces – cada vez para un reto diferente:
1) Busca fragmentos de oraciones y oraciones atropelladas.
2) Comprueba que has utilizado el verbo correcto:
– ¿Coincide tu verbo con tu sujeto?
– ¿Mantienes el mismo tiempo verbal en todo momento?
3) Comprueba que utilizas los pronombres correctamente:
– ¿Está claro a quién o a qué te refieres?
– ¿Has utilizado la forma correcta?
4) Comprueba las palabras que se confunden habitualmente, como their, there y they’re.
5) Comprueba la puntuación.
Ejecute siempre el corrector ortográfico. No detectará todos los errores, pero puede comparar un documento espacio por espacio con un estándar establecido. Debe ejecutar el corrector ortográfico cada vez que haga un cambio.
Lea su documento en voz alta. Decir las palabras en voz alta le obliga a ir más despacio y a fijarse en lo que sus ojos podrían saltarse.
Utilice una regla. Coloque una regla o un trozo de papel en blanco debajo de cada línea mientras lee el papel. Esta es una buena técnica si te resulta abrumadora toda una página de texto.
Redondea tus sospechas. Si eres propenso a las oraciones atropelladas, rodea con un círculo cada una de las comas del papel. Esto te ayudará a mirar cada una y decidir si se está utilizando correctamente. Esto también funciona para los problemas de verbos o pronombres.
Lee de abajo hacia arriba. Utilizando una regla como guía, empieza a leer desde la parte inferior de tu papel. Lee la última frase y luego la penúltima. Leer las frases fuera de orden te ayudará a ver lo que realmente has escrito en lugar de recordar lo que querías decir.