El bazo es un órgano del tamaño de un puño que se encuentra en el cuadrante superior izquierdo (LUQ) del abdomen, bajo la protección de la caja torácica inferior.
Puede encontrar información sobre la anatomía del bazo en nuestro sitio web hermano.
Es multifuncional y para adaptarse a ello, es un órgano blando y vascularizado con una cápsula fibroelástica. Sin embargo, no es uno de los órganos vitales del cuerpo. El bazo contiene dos tipos de tejidos con funciones diferentes: la pulpa blanca y la pulpa roja.
En este artículo se analizará la función de cada tejido dentro del bazo, así como las condiciones clínicas pertinentes.
Pulpa blanca
La pulpa blanca comprende nódulos relacionados con la linfa llamados corpúsculos malpighianos que contienen
- Vainas linfoides periarteriolares ricas en linfocitos T y macrófagos.
- Una zona marginal, rica en macrófagos
- Folículos linfoides, ricos en linfocitos B ingenuos
Por ello, la pulpa blanca del bazo tiene un papel muy importante en la respuesta inmunitaria normal a la infección. Las células presentadoras de antígenos pueden entrar en la pulpa blanca, lo que resulta en la activación de los linfocitos T almacenados allí. Éstos, a su vez, activan los linfocitos B en los folículos, convirtiéndolos en células plasmáticas que producen inicialmente anticuerpos IgM y, finalmente, anticuerpos IgG.
Los patógenos también pueden entrar directamente en los folículos. Los linfocitos B lo detectan y pueden presentar el antígeno a los linfocitos T. Esto da lugar a un proceso conocido como coestimulación, en el que los dos tipos de células se activan mutuamente, de modo que el linfocito B puede convertirse en una célula plasmática y producir anticuerpos contra el patógeno.
La pulpa blanca también es importante en la forma en que el organismo se enfrenta a las bacterias encapsuladas, por ejemplo, Neisseria meningitidis, Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae. Las bacterias encapsuladas suelen tener una superficie muy lisa con una carga negativa, lo que reduce la capacidad de los fagocitos para adherirse y engullir las bacterias. Los linfocitos B de la pulpa blanca ayudan a opsonizar estas bacterias.
Pulpa roja
La pulpa roja constituye aproximadamente el 80% del parénquima del bazo. Está separada de la pulpa blanca por la zona marginal. La pulpa roja está formada principalmente por el tejido conocido como cordones, que es rico en macrófagos, y el seno venoso.
Las funciones de la pulpa roja incluyen:
- Eliminación de glóbulos rojos viejos, dañados y muertos junto con antígenos y microorganismos – los senos venosos tienen huecos en el revestimiento endotelial que permiten el paso de las células normales, las células anormales permanecen en los cordones y son fagocitadas por los macrófagos
- Fagocitosis de bacterias opsonizadas por los macrófagos
- Captura de plaquetas.
- Almacenamiento de glóbulos rojos en caso de hipovolemia; éstos pueden liberarse después de una lesión que provoque una pérdida de sangre
- Prenatalmente, es hematopoyético hasta aproximadamente el quinto mes de gestación, cuando la médula ósea se convierte en el principal lugar de hematopoyesis.
Relevancia clínica – Esplenomegalia
La esplenomegalia es un agrandamiento del bazo que puede estar causado por una infección, hipertensión portal, leucemia granulocítica (aumento de linfocitos y glóbulos blancos), anemias hemolíticas y granulocíticas, etc. El bazo no suele ser palpable en una exploración gastrointestinal, pero lo sería en este caso.
Para evaluar el tamaño del bazo, debe palparse el abdomen del paciente en diagonal desde la fosa ilíaca derecha (FID) hasta el LUQ, ya que tiende a agrandarse hacia la FID. Debe tratarse la causa subyacente de la esplenomegalia y, en algunos casos, puede sugerirse una esplenectomía (extirpación del bazo).
Relevancia clínica – Asplenia
La asplenia es la falta de un bazo funcional. Puede ser congénita o adquirida (debido a la esplenectomía). Los pacientes quedan inmunocomprometidos y, por lo tanto, corren un mayor riesgo de adquirir una infección por bacterias encapsuladas como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Neisseria meningitidis.
Para reducir este riesgo, a estos pacientes se les administran antibióticos profilácticos de por vida; inmunización contra los organismos mencionados y vacunas anuales contra la gripe. Deben buscar el consejo de un experto ante los primeros signos de infección.
Estos pacientes también llevan una tarjeta/colgante/pulsera de asplenia para alertar a los profesionales sanitarios sobre su estado.