Cuando se revise la prescripción, el médico puede sugerir que se deje de tomar el fármaco de una sola vez (para las personas que toman una dosis baja de antipsicótico) o una reducción más gradual (para las personas que toman una dosis más alta). En cualquier caso, el efecto sobre los síntomas de la persona debe vigilarse estrechamente.
¿A quién pueden ayudar los medicamentos antipsicóticos?
Los ensayos farmacológicos han demostrado que la risperidona tiene un efecto beneficioso, pequeño pero significativo, sobre la agresividad y, en menor medida, sobre la psicosis de las personas con enfermedad de Alzheimer. Estos efectos se observan cuando el fármaco se toma durante un periodo de 6 a 12 semanas.
Se pueden prescribir fármacos antipsicóticos a personas con enfermedad de Alzheimer, demencia vascular o demencia mixta (cuando suele ser una combinación de estas dos).
Si a una persona con demencia por cuerpos de Lewy (demencia con cuerpos de Lewy o demencia por enfermedad de Parkinson) se le prescribe un fármaco antipsicótico, debe hacerse con el máximo cuidado, bajo supervisión constante y con revisión periódica. Esto se debe a que las personas con demencia con cuerpos de Lewy, que suelen tener alucinaciones visuales, corren un riesgo especial de sufrir reacciones adversas (negativas) graves a los antipsicóticos.
Los fármacos antipsicóticos no ayudan con otros síntomas conductuales y psicológicos como la angustia y la ansiedad durante el cuidado personal, la inquietud o la agitación. Estos síntomas necesitan otros enfoques más individualizados.
Para las personas con síntomas conductuales y psicológicos de leves a moderados de cualquier tipo, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) recomienda que no se prescriban fármacos antipsicóticos en primera instancia. Los enfoques no farmacológicos descritos anteriormente deberían utilizarse para estos síntomas.
A las personas con síntomas psicóticos o agresivos graves se les puede ofrecer un medicamento antipsicótico en primera instancia, antes de probar los enfoques no farmacológicos. Los síntomas se consideran graves si se producen con frecuencia o si causan mucha angustia, por ejemplo, alucinaciones muy molestas. Los síntomas graves también incluyen comportamientos (como la agresión física) que suponen un riesgo inmediato de daño a la persona o a los demás que la rodean.
Por ejemplo, si una mujer con demencia se pone a veces irritable y grita al personal de la residencia, la mejor manera de gestionar su comportamiento es entender por qué está angustiada y cómo se comunica el personal con ella. Pero alguien que ha golpeado a otros residentes y al personal, causando lesiones, puede necesitar un tratamiento a corto plazo con risperidona junto con estos enfoques no farmacológicos.
Cuando se administra un antipsicótico para síntomas severos como estos antes de que se hayan probado enfoques no farmacológicos, la prescripción debe ser revisada después de 6-12 semanas.