Este gurú de la dieta perdió 20 libras comiendo dos libras de tocino al día

Dan Quibell construyó un imperio de la dieta a base de comer tocino

En octubre de 2015, Dan Quibell perdió casi 20 libras comiendo dos libras de tocino cada día. Cocinaba tanto que se tomaba chupitos de grasa de tocino porque no sabía qué más hacer con ella. ¿Perdió Dan una apuesta? ¿Esperaba abandonar este mundo mortal en un último resplandor de gloria de tocino? Lo creas o no, estaba tratando de comer más sano. Y su dieta de tocino de alguna manera logró reducir su presión arterial y mejorar su colesterol y la salud del hígado.

Si usted piensa que suena demasiado bueno para ser verdad, no está solo. El médico de Dan se sorprendió de que esta agresiva dieta cetogénica alta en grasas y baja en carbohidratos diera resultados tan positivos: «Dijo al menos cinco o seis veces: ‘No sé qué decir, excepto que siga haciendo lo que está haciendo'». Su programa de sólo cerdo facilitó también otros cambios positivos. Quibell me dijo que «se sentía mentalmente despejado todo el tiempo» y que tenía energía para realizar sesiones de entrenamiento de resistencia más largas en el gimnasio. Esto estaba muy lejos de sus infructuosos intentos de dietas basadas en plantas y de las mañanas de batidos de frutas que lo dejaban listo para una siesta antes del mediodía. Claramente, se había topado con una revelación dietética extremadamente improbable.

Mientras la cintura de Dan se reducía, sus seguidores en Facebook aumentaban. Inicialmente creó «El experimento del beicon» para compartir sus progresos con amigos y miembros de la comunidad de la dieta cetogénica que había conocido en Internet. Dice que entre doscientos y trescientos miembros le veían tomar esos tragos de grasa de tocino (que «sabían mejor de lo que pensaba») y le informaban de sus progresos. En la actualidad, Dan cuenta con una audiencia de más de 13.000 personas, muchas de las cuales publican actualizaciones sobre sus intentos de seguir sus pasos. «Dan, el hombre del bacon» sigue siendo una presencia activa, dirigiendo sesiones de preguntas y respuestas en directo y cocinando versiones con bacon de todo tipo de platos, desde el pavo navideño hasta los poppers de jalapeño.

Dan espera convertir ese éxito en las redes sociales en algo más grande. A principios de este año, lanzó «Más allá del experimento del tocino», un programa de dietas de 30 días en el que ofrece planes de comidas cetogénicas diseñados para inducir un estado de cetosis (que hace que el cuerpo queme grasa en lugar de azúcar para obtener energía) y entrenamiento individual por 67 dólares. Dado que los participantes en el programa pierden una media de tres kilos y que nuestro gusto colectivo por el beicon no va a desaparecer pronto, puede que tenga una oportunidad.

Dado que su viaje por la salud «empezó con la col rizada y terminó con el beicon», la rutina de desayuno de Dan ha sufrido algunos cambios radicales en los últimos años. Eliminar el pan tostado y las galletas fue una lucha menor, pero el amor de Quibell por el tocino mantuvo todo en perspectiva mientras aumentaba su dieta cetogénica: «una vez que me di cuenta de que podía comer ocho o diez trozos de beicon con mis huevos, no me pareció tan difícil». Hoy en día, el desayuno en sí es casi una idea de último momento: «Ya no me despierto con hambre… Paso la mitad del día y casualmente me hago el desayuno cuando tengo tiempo».

Pero el modelo de Quibell tiene algunos inconvenientes evidentes. Aunque Dan obtuvo la aprobación de su médico antes de embarcarse en su odisea con el beicon, la dietista titulada Solai Buchanan advierte que las consecuencias de una dieta tan saturada de sodio pueden ser nefastas. El tocino no sólo «carece de vitamina C y otros antioxidantes que reducen la inflamación y el riesgo de enfermedades crónicas», sino que también puede provocar «picos de presión arterial que precipitan eventos de salud importantes, como los accidentes cerebrovasculares.» Para un enfoque más responsable a la hora de experimentar con el tocino, Buchanan recomienda obtener suficientes «minerales saludables para el corazón, como el calcio, el potasio y el magnesio» y «añadir verduras y hortalizas bajas en carbohidratos para obtener la fibra adecuada.» Dan tomó un suplemento de magnesio y obtuvo cloruro de potasio a través de media cucharadita diaria de NoSalt para evitar los síntomas que resultan de comer demasiado tocino, como calambres en las piernas y posibles ataques de gota. Y aunque dice que la panceta tradicional gana en sabor «sin lugar a dudas», la mitad de su ración diaria estaba compuesta por panceta de lomo, un corte más magro que es similar al jamón. Si alguna vez ha sentido curiosidad por el bacon canadiense, esta es su oportunidad.

¿Qué busca un gurú del bacon como Dan en una pieza de cerdo curado? Recomienda a la gente que coma «lo mejor que pueda permitirse», lo que significa carne de cerdo local criado en pastos y no transgénico para su borrachera de bacon de treinta días. En el supermercado, Dan busca opciones con ahumado natural (idealmente de nogal americano o manzano), sin antibióticos y con la menor cantidad posible de azúcar y carbohidratos. «Algunos tienen media cucharadita de azúcar en cada pieza, mientras que otros tienen casi cero en dos o tres piezas», aconseja. Evidentemente, no todo el bacon es igual.

Aunque la filosofía de Quibell es que «todo sabe mejor con bacon», tendrás que sacarlo de la sartén y meterlo en el horno para convertirte en un verdadero maestro del bacon. Para las tandas grandes, dobla el tocino de corte grueso (ocasionalmente recubierto de pimienta negra para condimentar las cosas) por la mitad en una bandeja para galletas y lo coloca en un horno a 350 grados durante 40 o 45 minutos. La espera puede parecer interminable para algunos fanáticos del bacon, pero Dan afirma que su método probado y verdadero da como resultado una cocción uniforme y limita la formación de las nitrosaminas cancerígenas que dan mala fama a su comida favorita. «Una vez que hayas hecho el bacon en el horno, probablemente no volverás a freírlo en la sartén». Es una afirmación audaz, sin duda. Pero si alguien está cualificado para decirte cómo comer bacon, es el hombre al que le ha cambiado la vida.

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