¿Te han dicho alguna vez que probablemente tienes sangre vikinga por tu altura? O tal vez usted mismo haya hecho esta afirmación. Quizá la idea de los vikingos altos la obtenemos de los escritos de la época. En el año 921, Ibn Fadlan, que era un árabe viajero, se encontró con un pueblo llamado Rus, que era un grupo de origen sueco, y así es como los describió:
«He visto a los Rus cuando venían en sus viajes mercantiles y acampaban junto al Volga. Nunca he visto especímenes físicos más perfectos, altos como palmeras datileras, rubios y rojizos…»
Los vikingos no eran una nación propiamente dicha, sino diferentes grupos de guerreros, comerciantes o exploradores, todos ellos dirigidos por diferentes jefes. Vivían en Escandinavia, que hoy es Dinamarca, Noruega y Suecia. Los exámenes de esqueletos de diferentes lugares de Escandinavia han demostrado que la altura media de un hombre vikingo era de aproximadamente 1,70 metros y la de las mujeres de 1,70 metros. Incluso en la época vikinga, estas alturas no se consideraban especialmente altas.
Así que, en resumen, no los vikingos no eran especialmente altos. Tal vez el rumor de su fuerza y espíritu de lucha hizo que otros creyeran que eran gigantes imponentes. Se dice que la reputación de los vikingos hacía que la gente huyera de sus ciudades cuando veían acercarse un barco vikingo en lugar de defenderse.