No hay nada que se pueda hacer para prevenir la T1D. Actualmente, no se conoce ninguna cura.
La diabetes tipo 1 (T1D) es una enfermedad autoinmune que se produce cuando el páncreas de una persona deja de producir insulina, la hormona que controla los niveles de azúcar en sangre. La T1D se desarrolla cuando las células beta pancreáticas productoras de insulina son destruidas por error por el sistema inmunitario del organismo. La causa de este ataque aún se está investigando, aunque los científicos creen que puede tener componentes genéticos y ambientales.
A quién afecta la T1D
La diabetes tipo 1 (a veces conocida como diabetes juvenil) afecta a niños y adultos, aunque se puede diagnosticar a cualquier edad. Con un inicio típicamente rápido, la T1D debe controlarse con el uso de insulina, ya sea mediante una inyección o una bomba de insulina. Pronto, las personas dependientes de la insulina también podrán utilizar sistemas de páncreas artificial para administrar su insulina de forma automática.
Cómo se controla la T1D
La diabetes tipo 1 es una enfermedad que funciona las 24 horas del día y requiere un control constante. Las personas con T1D equilibran de forma continua y cuidadosa la ingesta de insulina con la alimentación, el ejercicio y otras actividades. También miden los niveles de azúcar en sangre mediante pinchazos en el dedo, idealmente al menos seis veces al día, o llevando un monitor continuo de glucosa.
Incluso con un régimen estricto, las personas con T1D pueden experimentar niveles de glucosa en sangre peligrosamente altos o bajos que pueden, en casos extremos, poner en peligro la vida. Todas las personas con T1D deben participar activamente en el control de su enfermedad.
La insulina no es una cura
Aunque el tratamiento con insulina mantiene con vida a las personas con T1D y puede ayudar a mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de los límites recomendados, no es una cura ni evita la posibilidad de que se produzcan efectos graves de la T1D.
La perspectiva de los tratamientos y la cura
Aunque la T1D es una enfermedad grave y difícil, las opciones de tratamiento a largo plazo siguen evolucionando, permitiendo a los enfermos de T1D tener una vida plena y activa. La JDRF impulsa la investigación para reducir el impacto de la T1D en la vida de las personas hasta que se consiga una cura.
Estadísticas
- Alrededor de 1,6 millones de estadounidenses padecen T1D, incluidos unos 200.000 jóvenes (menores de 20 años) y 1,4 millones de adultos (mayores de 20 años).1,5
- 64.000 personas son diagnosticadas cada año en EE.UU.2
- Se espera que 5 millones de personas en EE.UU. tengan T1D para el año 2050, incluidos casi 600.000 jóvenes.3
- Entre 2001 y 2009, hubo un aumento del 21 por ciento en la prevalencia de la T1D en personas menores de 20 años.3
- En los EE.UU., hay 16.000 millones de dólares en gastos sanitarios asociados a la T1D y pérdida de ingresos anualmente.4
- Menos de un tercio de las personas con T1D en los EE. UU. logran de forma constante los niveles de control de glucosa en sangre deseados.6
- Informe nacional de estadísticas de diabetes del CDC, 2020
- Rogers, et al. 2017. BMC Medicine 15: 199
- Dabelea, et al. 2014. JAMA 311: 1778-1786
- ADA 2018. Diab Care 41: 917-928
- Estimaciones de la JDRF
- Datos de intercambio de la T1D
Señales de advertencia
Los signos de advertencia de la T1D suelen aparecer repentinamente y pueden incluir:
- Somnolencia o letargo
- Sed extrema
- Orinar con frecuencia
- Olor a fruta en el aliento
- Aumento del apetito
- Respiración agitada o dificultosa
- Pérdida repentina de peso
- Cambios repentinos en la visión
- Azúcar en la orina
- Estupor o inconsciencia
.
Cómo es tener una T1D
Puede ser difícil y molesto. Puede ser una amenaza para la vida, y nunca desaparece. La T1D se ve afectada por cada bocado que comes y cada trote que haces. A pesar de ello, las personas con T1D sirven de inspiración al enfrentarse a los retos de la enfermedad con valentía y perseverancia, y no dejan que se interponga en su camino para alcanzar sus objetivos.