Llevan 42 años de relación y 36 de matrimonio.
Y Maury Povich y Connie Chung dicen esta semana a People que su amor es tan fuerte como siempre.
‘No hay necesidad de volver a hacerlo. Tal vez esa sea la razón por la que seguimos casados’, dijo Povich, de 81 años.
Y Chung, de 74 años, añadió: ‘Volvería a revivir cada momento’.
El presentador del programa de entrevistas de televisión sensacionalista Maury y la ex presentadora de noticias de la cadena se conocieron por primera vez casi una década antes de que comenzara su romance.
«En 1969, yo era una copista en una pequeña estación de televisión en Washington, D.C. y él era una gran estrella y yo sólo una niña», recordó Chung.
«Él era muy brusco y muy práctico. Nunca levantaba la vista. Yo pensaba: «Quizá algún día reconozca que soy un ser humano»», dijo. Trabajé allí durante dos años y luego me marché para lanzar mi carrera, y le dejé por los suelos».
Seis años después, Chung era presentadora en la filial de la CBS en Los Ángeles y Povich fue contratado para copresentar con ella… o como bromeó con People: ‘Yo era el segundo plátano de Connie.
En ese momento estaba casado con su primera esposa Phyllis Minkoff, con la que se había casado en 1962 y con la que tuvo dos hijas.
Por último, Povich fue despedido después de seis meses, pero la chispa entre él y Chung se había encendido.
«Siempre he dicho que la forma de llegar al corazón de Connie es, primero, que se compadezca de ti, y luego que te quiera. La pareja empezó a salir mientras sus respectivas carreras les llevaban por todo el país: Chung se forjó una exitosa carrera como presentadora de noticias a nivel nacional, pasando de una cadena a otra, y Povich consiguió su propio programa de televisión diario, que se lanzó en 1991 y que aún sigue en marcha.
«Siempre hemos respetado la carrera del otro y siempre hemos respetado el espacio y los valores del otro», explicó Povich.
Povich se divorció en 1979 y él y Chung se casaron en 1984.
En 1995, adoptaron un hijo Matthew, que ahora tiene 25 años.
Al preguntarle a la gente qué es lo que hace que su matrimonio funcione, Povich contestó: «Yo tengo una respuesta, Connie tiene otra».
Afirmó: «Sean cuales sean las discusiones o discusiones que se produzcan durante el día, una vez que la cabeza toca la almohada, se acaba y no se continúa a la mañana siguiente. Eso es realmente admirable, pero yo guardo rencor y tengo que seguir discutiendo, sea lo que sea», comentó Chung.