Función biomecánica de la fascia plantar
La fascia plantar sostiene el arco longitudinal del pie durante el apoyo estático. La separación de los metatarsos y el deterioro de la forma del arco se producen al seccionar la fascia plantar durante la postura estática simulada (Ker et al. 1987), lo que sugiere que la fascia plantar forma parte de un sistema de barras de unión transversal y longitudinal dentro del pie.
Durante la postura estática, el arco longitudinal medial se ha comparado con una armadura, en la que la fascia plantar actúa como elemento de tensión, o barra de unión, que conecta dos elementos de compresión (Hicks 1955). Al soportar el peso y la rotación interna de la tibia, la elongación del arco está restringida, en parte, por la tensión dentro de las estructuras plantares (Sarrafian 1987). Aunque todos los ligamentos plantares parecen ser importantes a la hora de restringir el movimiento, Huang et al. (1993) demostraron que la fascia plantar era la que más contribuía al mantenimiento del arco, y que la fasciotomía plantar provocaba una reducción del 25% en la rigidez del arco. Sin embargo, resulta interesante que el arco conservara el 65% de su rigidez original tras la resección de los ligamentos plantares largo y corto, el ligamento de resorte y la fascia plantar, lo que sugiere que otras estructuras, como la geometría ósea, pueden tener el mayor efecto sobre la estabilidad del arco longitudinal medial durante la postura estática. No obstante, durante la postura estática, se cree que la fascia plantar forma parte de un mecanismo pasivo capaz de modificar la rigidez del arco longitudinal medial en relación con la carga aplicada.
En condiciones de ausencia de carga, se ha demostrado que la dorsiflexión de los dedos de los pies aumenta la tensión dentro de la fascia plantar, lo que da lugar a la plantarflexión de los metatarsianos correspondientes y a la elevación del arco longitudinal medial; el llamado mecanismo de molinete (Hicks 1954). Sin embargo, en condiciones de carga, como durante la postura estática, la plantarflexión de los metatarsianos es resistida por la fuerza de reacción del suelo, y la elevación del arco se consigue mediante un movimiento complejo de supinación y rotación externa del pie y la extremidad inferior. Se cree que este patrón de movimiento aumenta la estabilidad del arco y que la activación del mecanismo de molinete es clínicamente importante durante el periodo de propulsión de la marcha.
Cuando la dorsiflexión de los dedos del pie va unida a la actividad de los músculos de la pantorrilla, como ocurre durante la postura terminal, la carga interna de la fascia plantar puede amplificarse de forma efectiva. Carlson et al. (2000) observaron que la dorsiflexión de la primera articulación metatarsofalángica más allá de 30° inducía cargas fasciales superiores a las del tendón de Aquiles cuando se simulaba la postura terminal (45% del ciclo de la marcha) aplicando cargas de hasta 500 N a través del tendón de Aquiles. Aunque los resultados son coherentes con los estudios de análisis del movimiento en los que se ha demostrado que se producen aproximadamente 20° de dorsiflexión del hallux antes de que se evidencie un aumento de la altura del arco (mecanismo del molinete), el modelo no tuvo en cuenta el efecto de soporte del arco de los músculos flexores intrínsecos y extrínsecos del pie. Se ha demostrado que los flexores digitales largos, y en particular el tibial posterior, ejercen una influencia de soporte del arco durante las pruebas cuasiestáticas (Kitaoka et al. 1997), que se amplía aún más una vez que el talón se eleva de la superficie de apoyo (Sharkey et al. 1998). Además, se ha informado de que el aumento de la altura del arco asociado al efecto molinete durante la marcha coincide con el pico de actividad muscular intrínseca, la reducción de la actividad del complejo gastro-sóleo, la reducción de la carga vertical, la plantarflexión del tobillo, el pico de fuerza de propulsión horizontal y el inicio del doble apoyo de las extremidades. En conjunto, estos factores actuarían para minimizar la carga interna de la fascia plantar (Wearing et al. 2006). Así, en lugar de producir un efecto de elevación del arco (molinete), la fascia plantar puede considerarse alternativamente como un coordinador dinámico del movimiento, que sincroniza eficazmente la dorsiflexión digital con la supinación del pie y la rotación externa de la pierna.