Clamydia

¿Qué es la clamidia?

La clamidia es una familia de microorganismos contagiosos. Algunas especies específicas pueden infectar diversos lugares del cuerpo, como los genitales, los ojos, los ganglios linfáticos y las vías respiratorias. En los países desarrollados, la clamidia trachomatis aparece más comúnmente como una infección genital de transmisión sexual, marcada por la uretritis en los hombres y la infección cervical en las mujeres.

El diagnóstico de la clamidia genital puede ser difícil, especialmente en las mujeres, porque la infección suele ser asintomática. En las mujeres, la infección no tratada puede afectar a las trompas de Falopio (salpingitis), lo que provoca un síndrome conocido como enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). La EPI aumenta el riesgo de cicatrización, que puede causar esterilidad y/o un mayor riesgo de embarazo ectópico (en las trompas). En los hombres, una infección no tratada puede provocar una epididimitis. En los países subdesarrollados, otros subtipos de clamidia causan infecciones oculares (tracoma), una de las principales causas de ceguera.

La clamidia pneumoniae es una causa común de neumonía leve; también se ha propuesto como posible causa de enfermedad arterial coronaria. La psitacosis -un tipo de neumonía que se produce en individuos expuestos a aves y plantas de procesamiento de aves- está causada por Chlamydia psittaci. Estos organismos son de un subtipo diferente a los que causan la infección genital.

¿Quiénes contraen la clamidia?

La clamidia es la enfermedad bacteriana de transmisión sexual (ETS) más común, que afecta a entre tres y cuatro millones de estadounidenses al año. Aunque es más común entre adolescentes y adultos jóvenes, cualquiera puede contraerla: la mitad de las personas sexualmente activas de entre 18 y 30 años pueden estar infectadas. Casi el 75% de todos los nuevos casos se dan en mujeres menores de 25 años.

Síntomas

• Enfermedad genital: dolor o ardor al orinar; posible enrojecimiento y picor en la uretra y sus alrededores.

• Secreción del pene o de la vagina

• Hinchazón dolorosa del escroto; ganglios linfáticos inflamados y dolorosos en la zona de la ingle.

• Dolor abdominal bajo.

• Cuando están afectados los ojos, inflamación del revestimiento de los párpados y de la membrana que cubre el blanco de los ojos (conjuntivitis).

• Neumonía por clamidia: fiebre, escalofríos, dificultad para respirar, tos.

• En los recién nacidos, dificultad para respirar y tos entrecortada, lo que indica una infección respiratoria por clamidia.

• Neumonía psitácida: fiebre alta (103°F a 106°F).

Otros síntomas van desde los de una gripe leve hasta los de una neumonía grave.

Nota: La mayoría de las mujeres infectadas y el 50% de los hombres infectados no experimentan ningún síntoma.

Causas/Factores de riesgo

• Las infecciones por clamidia trachomatis pueden transmitirse por relaciones sexuales vaginales o anales y por contacto oral-genital.

• La infección del cuello uterino en mujeres embarazadas puede causar infecciones oculares y respiratorias en los recién nacidos.

• Tocar los ojos con las manos contaminadas puede transferir la infección a los ojos.

• Las mujeres con clamidia tienen de 3 a 5 veces más probabilidades de infectarse con el VIH si se exponen al virus.

• La presencia de una ETS es siempre un factor de riesgo para otra, incluida la infección por el VIH.

¿Qué ocurre si no se hace nada?

La clamidia debe tratarse inmediatamente; de lo contrario, puede volverse crónica y provocar una extensa inflamación y cicatrización del tracto genital tanto en hombres como en mujeres. En las mujeres, las infecciones no tratadas pueden provocar una enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), que puede dar lugar a un embarazo ectópico e infertilidad, incluso en mujeres que nunca desarrollan una EIP clínica.

Diagnóstico

• Se toma una muestra de secreción uretral o cervical.

• Pueden detectarse rastros de ADN de clamidia en la orina mediante una nueva prueba.

• Las personas de riesgo -especialmente las menores de 25 años que son sexualmente activas- deben someterse a pruebas de detección cada seis a 12 meses, presenten o no síntomas.

• Debido a que la infección puede ser asintomática, las personas con múltiples parejas sexuales deben someterse a pruebas anuales, incluso si se sienten bien.

Nota: cualquier persona a la que se le diagnostique clamidia debe informar a sus parejas sexuales, que pueden ser tratadas también.

Tratamiento

Dado que los síntomas rara vez se presentan, las pruebas son la única forma de diagnosticarla con certeza. La buena noticia es que la clamidia también es fácil de detectar y tratar. A diferencia del herpes o el sida (ambos de origen viral), la clamidia puede curarse con antibióticos.

Se recetarán antibióticos, como la azitromicina o la doxiciclina, que deberán tomarse durante todo el tiempo. Se administrarán antibióticos a ambas parejas sexuales para la clamidia genital. Sólo uno de los miembros de la pareja puede presentar síntomas, pero ambos deben ser tratados.

La eritromicina es el tratamiento preferido para las mujeres embarazadas, las madres lactantes, los lactantes, los niños y los adultos que no puedan tolerar la tetraciclina.

Prevención

• Evite el contacto íntimo con personas infectadas hasta que la infección esté curada.

• Una relación sexual monógama con una pareja no infectada o la abstinencia total protegerán contra la infección genital; de lo contrario, utilice preservativos, otros métodos de barrera y espermicidas para ayudar a reducir el riesgo.

• Para prevenir la psitacosis, asegúrese de que cualquier ave importada o exótica de compañía ha sido puesta en cuarentena durante 30 días, y que las aves de la familia de los loros han sido tratadas con los antibióticos necesarios, antes de comprarlas.

Nota: los anticonceptivos orales no protegen contra las ETS e incluso pueden aumentar el riesgo de clamidia.

Cuándo debe llamar a su médico

Consulte a un médico si usted o su pareja experimentan síntomas de clamidia genital, si se le inflaman los párpados interiores o si presenta fiebre alta (más de 102°F).

Robert Hurd, M.D., Consejo Americano de Medicina Interna y Profesor de Endocrinología y Ética de la Atención Sanitaria, Universidad de Xavier, Cincinnati, OH. Revisión proporcionada por VeriMed Healthcare Network.