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Recientemente en el blog, hablamos de la importancia de la hidratación durante el embarazo. Pero incluso después del parto, el riesgo de desarrollar una deshidratación sigue existiendo para las madres lactantes.

Aquí tienes el porqué: No sólo aumenta la cantidad de líquidos que el cuerpo necesita cuando una madre está amamantando -la leche materna es casi un 90 por ciento de agua- sino que cada día, estos líquidos se pierden rápidamente cuando el recién nacido come. Es esta necesidad casi constante de equilibrar la hidratación lo que aumenta el riesgo de deshidratación después del parto.

¿Cuánta más agua deben beber las madres lactantes al día?

A los seis meses, las madres lactantes producen aproximadamente 750 mililitros al día de leche materna, pero esto puede variar drásticamente dependiendo de las necesidades del nuevo bebé (o bebés). Por ejemplo, una madre que amamanta a gemelos puede producir hasta 2 litros o más. O justo después del nacimiento, un recién nacido puede necesitar menos de 750 mililitros.

Entonces, ¿cuánto necesita beber una madre para evitar la deshidratación?

Bueno, esto varía para cada mujer. Pero una buena regla general es que las madres que amamantan deben beber tanto como lo hacían antes del embarazo – MÁS – la cantidad de líquidos que pierden cada día al amamantar. Por lo tanto, la madre lactante media debería ingerir 700 mililitros más de agua al día.

¿Cuáles son los riesgos de desarrollar deshidratación durante la lactancia?

Debido a la mayor necesidad de agua del cuerpo durante la lactancia, las condiciones que aceleran la pérdida de líquidos pueden provocar una deshidratación más rápida. Algunos ejemplos son:

  • Diarrea; vómitos
  • Sudación excesiva debido a la fiebre o al ejercicio
  • Enfermedades crónicas
  • Frío o gripe

Los síntomas de estas enfermedades aumentan la pérdida de líquidos y electrolitos. Por lo tanto, si los síntomas son prolongados o graves, las madres pueden necesitar complementar la pérdida de estos nutrientes para evitar la deshidratación.

Si está experimentando los síntomas de la deshidratación, no hay necesidad de alarmarse: los efectos inmediatos de la deshidratación leve o moderada en su bebé son mínimos, si es que hay alguno. Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que las madres producen el mismo volumen de leche, independientemente del estado de hidratación, y que ésta tiene el mismo contenido de macronutrientes. Sin embargo, se ha demostrado que la deshidratación severa disminuye el contenido de micronutrientes de la leche materna.

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