Arco, en arquitectura e ingeniería civil, miembro curvo que se utiliza para salvar una abertura y para soportar cargas desde arriba. El arco constituyó la base de la evolución de la bóveda.
La construcción de arcos depende esencialmente de la cuña. Si una serie de bloques en forma de cuña -es decir, aquellos en los que el borde superior es más ancho que el inferior- se colocan flanco con flanco de la manera mostrada en la figura, el resultado es un arco. Estos bloques se denominan dovelas. Cada dovela debe estar cortada con precisión para que presione firmemente contra la superficie de los bloques vecinos y conduzca las cargas de manera uniforme. La dovela central se llama clave. El punto a partir del cual el arco se levanta de sus soportes verticales se conoce como muelle o línea de resorte. Durante la construcción de un arco, las dovelas necesitan un apoyo desde abajo hasta que se haya colocado la clave; este apoyo suele adoptar la forma de un centrado temporal de madera. La curva de un arco puede ser semicircular, segmentada (consistente en menos de la mitad de un círculo), o puntiaguda (dos arcos de intersección de un círculo); también pueden utilizarse con éxito curvas no circulares.
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En la construcción de mampostería, los arcos tienen varias grandes ventajas sobre las vigas horizontales, o dinteles. Pueden abarcar aberturas mucho más amplias porque pueden hacerse con bloques de ladrillo o piedra pequeños y fáciles de transportar, a diferencia de un dintel de piedra masivo y monolítico. Un arco también puede soportar una carga mucho mayor que una viga horizontal. Esta capacidad de carga se debe a que la presión hacia abajo en un arco tiene el efecto de forzar las dovelas a juntarse en lugar de separarse. Estas tensiones también tienden a apretar los bloques hacia fuera de forma radial; las cargas desvían estas fuerzas hacia fuera hacia abajo para ejercer una fuerza diagonal, llamada empuje, que hará que el arco se derrumbe si no está bien apuntalado. Por ello, los soportes verticales, o postes, sobre los que se apoya un arco deben ser lo suficientemente macizos como para apuntalar el empuje y conducirlo hacia los cimientos (como en los arcos de triunfo romanos). Sin embargo, los arcos pueden apoyarse en soportes ligeros cuando se encuentran en fila, ya que el empuje de un arco contrarresta el de sus vecinos, y el sistema se mantiene estable siempre que los arcos de los extremos de la fila estén apuntalados. Este sistema se utiliza en estructuras como los puentes de piedra arqueados y los antiguos acueductos romanos.
Los arcos se conocían en el antiguo Egipto y Grecia, pero se consideraban inadecuados para la arquitectura monumental y rara vez se utilizaban. Los romanos, por el contrario, utilizaron el arco de medio punto en puentes, acueductos y arquitectura a gran escala. En la mayoría de los casos no utilizaban mortero, sino que se basaban simplemente en la precisión del tratamiento de la piedra. Los árabes popularizaron el arco apuntado, y fue en sus mezquitas donde esta forma adquirió por primera vez sus connotaciones religiosas. La Europa medieval hizo un gran uso del arco apuntado, que constituyó un elemento básico de la arquitectura gótica. A finales de la Edad Media se introdujo el arco escarzano. Esta forma y el arco elíptico tuvieron gran valor en la ingeniería de puentes porque permitían el apoyo mutuo de una fila de arcos, llevando el empuje lateral a los estribos en cada extremo de un puente.
Los arcos modernos de acero, hormigón o madera laminada son muy rígidos y ligeros, por lo que el empuje horizontal contra los soportes es pequeño; este empuje puede reducirse aún más estirando un tirante entre los extremos del arco.