Adenocarcinoma papilar de colon descendente en un perro: informe de un caso

INFORME DE UN CASO

Un Beagle de 8 años ingresó en el Hospital Veterinario «Governador Laudo Natel» de la UNESP ( Univ Estadual Paulista, Jaboticabal-SP, Brasil, con una historia de heces blandas desde que era un cachorro, hematoquecia durante cuatro años, y tenesmo y disquecia durante seis meses. El paciente ya había sido sometido a varios tratamientos con antibióticos, protectores gástricos, esteroides y dietas terapéuticas, pero sin ninguna mejora clínica significativa.

Se realizó exploración física, palpación abdominal, hemograma, perfil bioquímico (análisis de creatinina, nitrógeno ureico en sangre, alanina aminotransferasa, fosfatasa alcalina, proteínas totales y albúmina), examen fecal, ecografía abdominal y radiografía convencional y con contraste del tracto gastrointestinal. No se observaron alteraciones significativas, a excepción de la ecografía abdominal, en la que se observó un engrosamiento de la pared intestinal (porción final del colon descendente – 8,1mm) con capas intestinales conservadas, pero aumento de la ecogenicidad de la mucosa (Figura 1-A), sugestivo de colitis. Además, en la misma región, había una porción del colon con pérdida de la estratificación normal de las capas intestinales y ecotextura hiperecoica y heterogénea (Figura 1-B), sugestiva de neoplasia.

Figura 1 Imagen ultrasonográfica del colon descendente en un Beagle diagnosticado posteriormente de adenocarcinoma papilar intraluminal intestinal. (A): engrosamiento de la pared intestinal (8,1 mm), estratificación conservada y aumento de la ecogenicidad de la mucosa; (B): pérdida de la estratificación intestinal y ecotextura hiperecoica y heterogénea (flecha), sugestiva de neoplasia.

Se realizó una biopsia incisional mediante laparotomía exploratoria, durante la cual se obtuvieron muestras de las asas yeyunales y del colon descendente y se observó el engrosamiento de la pared de la porción final del colon (3 cm de longitud). El análisis histopatológico del material biopsiado reveló una enteritis linfoplasmocítica intestinal leve y un adenocarcinoma papilar de colon.

Se recomendó la realización de una enterectomía y enteroanastomosis para resecar el tumor y extirpar al menos dos ganglios linfáticos mesentéricos para una estadificación clínica precisa. Durante el procedimiento quirúrgico, se obtuvo un fragmento intestinal de aproximadamente 4 cm con una superficie negra y papilomatosa (Figura 2). Se recogieron otros 2 fragmentos, de 0,8 cm de diámetro, a partir de biopsias incisionales de dos ganglios linfáticos mesentéricos. Las muestras se sometieron al análisis histopatológico para la histogénesis y para determinar mejor los márgenes quirúrgicos y la afectación de los ganglios linfáticos. El análisis microscópico reveló una neoplasia exofítica maligna que se proyectaba hacia la luz intestinal, caracterizada por disposiciones papilares de células con pleomorfismo moderado, núcleos grandes e hiperteñidos y citoplasma eosinofílico y vacuolado; intercalada con células caliciformes y compatible con un adenocarcinoma papilar intestinal intraluminal. El análisis detectó márgenes quirúrgicos comprometidos pero los ganglios linfáticos estaban libres de lesiones metastásicas.

Figura 2 Fotografía de los cambios en la mucosa del colon descendente en un perro diagnosticado de adenocarcinoma papilar intraluminal. A pesar de realizar la osteotomía del pubis, la técnica no permitió la resección completa.

Además del procedimiento quirúrgico, se recomendó la quimioterapia adyuvante utilizando 300mg/m2 de carboplatino por vía intravenosa (cada 21 días, durante seis aplicaciones) y 12,5mg/m2 de ciclofosfamida por vía oral (cada 48 horas) alternado con 0.3mg/kg de piroxicam (cada 48 horas, durante seis meses).

En las siguientes revisiones y sesiones de quimioterapia, se volvió a evaluar a la paciente y se comprobó que su estado general era bueno; sin embargo, había mucha sensibilidad durante la palpación rectal y la defecación. Por lo tanto, se prescribieron 25mg/kg de dipirona y 3 mg/Kg de clorhidrato de tramadol (cada 8 horas). Como el propietario no informó de ninguna mejora clínica, se administraron 10mg/kg de gabapentina cada 12 horas, durante 30 días, pero sólo se observó una discreta mejora clínica. Por lo tanto, se prescribió 1 (una) cápsula de ETNA® (Gross, Brasil) cada 24 horas, durante 30 días. Después de siete días de medicación, el propietario informó de una mejora significativa de los síntomas de dolor y, por lo tanto, se suspendieron el clorhidrato de tramadol y la dipirona y se llevó a cabo una reducción gradual de la gabapentina hasta su completa suspensión. Después de 30 días, el paciente ya no mostraba dolor durante la palpación rectal y, después de 60 días, se suspendió el ETNA®.

Actualmente, el paciente se encuentra en buen estado general, con 24 meses de remisión clínica, y sin ninguna manifestación asociada a la neoplasia. El animal ha sido reevaluado cada 3 meses mediante exploración física general y específica, y análisis de imagen como radiografía de tórax y ecografía abdominal.

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