Aunque los perros suelen considerarse el mejor amigo del hombre, las botas de trabajo deben acercarse bastante. Las llevas todo el día, todos los días, y te ayudan a superar cómodamente cualquier condición en la que trabajes. Después de un agotador día de trabajo, no es de extrañar que tus botas no huelan a fresco. Sin embargo, hay algunas prácticas sencillas que puedes seguir para minimizar el «mal olor» y evitar que tus botas desarrollen olores graves.
Este artículo tratará sobre 6 ideas que puedes utilizar para evitar (o al menos ralentizar) que tus botas huelan.
1. Elige las botas adecuadas
La mejor práctica más importante (y obvia) para mantener tus botas con un olor fresco es comprar unas botas de trabajo adecuadas en primer lugar. Aunque las botas de trabajo modernas han ofrecido un nuevo nivel de protección y comodidad gracias a características como los forros aislantes y las tapas de seguridad, estas características también han disminuido la transpirabilidad de las botas. Esto significa que tus pies posiblemente sudarán más y antes mientras realizas tu jornada de trabajo. Algunos factores que puede tener en cuenta antes de comprar su próximo par de botas son:
- Las punteras de seguridad de material compuesto no conducen el calor como lo hacen las de acero y reducen la transpiración de sus pies. Lea los pros y los contras de los dos tipos aquí.
- Si necesita botas aislantes en su trabajo (es decir, si trabaja en una cámara frigorífica), las botas con cremallera le permiten abrir la cremallera parcialmente cuando sus pies se sobrecalientan para permitir la ventilación.
- El cuero es menos transpirable que los materiales sintéticos de malla/tejido, por lo que sus pies sudarán más. Si necesitas las ventajas que ofrecen las botas de cuero, como su mayor durabilidad, asegúrate de que la lengüeta sea de algún tipo de malla sintética, para que tus pies no queden totalmente bloqueados del flujo de aire.
- El cuero sintético barato es menos transpirable que el cuero natural, por lo que generalmente no es una gran elección.
Mantén tus pies limpios
Obviamente, la razón principal por la que las botas huelen proviene de la transpiración de tus pies. Al sudar y filtrarse la humedad en el material de la bota, las bacterias y los hongos prosperan en condiciones de calor y humedad. Si te lavas los pies a menudo con jabón antibacteriano eliminarás las bacterias y el olor que conllevan.
Cambia tus calcetines a menudo y no uses calcetines de algodón
Al igual que mantener los pies limpios, cambiar tus calcetines a menudo por un par nuevo reducirá la acumulación de bacterias malolientes. Cuando elijas tus calcetines de trabajo, evita el algodón si puedes, ya que absorbe la humedad (incluido el sudor), en lugar de alejarla de tu piel. Esto hace que huelan más rápidamente y dejará tus pies húmedos e incómodos. Los calcetines de lana o bambú son los mejores para absorber la humedad, por lo que los militares suelen elegir calcetines de merino.
Botas alternativas
En un post anterior hablamos de cómo tener un par de pares de botas y usarlas en «días alternos» ayuda a que tus botas duren más, ya que les da la oportunidad de secarse adecuadamente después de cada uso. Otra ventaja de practicar esto, si tu presupuesto te lo permite, es que como la humedad y el sudor tienen la oportunidad de evaporarse, las bacterias no se acumularán tan rápidamente y tus botas se mantendrán con un olor fresco durante más tiempo.
5. Guarda tus botas en un lugar ventilado y luminoso
Después de cada uso, guarda tus botas en un lugar donde se puedan ventilar y secar adecuadamente. Las bacterias prosperan en lugares oscuros y húmedos, como los armarios exteriores. Para acelerar el secado de tus botas, puedes rellenarlas con papel de periódico o medias llenas de bicarbonato. Hay un par de consejos más para secar tus botas en este post.