6 sorprendentes cambios en el cuerpo cuando dejas los carbohidratos

Los carbohidratos simples, como los que se encuentran en las galletas, los dulces y las patatas fritas, son La Soltera del mundo de la alimentación. Le proporcionarán una emoción rápida, pero sabe que son malos para usted, y está garantizado que se sentirá un poco culpable después.

Y, sin embargo, todavía no podemos romper nuestra adicción a ellos. (Y es una adicción, según ciertos estudios.) Peor aún, incluso si eres cuidadoso con la ingesta, podrías quedarte atónito al darte cuenta de la cantidad que realmente estás comiendo. Hay casi tantos carbohidratos en una sola galleta de chocolate como en un tazón de avena!

Con los carbohidratos tan omnipresentes -y tan difíciles de resistir- ¡Come esto, no aquello! se pregunta qué le ocurre a tu cuerpo si renuncias a ellos. Descubra cuánto tiene que ganar -y perder- en este exclusivo informe especial.

1. Cuando dejas los carbohidratos… empiezas a quemar grasa

Inmediatamente. La reducción de la ingesta de carbohidratos densos en calorías reduce automáticamente la cantidad de calorías que estás consumiendo diariamente, lo que obliga a tu cuerpo a quemar la grasa almacenada alrededor de tu sección media para obtener energía, en lugar de los azúcares que toma de los carbohidratos.

¡Come esto! Consejo: Haz ejercicio por la mañana antes de desayunar. Esto obliga a su cuerpo a quemar la grasa almacenada, en lugar de los alimentos que ha comido antes en el día. Para eliminar aún más la grasa, beba té Pu-erh, que se ha descubierto que reduce las concentraciones de grasa en la sangre.

2. Cuando dejas los carbohidratos… sientes menos hambre

No son las calorías las que sacian tu hambre, son los nutrientes: fibra, proteínas y grasas saludables. Desgraciadamente, los carbohidratos refinados simples carecen de los tres, incluso cuando llenan tu cuerpo de calorías rápidas y baratas. Así que no importa cuánto comas, tu cuerpo irá en busca de más comida. El resultado: una persona más lenta y hambrienta, que es más probable que se sumerja en el cajón de los bocadillos.

¡Come esto! Consejo: Empieza el día con un alimento rico en proteínas y grasas, como el yogur griego, los huevos revueltos con verduras o el pudín de chía, y reducirás el hambre.

3. Cuando dejas los carbohidratos… tu vientre se aplana

Una de las primeras cosas que notas cuando sustituyes los carbohidratos simples por alimentos ricos en fibra es que tu vientre puede aplanarse. La razón: La mayoría de los estadounidenses sólo ingieren 15 de los 25 a 38 gramos recomendados al día, según el Instituto de Medicina. Como resultado, los microbios intestinales sanos que nos mantienen delgados tienen menos que picar, y los microbios no saludables -que se dan un festín con el azúcar- toman el control. Esos son los pequeños bichos que provocan la hinchazón y hacen que el vientre parezca más grande de lo que realmente es. «Aumentar la fibra puede ayudar a promover una regularidad saludable», dice Isabel Smith, MS, RD, CDN, dietista registrada y fundadora de Isabel Smith Nutrition.

¡Come esto! Consejo: Empieza con cambios sencillos que te parezcan naturales. Cambia el pan blanco por el integral o añade algunas judías a los tacos y a los salteados. Y si tienes hambre entre las comidas, recurre a los frutos secos. «Los frutos secos son una gran fuente de fibra y grasas saludables, que pueden ayudar a combatir la inflamación del cuerpo y también favorecen la digestión», añade Smith.

4. Cuando dejas los carbohidratos… reduces el riesgo de diabetes

Los carbohidratos simples están hechos de azúcares simples, y comer demasiados puede causar estragos en tu cuerpo tanto a corto como a largo plazo. Cuantos más carbohidratos de digestión rápida consuma, más insulina producirá su páncreas, lo que a la larga puede provocar resistencia a la insulina y diabetes de tipo 2, según Smith.

¡Come esto! Consejo: Los carbohidratos complejos ricos en fibra son más difíciles de digerir para tu cuerpo, lo que evita los picos de azúcar en sangre que provocan la liberación de insulina. «Cuanto más bajo y estable sea el nivel de azúcar en sangre, menos insulina se liberará de forma constante y más sensibles a la insulina serán nuestros tejidos, lo cual es bueno», explica Smith. Por lo tanto, reducir los carbohidratos simples significa que podrá mantener los niveles de azúcar en sangre estables y reducir el riesgo de diabetes.

5. Cuando dejas los carbohidratos… tus músculos se hacen más fuertes
Casi todos los alimentos del mundo son más saludables que los carbohidratos simples: desde las hamburguesas y los filetes hasta el yogur e incluso el helado. En parte, esto se debe a que los carbohidratos simples carecen de proteínas, los componentes básicos de los músculos (y un factor clave para la salud del cabello, las uñas y la piel). Al llenar su cuerpo con proteínas y otros nutrientes, le está dando lo que necesita para crecer sin tener que encontrar calorías adicionales.

¡Come esto! Consejo: Si suele tener hambre entre las comidas, intente sustituir esos dulces de la máquina expendedora por tentempiés ricos en proteínas que alimentarán su cuerpo y le darán energía estable para la tarde que le espera.

6. Cuando abandona los carbohidratos… se siente con más energía

No todos los carbohidratos son malos, por supuesto. Tu cuerpo necesita carbohidratos para funcionar correctamente, y son especialmente importantes para una adecuada función cerebral y muscular. Al cambiar los carbohidratos simples por un combustible más duradero -frutas y verduras, pan integral, avena, arroz integral, quinoa y otras opciones integrales- se asegurará de tener un flujo constante de energía y evitará los altibajos que provocan los carbohidratos simples. Ya no necesitarás hacer malas elecciones de alimentos como forma de obtener energía rápida, y no te arrastrarás durante esas horas de la tarde.

¡Come esto! Consejo: La cantidad mínima segura de carbohidratos es de unos 50 gramos diarios, según la Clínica Mayo; evita bajar de esa cantidad si quieres evitar grandes bajones de energía. Una taza de avena y medio plátano es todo lo que se necesita para alcanzar ese total.

Este artículo apareció originalmente en ¡Come esto, no aquello!

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