Una de las franquicias más populares de la NFL ha tenido abundantes estrellas.
La franquicia nació en 1960 y fue uno de los ocho miembros originales de la American Football League. Y ahora los Silver and Black están de nuevo en movimiento ya que los Raiders llamarán a Las Vegas su hogar en 2020. De Oakland en el 60 a Los Ángeles en 1982, de nuevo a Oakland en 1995 y ahora a la Ciudad del Pecado, la franquicia tiene un público bastante fiel independientemente de dónde juegue sus partidos.
También ha tenido una enorme cantidad de talento en su plantilla a lo largo de los años, aunque estos días las cosas han sido un poco escasas cuando se trata de llegar a la postemporada. El club ha llegado a los playoffs sólo una vez desde 2003 y no ha ganado la AFC Oeste desde 2002. Pero el entrenador en jefe Jon Gruden está en su tercer año en su segunda etapa con la franquicia y el equipo está mejorando.
Como con muchas de las mejores organizaciones de la liga, recortar la lista a 10 jugadores no es fácil. Y en este caso, hubo una adición única.
Jack Tatum, S
Con el tiempo sería el autor de un libro titulado «Me llaman asesino». El ex back defensivo de Ohio State, Jack Tatum, jugó para el legendario entrenador en jefe Woody Hayes mientras estaba con los Buckeyes. Ya sea en la universidad o en el fútbol profesional, se podría decir que fue el defensa más físico que jamás haya pisado el campo. Y algunos dirían que pudo haber jugado un poco al límite.
Por supuesto, hubo un gran golpe sobre el receptor de los Vikings, Sammy White, en la Super Bowl XI. Y hubo las desafortunadas circunstancias durante la pretemporada de 1978 en las que un golpe dejó paralizado al receptor de los New England Patriots, Darryl Stingley. Pero ese momento sombrío nunca debe restar importancia a la excelencia del jugador, que recogió 30 pases y recuperó ocho balones perdidos en nueve temporadas con Oakland y obtuvo tres invitaciones al Pro Bowl con los Silver and Black.
Tatum terminó su carrera en 1980 con los entonces Oilers de Houston. Logró siete intercepciones y otras dos recuperaciones de balones perdidos. Y, sin duda, al ejecutor físico le resultó más fácil ser compañero de equipo de Earl Campbell que tirarlo al suelo.