Pablo se lanza a una nueva metáfora en este versículo, pero su tema sigue siendo la disposición a dejar de lado los derechos y libertades personales por el bien de los demás. Este texto continúa argumentando que los cristianos de Corinto deberían estar dispuestos a dejar de comer carne ofrecida a los ídolos, aunque sean libres de hacerlo, si eso hace tropezar a los más débiles en la fe (1 Corintios 8:1-7).
La nueva metáfora de Pablo compara el vivir al servicio de Cristo con una competición atlética. Probablemente tenía en mente los juegos olímpicos, así como los juegos ístmicos que se celebraban cada dos años en Corinto. Las carreras a pie eran un evento común en tales competiciones. La sociedad corintia era muy competitiva.
En ese contexto, los lectores de Pablo estarían de acuerdo en que en cualquier carrera sólo gana un corredor. Para qué participar si no se va a intentar ganar? Pablo les insta a hacer lo necesario para ganar. Su punto no es que sólo un cristiano puede tener éxito, espiritualmente hablando. O que estemos en una competencia contra hermanos y hermanas en Cristo. Pablo se refiere sólo al esfuerzo y la dedicación exhibidos por los atletas: eso es lo que el creyente debe duplicar en su búsqueda de Cristo.
Los siguientes versículos explorarán lo que se necesita para que los corredores ganen las carreras y para que los cristianos tengan éxito al vivir para Cristo.
Arquidia Mantina
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